Velasco cuenta cómo conoció a Bachelet y dice que "esta pega ha sido difícil"

<P>El ministro de Hacienda, Andrés Velasco, mostró ayer su lado íntimo. En un encuentro con estudiantes de la Universidad Adolfo Ibáñez, contó cómo partió al exilio junto a su familia después del golpe de 1973; cómo este hecho afectó su visión del mundo y los momentos difíciles que ha tenido que enfrentar durante su gestión.</P>




"En 2005, alguien me invitó a conocer a la candidata. Y patudamente le dije: 'doctora, si le puedo ayudar en algo, si le puedo escribir una notita de un tema que le sirva, aquí estoy disponible'. Y una cosa lleva a la otra". Así recuerda el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, el momento en que conoció a Michelle Bachelet y cómo llegó tomar las riendas de su equipo económico.

En un distendido encuentro con estudiantes de la U. Adolfo Ibáñez, Velasco relató ayer pasajes de su vida.

Golpe y servicio público: "Tenía 13 años para el golpe. Si uno tenía un dejo de curiosidad intelectual, tenía inevitablemente que preguntarse por qué diablos ocurrió esto en Chile. Me tocó vivir la hiperinflación, el desabastecimiento, la mega depresión del año 75, y desde lejos, la mega depresión del 82, la violencia política y el desplome económico. Uno se preguntaba por qué pasan estas cosas y, acto seguido, qué debería hacer un país para que esas cosas no ocurran", comentó y dijo que ese hecho profundizó en él la vocación de servicio público que su padre, el académico de la U. de Chile y dirigente del Partido Radical, Eugenio Velasco, le inculcó desde niño.

El exilio: Un viernes 6 de agosto, a los 16 años, Velasco jugaba a la pelota en las canchas del Grange School. Llegó su amigo y compañero de colegio Pablo Halpern y le dijo "me llamó tu mamá, no te pudo ubicar, a tu viejo se lo llevaron". Había sido detenido y su fin era el exilio. "No sé si es el único, pero hay un antes y un después de ese momento", señaló.

Ya en EEUU, estudió becado en un colegio privado. Luego, ingresó a la U. de Yale, obtuvo su doctorado en Economía en Columbia y dos post doctorados en el MIT y Harvard. "Tuve una gran suerte (...), me gané la beca Pinochet, que es una manera elegante de decir el exilio", ironizó.

En cuanto pudo, visitó Chile. En 1987 hizo parte de su tesis en Cieplan, luego trabajó en la campaña del No, y posteriormente el entonces ministro de Hacienda, Alejandro Foxley, lo llevó a la cartera.

Su regreso a Hacienda: En 2006 dejó su cátedra en Harvard para liderar Hacienda. "Esta es una pega difícil", admitió, sobre todo en la primera etapa: "esos años de auge del cobre fueron difíciles indudablemente (...) a veces es más difícil administrar un auge que un período de vacas flacas. Había gente de todos los lados que querían gastarse plata".

Si bien reconoció que desde fines de los 90 "hemos crecido menos", recalcó que a medida que los países se vuelven más ricos se expanden más lento y lo que importa es el crecimiento per cápita, que "no ha cambiado tanto".

Las tareas pendientes: Es optimista. A su juicio, "a Chile no le queda mucho para tener el ingreso de un país desarrollado y por eso es tan importante que hagamos este último salto". Indicó que faltaavanzar en calidad de la educación, mayor participación en el mercado laboral, en innovación y tecnología y en reforma del Estado. Eso sí, advirtió que "estamos en una etapa en la cual la complejidad política de las reformas pendientes, evidentemente, es mayor".

¿Qué hará cuando deje el cargo? "No tengo la menor idea", responde y da luces: "Hacer clases en una universidad es servicio público, escribir un buen libro es servicio público, estar en el gobierno ciertamente que es servicio público. ¿Cuál de todas las anteriores me depara el futuro? Me encantaría saber".

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