Veracruz, el terror y los narcos
<P>Fueron 35 cuerpos desnudos y apilados frente a un centro comercial en la turística ciudad mexicana de Veracruz los que llamaron la atención. Pero al recorrer la ciudad surge otra historia: el cartel de Los Zetas lleva seis años asesinando y dominando ese puerto. Sólo que esta vez se enteró el mundo. </P>
El ruido de las cucharas del café golpeando los vasos no para ni un minuto mientras habla Ramón. Sorbe una y otra vez su café mientras explica cómo un día empezaron a aparecer los muertos, cómo se vaciaron los hoteles, las playas y las cantinas o cómo los distintos gobernadores han dejado actuar al "narco" durante años.
El ruido del metal golpeando el cristal no se detiene mientras los meseros van y vienen con las jarras escanciando el café y la leche, como si fuera una catarata, sobre el vaso. Queda claro que llamar al mesero golpeando el vaso con la cuchara es una tradición que tiene más de 200 años, como dice el gigantesco cartel de la fachada, pero después de un rato, el ruidito es insoportable.
"Aquí está todo podrido; policía, jueces, políticos, el ejército…", explica Ramón, cabeza de una de las familias acaudaladas de Veracruz y con varios negocios relacionados con el turismo.
-¿Conoce el restaurante Arumbamba? El que está ahí delante -me pregunta.
-No.
-Ejecutaron al gerente en el local. ¿Y lo del acuario?
-Tampoco
-Pusieron un artefacto y murió un turista. Ninguna de esas noticias salió en el periódico o se dio como un incidente menor.
-¿Usted paga 'derecho de piso'?- pregunto.
-Aquí todos pagamos extorsiones de uno u otro tipo- contesta.
Por supuesto que el nombre de Ramón es falso. Así me lo ha pedido. De otra forma, ni siquiera se hubiera sentado a hablar conmigo.
Hoy se oyen las conversaciones más que nunca. A pesar de que no faltan los viejos de guayabera y sombrero, el local está más vacío que de costumbre y se escuchan más las voces que el ambiente. Como dice Federico, otro parroquiano, "ya ni los gringos vienen por putas".
Y es que entre el 20 de septiembre y el 20 de octubre en esta ciudad ha pasado de todo. Y casi nada bueno. En menos de un mes llegó un nuevo cartel a la ciudad, aparecieron 35 cuerpos tirados en una calle, un grupo paramilitar se presentó a través de YouTube, se encontraron 32 cadáveres más, dimitió el procurador del Estado, aparecieron 12 nuevos muertos, el gobierno decidió enviar al Ejército y, para rematar, se encontraron 17 cuerpos más. En total, 96 muertos y la sensación de que la "guerra", que afecta a todo México, llegó a Veracruz.
Así que la charla con este empresario veracruzano parece el diálogo de Santiago Zavala y Ambrosio en 'La Catedral' preguntándose: ¿En qué momento se jodió esto?
El resto de las entrevistas debo hacerlas dentro de un coche o sin grabadora. Eso es el miedo. También que a las plazas y restaurantes dejara de ir la gente. O que no lleguen los turistas. O que los periodistas de policial abandonen en bloque sus puestos de trabajo tras el asesinato de dos reporteros. Porque todo eso pasa en Veracruz mientras en el café La Parroquia no cesa el sonar de las cucharas al golpear los vasos.
A varias cuadras de la mítica cafetería, en la esquina de Costa Verde y Juan Pablo II, hay una cruz, un ramo de flores y varias veladoras. En este lugar, muy cerca del malecón, Brighet se sentaba cada noche a esperar clientes con su minifalda, sus mechas rubias y sus tacones transparentes. "Era la alegría del lugar. Tan guapa como cara, eh", precisa la vendedora de periódicos que compartía esquina con ella.
Su cuerpo apareció desangrado y golpeado, a finales de septiembre, en mitad de la calle. Estaba tirada sobre una macabra pirámide de cuerpos, carne y sangre, abandonada a plena luz del día.
Esta vez, los sicarios ni siquiera esperaron a que llegara la noche. A las cinco y media de la tarde, bajo un sol abrasador, dos camionetas se detuvieron en mitad de la calzada del Bulevar Adolfo Ruiz Cortines, una de las calles más transitadas de la ciudad. Se bajaron dos conductores, abrieron las portezuelas traseras y dejaron caer 35 cuerpos, que quedaron tendidos como animales. Los asesinos huyeron tranquilos. Todo frente a un centro comercial, en la turística zona de Boca del Río.
El tráfico quedó cortado, la gente bajó de sus autos y los celulares empezaron a tomar una foto tras otra. Poco después empezaron a correr por internet un sinfín de fotos de los cuerpos desnudos sobre el asfalto.
Según las autoridades, "todos ellos con un largo historial en actividades vinculadas al crimen organizado como secuestro, extorsión, homicidio o narcotráfico". Todos del cartel de Los Zetas.
Al día siguiente, un grupo denominado "Matazetas" se atribuyó la masacre con un video colgado en internet en el que se denominaba el "brazo armado" de un pueblo que, cansado de la violencia de Los Zetas, había llegado para acabar con ellos.
Pero Brighet no era de esas. Ella era sólo el travesti más famoso de Veracruz. La misma que alguna vez amenazó con hacer pública la lista de todos sus poderosos clientes si la policía no la dejaba trabajar en la calle en paz. "Era muy agradable y no es cierto que estuviera metida en nada. Ella sólo hacía su trabajo y se iba", explica esta mujer morena y chaparra que serpentea entre los vehículos con los periódicos bajo el brazo.
Pocos días después se supo que los muertos no tenían antecedentes y que sólo cinco de los 35 habían pasado por la comisaría alguna vez por robos de poca monta.
Así que lo que la calle ya sabía, que Brighet jamás tuvo nada que ver con los Zetas, intentó ocultarlo el procurador Reynaldo Escobar que tuvo que dimitir poco después al descubrirse el embuste. Aquel día a Brighet la mataron dos veces. La primera por los sicarios y la segunda mancillada con la mentira de las autoridades. Un síntoma más de que en Veracruz "hace tiempo que todo está mal", como dice Ramón.
Aunque no está muy claro cómo se llegó a esta podredumbre, según los expertos, y con muchos matices, la situación actual se resume así: el estado de Veracruz, el tercero más poblado de México -siete millones de habitantes-, es estratégico para los carteles de la droga gracias a su ubicación, ideal para conectar Centroamérica con Estados Unidos sin pasar por el DF. Además, tiene el puerto comercial más importante de México y 684 kilómetros de costa sin control en el Golfo.
Desde hace seis años, con la llegada del gobernador del PRI, Fidel Herrera, el cartel de Los Zetas creció como la espuma a lo largo de todo el estado. Al principio sólo controlaban el trasiego de droga. Luego empezaron a manejar el tráfico de migrantes, más tarde pasaron a cobrar el 'derecho de piso' (un eufemismo para referirse a la extorsión que se cobra a los dueños de los negocios), y terminaron controlando la piratería y a los vendedores ambulantes.
Nadie generaba un peso en Veracruz sin dar cuenta a Los Zetas. Sin embargo, este era el lugar en el que no pasaba nada, la región con menos muertos del país y donde ni siquiera se sentía la "guerra" emprendida por el Presidente Felipe Calderón, que asola otras regiones.
"Se dejó Veracruz a Los Zetas. Involuntariamente…, quiero suponer", dijo Calderón en referencia a Fidel Herrera, el antiguo gobernador y hombre fuerte del PRI, el partido que más opciones tiene de volver a la presidencia del país en 2012.
Pero algo pasó en 2010, con la llegada del nuevo gobernador, Javier Duarte, que las cosas cambiaron. La versión oficial dice que el cartel de Sinaloa llegó para tomar la plaza. El caso es que a partir de 2011, Veracruz se ha visto afectado por asesinatos y tiroteos. Desde "halcones" (jóvenes dedicados a la vigilancia en las calles al servicio de un cartel) a taxistas, agentes aduaneros, policías, periodistas o turistas.
En junio, unos sicarios entraron en la casa de Milo Vela, periodista del diario Notiver, el más importante de Veracruz, y vaciaron los AK-47 contra él, su mujer y su hijo. Un mes después fue su compañera Yolanda Ordáz la que apareció asesinada. Paralelamente, fueron apareciendo en la ciudad cuerpos sobre los que ninguna madre preguntaba y ninguna autoridad daba explicaciones.
Hasta que en agosto un artefacto explotó junto al acuario de Veracruz, el más grande de México, y mató a un turista. Aquello marcó un antes y un después. Si bien no había parado el goteo de muertes, esta vez el atentado era indiscriminado y golpeaba donde más duele: el turismo. Poco después, fueron los 96 cuerpos encontrados en una semana. Según los datos del gobierno, en los últimos cuatro años, 453 personas murieron en Veracruz en ejecuciones relacionadas con el crimen organizado. Sólo en los 10 meses que van de 2011 son más de 200, según los medios locales.
Para completar el cuadro hay que incluir el panorama que se vive a nivel nacional. Desde que llegó a la presidencia en 2006, el gobierno de Calderón ha hecho de la "guerra" contra el crimen organizado el eje central de su mandato y para ello ha desplegado más de 40.000 soldados en algunos de los estados calientes.
"Estamos muertos de miedo", cuenta entre lágrimas Andrea, compañera de los periodistas Milo y Yolanda. "He ido a dos funerales de compañeros y no quiero ir a más. Mis padres, mi marido, … todos me dicen que lo deje. Porque a los carteles que se están peleando la plaza ya no les vale con matar, sino que lo hacen con saña, descuartizando a las víctimas, metiéndoles los testículos en la boca, asesinando a su familia", explica en el coche, único lugar donde se siente segura para hablar. Reporteros Sin Fronteras denunció que en lo que va del año han sido ejecutados ocho periodistas y califica a Veracruz como "el nuevo epicentro del terror".
"Después de semanas de zozobra hemos vuelto a la normalidad. Se trata de un problema nacional que ha alcanzado a Veracruz", defiende Gina Domínguez, vocera del gobernador Duarte. "Hemos despedido a una corporación entera de policías que trabajaban en la ciudad, así como dos unidades de tránsito que sospechábamos estaban coludidos con el crimen organizado. Se han subido sueldos (un policía cobra US$ 680) y se han unificado los mandos a través del programa 'Veracruz seguro'", explica. "Veracruz es la tercera economía del país y eso lo convierte en un lugar interesante para la delincuencia. Pero ya estamos alcanzando la normalidad. Aquí las cosas funcionan".
El sector turístico es menos optimista. Desde la Cámara de Comercio explican que "las ventas se desplomaron entre un 40% y un 70% por la inseguridad".
-¿Aló?
-Han aparecido cinco cuerpos en un lote baldío- les avisan a los fotógrafos de El Semanal sobre nuevos cadáveres a las afueras del puerto.
-Vamos para allá.
-No, no vengan. Se los llevaron hace tres horas al forense.
A esa misma hora los alumnos de la escuela que tenemos al lado realizan un simulacro para saber cómo actuar en caso de 'balacera' o 'atentado'. Siguen las indicaciones con la cara pegada al suelo. No han pasado ni dos horas del optimista discurso de la vocera y aquí las cosas son todo, menos "normales".S
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