Viajes. Casablanca, redescubriendo un valle premium

<p>Santiaguinos y porteños tienen este valle único a un paso. De hecho, miles de automovilistas transitan a diario por él, sin jamás detenerse y bajarse a conocerlo. Su oferta para el turismo es buena, sabrosa y variada. La invitación es a descubrirlo.</p>




CAMINO A TUNQUEN este verano prometí desviarme. No lo hice en el momento, es cierto, la recta en bajada pasado el túnel Zapata y, justo antes del segundo peaje, incentiva a seguir raudamente sin detenerse. El mar llama. Pero algunas semanas después, acá estamos, recorriendo el Valle de Casablanca, tan cercano a Santiago (60 km) y mucho más a Valparaíso y Viña del Mar (50 km) y que tan pocos chilenos exploran. Por estos días, cuando la época estival termina y empieza la ansiada vendimia, nos topamos con bastantes turistas. Pero en su gran mayoría, extranjeros.

Famoso por la potencialidad de sus vinos blancos, tenga certeza de que acá podrá probar verdaderos manjares, pero si es parte de esa gran mayoría que prefiere las cepas rojas, no se espante, todas las viñas ofrecen vinos producidos por ellos en otros valles y, además, extraordinarias sorpresas como Merlot, Syrah, Pinot Noir o ensamblajes elaborados en las más de 4.500 hectáreas que hay plantadas en Casablanca.

Descendiendo la mencionada recta después del túnel, la primera viña que se asoma es Veramonte -acceso señalizado a la derecha antes del peaje-, que destaca por su imponente construcción. Aunque moderna, es un homenaje al Mercado Central capitalino y posee una gran terraza desde donde se domina parte de los viñedos que, en esta época están en todo su esplendor. Su dueño, Alejandro Huneeus, pasa gran parte del tiempo en Napa, EE.UU. donde es propietario también de viñedos Quintessa. Aquí se ofrecen varios tipos de tours (¡desde $ 4.000!), de lunes a viernes, a las 10.30, 12.30 y 15.00. Sábados y domingo, 10.30 y 12.30 y pueden combinar visitas por la casona, su curiosa y llamativa colección de descorchadores de 1800, a recorridos por viñedos y bodegas. La tienda ofrece buenas ofertas (como cuatro vinos reserva por $ 15.000), además de souvenirs y productos gourmet. Acaban de realizar una alianza con Turistik -ese bus que realiza recorridos por Santiago- para visitar el valle.

Para todo un día

Es cierto que en un recorrido de un día uno puede pasar por varias viñas. Y que cuando se ha hecho un tour, donde explican el proceso del vino, su elaboración, guarda en cuba o barricas, ya se ha conocido todo y no hay grandes diferencias entre una viña y otra. Lo distinto está en las degustaciones. Así que la recomendación es: vaya con alguien que maneje por usted, para poder catar y diferenciar las vedettes del valle.

Pero si lo que busca es no moverse mucho, la Estancia El Cuadro, en el sector de El Trapiche, es el lugar indicado, donde incluso puede venir con niños, algo no muy habitual cuando se anda en ánimo vitivinícola. Se trata de un enorme proyecto enoturístico, con restaurante, museo y medialuna, entre otros. ¿Cómo es un día aquí? Parte con su arribo tipo 10.30 ú 11.00. La casona es una construcción deslumbrante, perteneciente a la familia Meiss, podrá hacer un paseo en un carruaje francés por los viñedos, visitar el jardín de cepas, con más de 25 variedades, degustar sus propios vinos y visitar el Museo del Vino, una recreación a la antigua del proceso de cosecha y elaboración, hecho con figuras de madera a tamaño natural. Un imperdible que disfrutan grandes y chicos. Dependiendo del clima, sigue un show folclórico en la medialuna y el almuerzo a la carta en el restaurante. Además de una copa de regalo, hay consumo libre de vinos. ¿Precios? $ 42.000 por adulto y $ 20.000 por niño. También tienen una tienda con venta de vinos y productos gourmet. Y, si lo desea, puede sólo visitar el museo o pasear en carruaje.

De regreso a la Ruta 68, pero sin necesidad de entrar a ella, sino tomando la caletera llegará a Viñedos Emiliana, un sitio con una magia y un encanto muy particular. Llegamos justo cuando una veintena de turistas de cruceros disfrutaba de un almuerzo (se hacen siempre con reserva previa y para grupos) bajo la fresca sombra de frondosos árboles y un esquinazo les daba la bienvenida. La viña se sustenta -y funciona- bajo los conceptos de agricultura orgánica y biodinámica. Aquí no se utilizan pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales y estos se reemplazan por productos naturales. Por ello, no es raro ver entre viñedos gallinetas, gallinazos y hasta alpacas, que controlan plagas y pestes. Para el abono, legumbres aportan nitrógeno al suelo. La viña es un lujito para los ojos de cualquier turista. Rodeada de cuidados jardines, una casa-tienda de dos pisos de ondulada arquitectura y terrazas con grandes vistas, ofrecen unos tours que son un chiche para cualquier pareja: picnic orgánico, por ejemplo, donde entregan una canasta con una botella de la línea Novas, dos de agua mineral, dos trozos de queso orgánico, pan integral, frutos secos. Obviamente, junto a dos copas, un descorchador, mantel y servilletas de tela, todo por $ 28.000. Hay recorridos con desgustaciones, o sólo catas pero que tienen su must: vino y quesos orgánicos y vino y chocolates naturales, de sabores como albahaca, limón de Pica o clavo de olor, en ambos casos, con cuatro vinos y cepas, por $ 11.000 por persona. También hay degustaciones a ciegas, con seis tipos de vinos, venta de vino por copa y toda la línea de precios rebajados, incluidos la línea Winemaker, el excelente Coyam y el premiun Gé.

¿Vamos a almorzar fuera?

Suele ser un panorama para muchos. House of Morandé, el restaurante ligado a la viña del mismo nombre es una gran alternativa familiar. Del todo recomendable es optar por el menú degustación que, por $ 18.900, ofrece dos entradas, dos platos de fondo y un postre, todo lógicamente maridado con un vino diferente y acorde con la elección. ¿Algunas tentaciones recomendadas por su propio chef, Felipe Espinosa? Cebiche de ostiones, camarones y pescado del día; risotto negro con tinta de calamar; y osobuco de Wagyu.

Otra buena alternativa está en el restaurante Tanino, de la Viña Casas del Bosque (hay que ingresar al pueblo de Casablanca y seguir los carteles que hay junto a la plaza). También ofrece un menú degustación ($ 25.000) con cinco opciones. La viña cuenta con muchas alternativas para disfrutar, desde un tour corto ( $ 12.000 con degustación), catas, visitas un mirador, con botella de vino, copa y frutos secos ( $ 16.000), picnic para dos con sándwiches gourmet y paseos en coloso.

Hacia Algarrobo

Por la Ruta 68 pero tomando el desvío hacia Algarrobo hay un secreto que cada vez lo es menos entre familias que buscan un sitio donde almorzar con niños y, además, entretenerlos. Puro Caballo, en el pueblo de Lagunillas, es el proyecto de la familia Moya, criadores de caballos chilenos por casi un siglo, y que decidieron abrirse al turismo. Tienen un estupendo restaurante chileno que pasa lleno cada fin de semana (y eso que llegar no es sencillo). Es un sitio de buen gusto y sencillo; con suelo de tierra, un fogón-parrilla constantemente encendido, donde abundan las carnes, costillar, se ofrece pastel de choclo y ese pan amasado con pebre que dan ganas de repetirse una y otra vez. También hay una medialuna donde se realizan shows ecuestres y presentaciones (ver calendario en la web: purocaballo.cl), especialmente ideados para turistas que vienen en cruceros, además de paseos en caballo para niños y adultos.

Ahora, si lo que quiere es disfrutar de un fin de semana, pasando la noche entre los viñedos, pero, además, atendido como sultán, la Viña Matetic acondicionó su casona colonial -tiene un siglo- para recibir pasajeros. Son siete exclusivas y elegantes suites, con terraza privada, decoradas por Max Cummins. Tiene varios espacios de ocio y lectura, obviamente para disfrutar con una copa en la mano, además de una grata piscina. Tanto placer tiene su precio: las suites dobles cuestan US$ 460 e incluyen desayuno estilo brunch y cena con vino premium, tour y degustación. La viña también realiza tours diarios (desde $ 10.000 con cata de dos vinos premium a $ 34.000 con almuerzo en su destacado restaurante Equilibrio.

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