Villa Baviera: el nuevo estilo de vida y los planes para el futuro que hacen los colonos
<P>El emblemático restaurante del recinto es administrado por un joven que consiguió su trabajo por internet. Acaban de instalar TV satelital y los jóvenes que han ido a la universidad ya suman una veintena. Sin embargo, dos facciones se comienzan a disputar el control del ex enclave.</P>
En 2006, Felipe Muñoz Aguilera vivía en EE.UU., tenía 24 años y no tenía nada que ver con Parral ni con colonos alemanes. Fue entonces cuando vio un reportaje de TV sobre Villa Baviera, el enclave que Paul Schäfer había dirigido con mano de hierro y que entonces comenzaba a sacudirse su poder. Felipe se sintió atraído por "los paisajes y el ánimo de las nuevas generaciones".
Nacido en Viña del Mar, hoy Muñoz está a cargo del restaurante de Villa Baviera y define su trabajo como "intenso y desafiante". ¿Qué pasó? "Conseguí la casilla electrónica de Ana Schkellerkamp (ex coordinadora del enclave), le envié un email y me quedé esperando. Ya había perdido las esperanzas, pero después de un año recibí una llamada telefónica. Viajé a conocer el lugar. Cuando me ofrecieron hacerme cargo del restaurante, pedí permiso para salir de la sala, encendí un cigarro, me di unas vueltas y acepté el desafío". Asegura que no se ha arrepentido.
Esta historia refleja, en buena parte, cómo están enfrentando hoy sus vidas los 150 residentes de Villa Baviera.
Hoy por hoy, entrar al lugar es como hacerlo a cualquier zona rural de Chile. En el predio es común ver jóvenes rubios y vestidos a la antigua, navegando en internet o manipulando el control remoto del sistema de TV digital recién adquirido.
No es todo: tras un acuerdo con el Fisco, los colonos se aprestan a retomar el control de buena parte de las propiedades del ex enclave -hasta ahora bajo embargo-, para darle usos productivos.
El futuro
Hoy, lejos del riguroso secreto de antaño, el proyecto que parece quitarles el sueño a viejos y jóvenes en el reducto germano de Parral ya no es ocultarse del mundo, ni oponerse al ingreso de extraños: quieren instalar un hotel al interior de Villa Baviera.
Una medida de cómo sus vidas han cambiado la dan los propios relojes que los colonos llevan en sus muñecas: los administrativos tienen horarios de oficina y los que trabajan en el campo parten su jornada a las 9.00. Nadie trabaja más de ocho horas diarias. Uno de ellos, Erick Schreiber, subraya que "ahora se respetan las ocho horas. En tiempos de Schäfer se alargaban los horarios, se exageraba eso".
Una veintena de hijos de colonos e hijos de chilenos residentes ya han estudiado afuera, en las Ues. de Chillán y Concepción. Eligieron carreras como Pedagogía, Enfermería, Ingeniería, Electrónica, Administración, Turismo o Veterinaria, que son útiles para los habitantes.
Cuando se produjo la detención de Schäfer, en 2005, algunos optaron por irse. Schreiber fue uno de ellos, pero regresó a los pocos meses: "Cambié de oficio. Pasé de la cocina a trabajar en Prodal (una de las firmas de Villa Baviera) y me hice cargo del área de carnicería", cuenta.
El nuevo mapa de poder
Al interior de Villa Baviera casi todos reconocen que las relaciones están mejor. Sin embargo, el regreso de los ex escoltas de Schäfer al lugar abrió un escenario de pugna respecto de cómo manejar el recinto.
Fuentes del ex enclave consultadas por este medio señalan que "todo iba bien hasta que uno de ellos, Friedhelm Zeitner (uno de los custodios de Schäfer cuando estuvo oculto en Argentina) decidió volver a circular en la ex colonia".
Según esta versión, Zeitner mantiene familiares en Villa Baviera y asumió un puesto importante en Abratec, otra de las firmas del ex enclave.
"Cada vez que pisa Villa Baviera se asoma un conflicto", dice otro colono, que solicita no entregar su nombre.
El tema de fondo parece ser que al interior de Villa Baviera siguen existiendo dos corrientes: por una parte, los seguidores del pastor Edwal Frank, que dirige la secta denominada de la Lluvia Tardía, que tiene una cantidad importante de seguidores en la ex colonia. Del otro lado de la balanza están los llamados "progresistas", que son menos, pero están más vinculados a la administración de las firmas del ex enclave. Un detalle no menor es que los cerca de 40 ancianos del recinto depositan sus confianzas en ellos.
Uno de los miembros de esta nueva generación, el chileno residente Víctor Briones, resume uno de los dilemas que enfrentan: "No puedo salir de Villa Baviera, siento un compromiso con los más adultos, pero eso no quita que también haga ver para dónde va la mirada de futuro del predio".
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