Wojciech Jaruzelski, último Presidente comunista de Polonia: "Del capitalismo lo que más me gusta son las tiendas llenas de cosas"

<P>La figura de Jaruzelski, quien hoy se define como socialdemócrata, aún genera controversia por la ley marcial que instauró en 1981 para aplacar las revueltas opositoras. Pero no lamenta haber tomado esa decisión, "porque a la larga Polonia salió ganando".</P>




El general Wojciech Jaruzelski (86) duerme cada noche con dos soldados en la puerta de su casa. El último líder comunista de Polonia aún genera enorme controversia por la ley marcial que instauró en 1981 para aplacar las revueltas de la oposición. Fue un comunista duro, pero también una de las manos que desmontó el régimen después. En 1990 abandonó voluntariamente el poder, para permitir la celebración de los primeros comicios libres, que ganó Lech Walesa, uno de sus más duros enemigos políticos. Los intentos de que un tribunal le haga pagar por medio centenar de muertes documentadas y decenas de miles de detenidos han caído en saco roto debido a su avanzada edad. Polonia celebra este año sus 20 años de democracia, pero Jaruzelski no se arrepiente de nada.

La imagen que queda de usted es la de un militar anunciando ante las cámaras la supresión de derechos de forma cautelar. ¿Qué pasaba por su cabeza en esos momentos?

Fueron horas muy difíciles para mí, antes de dictar la ley marcial incluso pensé en suicidarme. Sabía que tenía que tomar una decisión y hasta hoy estoy pagando el precio. Pero no lamento haberlo hecho, porque a la larga Polonia salió ganando.

Usted intentó reformar el comunismo desde dentro. ¿Cree que esa ideología puede aplicarse en un sistema democrático?

Desde luego que si se toma la versión más radical (del comunismo) el resultado es impracticable. Pero es posible transformar el comunismo de manera pacífica, como en Polonia. Un ejemplo de esa simbiosis está en países escandinavos como Suecia: sobreviven ideas de Marx, como el preocuparse por las personas, pero manteniendo el libre mercado.

Usted fue criado en una familia católica y pudiente e incluso fue deportado a Siberia por los soviéticos. ¿Cómo terminó siendo un líder comunista?

Yo fui educado en este sentimiento anticomunista, especialmente fuerte en los años más duros del estalinismo. Existe un dicho polaco: sólo las vacas no cambian de opinión. Nunca dejé de evolucionar y pensar en cómo el comunismo podía acabar con las desigualdades.

Y ahora se define como un socialdemócrata. Es un viaje largo desde el comunismo.

Lo mismo ocurre con la socialdemocracia: yo fui un hombre del sistema anterior, eso que usted llama comunismo, pero que yo creo que es mucho decir. Gradualmente la realidad me ha hecho socialdemócrata.

Después de tratar con líderes soviéticos, como Breznev, ¿cuándo se dio cuenta de que Gorbachov era algo distinto a todo lo anterior?

Breznev reflejaba la vieja manera de entender el mundo, era el equivalente a un fósil. Gorbachov empezó una nueva era. Desde el principio él y yo estuvimos de acuerdo en que había que hacer reformas profundas y hallamos resistencia.

¿Qué es lo que más le gusta del capitalismo?

Las tiendas llenas de cosas.

El Presidente Kaczynski ha dicho que hay que depurar a los comunistas. ¿La sociedad polaca está tan dividida como sus políticos?

La sociedad estuvo, está y estará dividida. El alzamiento contra los alemanes provoca distintas opiniones. Con la ley marcial que instauré ocurre algo similar, pero creo que la mayoría de la gente cree que está justificada. Pero al final, la biología hace su trabajo: siempre hay menos viejos que vivieron eso y más jóvenes que no fueron testigos. Y así se está llegando a una versión que no es favorable para mí a través de la propaganda.

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