¿Y si a Descartes lo hubiesen envenenado?
<P>Pilar del racionalismo, el hombre del "Pienso, luego existo" murió hace 360 años en la corte de la Reina Cristina de Suecia. Dicen que fue neumonía, pero hoy un académico alemán acusa asesinato. Prenda o no su hipótesis, trae de vuelta a un personaje singular, tal como lo hizo la reedición en DVD de <I>Cartesius</I>, el filme de Roberto Rossellini.</P>
René Descartes, creador del pensamiento metódico y pilar de la filosofía moderna, era hasta el 11 de febrero de 1650 un distinguido huésped de la corte de la Reina Cristina, en Estocolmo. Pero el día señalado, sin que en apariencia pudiese evitarse, el reputado sabio murió a los 53 años. Una neumonía fue la versión oficial, basada en la carta que el embajador francés Pierre Chanut, compatriota del occiso, envió a la princesa de Bohemia ocho días después del fallecimiento.
Pero, ¿y si no hubiera sido así? ¿Y si a Descartes lo hubiesen envenenando?
El alemán Theodor Ebert, profesor de filosofía en la universidad de Erlangen, publicó en el 2009 el libro La muerte misteriosa de René Descartes (2009). Y el pasado 11 de febrero, a exactos 360 años de los hechos, declaró sin rodeos a la revista francesa Books: "René Descartes fue asesinado".
"La versión oficial no se ajusta bien a los síntomas constatados en los reportes sobre la enfermedad", señala Ebert, quien cita cartas de los contemporáneos de Descartes, Johann van Wullen y Henri Schluter.
El doctor van Wulllen, agrega el denunciante, cuenta que al examinar la orina del pensador poco antes del deceso, concluyó una muerte inminente. "Esto quiere decir sin duda que había sangre en la orina. Y eso no es un síntoma de neumonía, sino de envenenamiento, en particular de arsénico. Van Wullen cuenta además que Descartes se hizo preparar un emético y que lo bebió para provocarse un vómito. ¿Qué conclusión se puede extraer sino que el filósofo, que conocía bien la medicina de su tiempo, creyó haber sido envenenado?".
¿Y quién sería el envenenador? Ebert acusa a François Viogué, capellán de la embajada francesa en Estocolmo y misionero de una congregación pontificia. Habría actuado por su cuenta y "muy probablemente cometió el asesinato a través de una hostia envenenada el 2 de febrero de 1650, día de la fiesta de la purificación de la Virgen".
Viogué estaba convencido de que la metafísica del católico Descartes se avenía mejor con la "herejía" calvinista y era un obstáculo para la conversión al catolicismo de la monarca sueca protestante. Además, Viogué no quiso darle la extremaunción a Descartes.
La indagación de Ebert trajo de vuelta a un pensador cuyo Discurso del método se sigue estudiando en colegios y universidades. Un rescate análogo fue llevado a cabo por el sello de DVD Criterion, que en 2008 reeditó Cartesius, el filme rodado en 1974 por Roberto Rossellini para la TV italiana. Sin duda, las aulas, las habitaciones y los exteriores, así como los utensilios, usos y prácticas de época desplegados en el filme, otorgan la posibilidad de ponderar con más elementos el aporte de este francés educado por los jesuitas.
Descartes se apoyó en la matemática como la más infalible de las disciplinas y a partir de ella quiso refundar la metafísica y renovar la filosofía. Eso sí, sin faltarle el respeto a la Iglesia Católica, de la que no dejó de considerarse feligrés.
El mundo fue para él un libro abierto, por lo que conoció y recorrió multitud de ciudades. Es lo que muestra, por lo demás, la cinta de Rossellini, que no es una apología. Incluso, llegó a formarse la idea de que Descartes era "un hijo de perra, un cobarde, un flojo. Alguien más bien repulsivo, por supuesto, nada simpático. Pero eso no me importa. Era inteligente".
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