Yo, marinero, en la ribera mía...
HAY UNOS versos del poeta y dramaturgo español Rafael Alberti en su “Elegía del niño marinero”, que nos remite a la ribera... Dice: “Yo, marinero, en la ribera mía, / posada sobre un cano y dulce río / que da su brazo a un mar de Andalucía / sueño en ser almirante de navío, / para partir el lomo de los mares, / al sol ardiente y a la luna fría”. Fue el lector Patricio Meléndez S. quien me llevó a rescatar este sencillo poema de Alberti. Escribe que el artículo “Laguna de Aculeo perdió el 55% de su superficie de agua en cinco años”, publicado el lunes 14 de diciembre, incluye una fotografía cuya lectura dice al pie: “(…) situado en el camping Bahía Club Pintué, en la rivera de la laguna”. El lector agrega que “puede que el error no sea garrafal, sino un simple problema al pulsar letras que son vecinas en el teclado, pero lo grave es que muchas personas podrían creer que la ribera de una laguna se escribe con uvé: rivera”.
No importa si garrafal o no, porque los errores son, finalmente, faltas que se pueden atribuir a un descuido o a desconocimiento. Orilla o ribera es el borde de un cuerpo de agua, que puede ser la orilla del mar, de un río -como “la ribera mía”...- o de un lago.
Rivera, en cambio, tiene un significado menos conocido en nuestro medio, pero que también posee una raíz relacionada con los recursos hídricos: una corriente natural de agua que normalmente fluye con continuidad, pero que a diferencia de un río tiene escaso caudal, que incluso puede desaparecer en el verano, cuando hay menos lluvia.
También existen los apellidos Ribera (José de Ribera, el pintor español) y Rivera (Diego Rivera, el muralista mexicano) pero, claramente, la orilla de la laguna de Aculeo es una ribera, con letra be (nombre que recomienda la Ortografía académica de 2010) o be alta, como se decía antes.
Un tema de contextoEl refrán “donde fueres haz lo que vieres”, tiene valor lingüístico porque contiene dos formas del tiempo futuro del modo subjuntivo, que ya casi no se emplean en la lengua de uso cotidiano. Pero, más allá de esta rareza, el refrán entrega una recomendación que suele ser muy válida: es necesario acomodarse a las costumbres y usos del país en el que uno se encuentra.
El lector Rodrigo Zárate Soriano señala que “cuando leo la sección de Deportes de La Tercera suelo encontrarme con formas de redacción o, derechamente, con palabras y modismos propios de España, que distraen y confunden. Uno puede acostumbrarse a que algunos textos se refieran a la “liga”, en lugar de los términos habituales ‘torneo’ o ‘campeonato’, pero creo que los excesos son incómodos”. Indica que en una nota del 6 de diciembre, titulada “El último gallito por el título”, aparecen expresiones “como ‘empatáis a dos’ o ‘ya os lo dije, cinco minutos...’. Puede que se trate de construcciones correctas, pero en Chile creo que confunden”.
Sí, desde luego que no hablamos así en Chile. Son formulaciones que no se escuchan en la calle. Pero, en el contexto de este entretenido artículo de conversación, donde también se reproducen chilenismos de toda hechura y tamaño, no molesta mayormente que alguien, como el “chico” Jerez, se exprese como si fuera Félix Lope de Vega y Carpio.
Ricardo Hepp
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.