La llamativa inserción de empresarios y ejecutivos para influir en la oposición
Llama la atención que los firmantes urjan a programas y listas parlamentarias unitarios, sin tomar en cuenta que forma parte de la esencia de una democracia que existan distintos proyectos políticos, y en la medida que estos no encuentren suficientes puntos en común lo natural es que busquen competir a través de su propia diferenciación.
Justo en momentos en que se ve cada vez más difícil que Republicanos/Libertarios y Chile Vamos confluyan en una lista parlamentaria común, un grupo de 167 empresarios, variados profesionales y ejecutivos irrumpió en la escena pública con una inserción -publicada en El Mercurio- titulada “Carta abierta a José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Johannes Kaiser y a los dirigentes y candidatos al Congreso de la oposición al gobierno”.
La gran preocupación de quienes suscribieron el documento es la falta de unidad que se advierte en el sector de la derecha y cómo ello pone en riesgo un triunfo electoral para dejar atrás el negativo legado de este gobierno. “Si actuamos unidos tenemos la oportunidad histórica de ganar la presidencia y el congreso para lograr ese cambio. Si lo hacemos desunidos corremos el riesgo de perder ambos y profundizar la crisis que enfrenta Chile, con la Presidencia a cargo de una militante del Partido Comunista y un congreso afín a sus ideas”. De allí que exhorten a los candidatos presidenciales para que “posterguen sus legítimos intereses y pongan a Chile primero y trabajen unidos por un programa y una lista parlamentaria”.
La carta pública ha sido objeto de amplios cuestionamientos políticos, sobre todo desde el oficialismo -que no han dejado pasar la oportunidad para remarcar que otra vez “los poderosos de siempre” se arrogan el derecho a pautear a sectores de la derecha-, pero también en la propia oposición se han observado voces disconformes, que rechazan lo que ven como maniobras intervencionistas en decisiones que deben estar en manos de los propios partidos. Es decir, el tono y oportunidad de la inserción han terminado perjudicando al propio sector político que se busca favorecer.
Se trata sin duda de una inserción llamativa, la que desconcierta no solo porque no parece estar logrando ninguno de los objetivos políticos que se propuso, sino porque además los patrocinantes al parecer tampoco calcularon sus efectos, al dar pie para que algunos conjeturen que sectores empresariales estarían buscando presionar a un determinado bloque, quebrando la frontera entre negocios y política.
Por otra parte, al buscar atribuirse una suerte de voz protagónica dentro del mundo empresarial inevitablemente terminan despotenciando a las propias asociaciones gremiales que representan al empresariado, que son justamente las que deberían llevar la voz en aquellas materias que a este sector le preocupan. En ese orden de cosas, lo esperable es que estas inquietudes se hubiesen tratado de canalizar a través de las respectivas instancias gremiales, aprovechando la experiencia que estas tienen para plantear materias con una mirada país; sin embargo, ello no se hizo así.
Es decidor en todo caso que ninguno de los grandes gremios haya levantado hasta aquí los puntos que han hecho presentes los firmantes de la inserción, seguramente porque su contenido no es del todo compartido o bien porque se podría ver como una forma de abanderizarse con un determinado sector político.
Este urgente llamado a los principales candidatos de oposición para postergar sus legítimos intereses y trabajar unidos por un programa y lista parlamentaria tiene además la dificultad de aparecer reaccionando de manera muy alarmista frente a lo que son las dinámicas propias de la política. En efecto, forma parte de la esencia de una democracia que existan distintos proyectos políticos, y en la medida que estos no encuentren suficientes puntos en común lo natural es que busquen competir a través de su propia diferenciación. Esto puede llevar a que en ocasiones no coincidan las expectativas de los ciudadanos versus la de los partidos, pues mientras los primeros valoran los gestos de unidad, los segundos buscan ante todo ganar elecciones y perfilar proyectos políticos de largo plazo, y para ello necesariamente tendrán que competir, marcando sus diferencias.
Por lo demás, cabe considerar que de acuerdo con la experiencia electoral, no siempre la unidad garantiza un triunfo. Así ocurrió en la elección de constituyentes en 2021, donde a pesar de que Chile Vamos y Republicanos fueron en una sola lista, obtuvieron uno de sus peores resultados en la historia. Además del clima muy adverso que enfrentaba la derecha por esos años, hubo otras consideraciones que valdría la pena examinar con cuidado.
Por eso pretender forzar una unidad allí donde esta todavía no se ha logrado producto de legítimas diferencias ideológicas -también de rencillas o personalismos- denota a lo menos cierta ingenuidad y es desconocer los tiempos propios de la política, más allá de las loables intenciones que puedan animar a los firmantes.
Lo último
Lo más leído
2.
3.
4.
Contenidos exclusivos y descuentos especiales
Digital + LT Beneficios$1990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE