De borrado a indiscutido y figura: cómo Gustavo Álvarez y Charles Aránguiz rescataron a Lucas Assadi en la U
Congelado en el inicio del torneo y cuestionado por su irregularidad, el futbolista de 21 años parecía haber perdido su lugar en Universidad de Chile. Pero entre consejos del Príncipe, trabajo extra y la confianza renovada del entrenador, el 10 azul resurgió justo a tiempo: hoy es clave en la ofensiva del equipo laico.
El 14 de marzo, en el empate 1-1 de la U ante Audax Italiano en La Florida, Lucas Assadi fue uno de los ausentes en el terreno de juego. El joven volante, una de las promesas más importantes de la cantera de Universidad de Chile en los últimos tres años, no sumó ni un minuto. En la rueda de prensa, Gustavo Álvarez fue directo: “Cuando uno se inclina por un jugador, siempre es por rendimiento. En un puesto uno puede tener dudas entre dos o tres jugadores, pero lo que inclina la balanza es lo que uno ve en la semana”. Así, el futbolista de 21 años permanecía congelado.
El panorama parecía desalentador para el nacido en Puente Alto. Hasta mayo, apenas acumulaba 58 minutos en el torneo local, y aunque había tenido un poco más de protagonismo en la Copa Chile, con 225 minutos y tres titularidades, sus números distaban mucho de lo esperado para un jugador que alguna vez fue considerado una joya. Dentro del directorio de Azul Azul ya se encendían las alarmas por su desvaloración. Algunos incluso se cuestionaban si entregarle la camiseta 10 tan pronto no había sido una presión innecesaria. “Quizás entregarle un dorsal tan importante, cuando aún no se consolidaba en el primer equipo fue una presión innecesaria y afectó su rendimiento, fue una de las autocríticas que resonaron.
Hasta que vino la sorpresa desde Juan Pinto Durán. El nombre de Assadi comenzó a rondar en la selección chilena. Ricardo Gareca, quien desde la primera convocatoria que hizo en marzo del año anterior lo tuvo entre los “convocables”, dio un paso decisivo y lo incluyó en la nómina para los partidos contra Argentina y Bolivia en la doble fecha FIFA de junio. Un movimiento que sorprendió, ya que los números no justificaban plenamente su convocatoria. Sin embargo, desde la Roja explicaron que el argentino valoró su disposición, constancia en los entrenamientos y la confianza que el cuerpo técnico tenía en sus cualidades. Incluso, había enviado a miembros de su staff a observarlo durante prácticas en el CDA.
El mentor
En la U cambió el rumbo. Surgió la figura de Charles Aránguiz como una suerte de mentor. El Príncipe fue clave para que “Luquitas”, como le decían, dejara atrás las distracciones y se enfocara en madurar. Ambos comenzaron a compartir momentos dentro y fuera de la cancha. Fue tanta la cercanía que el cuerpo técnico tomó nota, y Gustavo Álvarez decidió sacarlo del congelador. El primer gesto fue simbólico: algunos minutos ante Botafogo por la Copa Libertadores.
Ese impulso continuó. Además de entrenar en el CDA, Assadi comenzó a trabajar fuera del club con un equipo de apoyo personal, incluyendo psicólogos y preparadores físicos. “He estado trabajando por fuera… el tema de la confianza creo que la he ido aumentando”, reconoció semanas después.
El momento de quiebre fue el 31 de mayo, cuando el volante anotó un gol ante O’Higgins, celebrando emocionado hasta las lágrimas. “Necesitaba este gol para mí, para mi confianza y seguir con ritmo”, confesó tras el partido, palabras que fueron refrendadas por el técnico: “Es una alegría que todo jugador que viene peleando de atrás entre y tenga un buen rendimiento”.
Con el tiempo, el resurgimiento se consolidó. Assadi no solo ganó minutos sino que también empezó a adaptarse a la posición que le asignó Álvarez, jugando con más libertad y acompañando al delantero centro, un rol que el propio jugador valoró y que le permitió sentirse más cómodo y productivo. Así llegó a ser titular en partidos importantes, incluido el Superclásico contra Colo Colo, y a ser figura en la Copa Sudamericana.
Semanas de consolidación
El jueves 17 de julio, en el partido de ida por los playoffs del certamen subcontinental contra Guaraní, Assadi fue clave en la goleada 5-0. Provocó el penal que abrió el marcador y anotó uno propio, destacándose como uno de los mejores del partido. “Si puedo aportar individualmente, muy feliz también. Pero esto es del grupo”, dijo con madurez tras el encuentro. Sus compañeros le reconocieron el salto de calidad. Javier Altamirano, uno de sus mejores aliados en el campo, señaló: “A ‘Luquitas’ lo quiero mucho. Me gusta jugar con él. Todos sabemos la calidad de jugador que es”.
En el Centro Deportivo Azul, en tanto, ya no hablan de “Luquitas” sino simplemente de “Lucas”. El jugador se ha ganado el respeto por su compromiso. La goleada por 4-0 ante Unión La Calera de este lunes fue la confirmación de un nuevo Assadi. El volante anotó un gol y asistió en dos ocasiones, siendo la figura indiscutida del encuentro. “Espero seguir aportando al equipo en todo momento, y si lo hago con goles o asistencias, mucho mejor”, dijo después del choque. Álvarez está satisfecho con la evolución.
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