Pagar la deuda histórica y reclutar a un experto en adquirir terrenos: la última jugada de Azul Azul para levantar el anhelado estadio de la U

Una maqueta del estadio de la U.

En la concesionaria buscan terminar para siempre con los problemas para ejercer la localía. Los estudiantiles aseguran la concesión del club hasta 2052 para poder generar mayor interés en futuros inversionistas en levantar el reducto deportivo. En abril, en tanto, se contrató a un experto para que trabajase en la búsqueda de lugares. Se espera noticias durante el primer semestre de 2023.


Universidad de Chile abre el año con el anuncio más esperado por sus millones de hinchas. Azul Azul oficializó la emisión de un estratosférico bono que le permitió saldar la deuda histórica del club. La cifra es abultada: $ 14 mil millones. El desglose consigna que el 62,5% del monto irá directamente al refinanciamiento de pasivos, el 25%, a la cancelación de otras deudas y que un 12,5% será destinado para diversos proyectos del club, como el plan estadio. Es precisamente el último acápite el más trascendente para los fanáticos, quienes ven más cerca que nunca la concreción del sueño de la casa propia. El club oficializa la operación justo cuando los hinchas más radicales amenazaban con recaudar el dinero para recuperar el club.

El trámite permitió la ampliación de la concesión hasta 2052, en virtud del contrato firmado en 2007, para ponerle fin a la quiebra de la Corfuch y, en lo medular, le da el tiempo suficiente a la firma que administra la institución para acometer su proyecto más ambicioso. Ese aspecto es crucial porque permitirá, en resumen, negociar con diferentes marcas la venta y participación de un proyecto que durará, a lo menos, 30 años. Originalmente, ese plazo terminaba en 2036, un período corto para recuperar esos recursos. Ahora, en cambio, se puede proyectar con mayor tranquilidad.

“Cumplidas todas y cada una de estas etapas, en los plazos previstos, toca ahora comenzar la ejecución de la séptima etapa de nuestro Plan Estratégico trienal, consistente en la suscripción de los instrumentos jurídicos vinculantes que permitan la adquisición de un terreno que sirva para la edificación de infraestructura deportiva para la U”, comunica la entidad, que también da cuenta de las gestiones que se desarrollarán, de acuerdo a hoja de ruta que tiene plazos y objetivos definidos. “Nuestra meta inmediata es que esta fase se concrete durante el primer semestre de 2023, para luego proceder al octavo paso, que consiste en solicitar y obtener los permisos necesarios para, definitivamente, materializar nuestros proyectos de infraestructura. En nuestra visión, estimamos que estas obras resultan imprescindibles para la consecución de resultados deportivos y, por consecuencia, un crecimiento institucional íntegro”, especifica el club estudiantil.

Conseguir terreno

Todas las definiciones apuntan en el mismo sentido. En principio, considerando la escasez de territorios en el radio más urbano, la búsqueda se concentrará en comunas periféricas. Por el momento, las opciones se mantienen en reserva, precisamente con el afán de no entorpecer las negociaciones y, fundamentalmente, de no aumentar los costos. La única señal es que hay una de las alternativas con un mayor grado de avance. De esta forma, después de varios intentos fallidos, se descarta la posibilidad de conseguir un terreno bajo la modalidad del comodato. La influencia de Clark y de Pérez, sobre todo a nivel de contactos, será decisiva.

En el mismo sentido, se intentará minimizar al extremo la posibilidad de sufrir problemas con las autorizaciones para la edificación del recinto y de todas las obras que contempla el plan, que comprende la construcción de un moderno centro deportivo. En ese contexto, en abril del año pasado, el club contrató a un experto en la adquisición de terrenos, que tiene a su cargo el análisis de todas las variables y, ciertamente, la evacuación del informe que sustentará la decisión final. En ese momento, esa determinación fue discutida a nivel institucional, considerando los ajustes que se estaban realizando en la empresa. Sin embargo, la decisión se mantuvo en pie.

Se estima que un paño de 11 hectáreas alcanzará para la anhelada edificación: un estadio para 30 mil espectadores. Una referencia en ese sentido es el bosquejo que se había realizado en la eventualidad de que la obra se pudiera realizar en Cerrillos. Una vez resuelta la compra, se trabajará afanosamente en la consecución de los permisos a todo nivel que permitan una construcción sin riesgos de objeción de ninguna naturaleza. En el fondo, porque los laicos nunca más quieren encontrarse con las restricciones con las que chocan cada fin de semana. Hace unos meses, en una entrevista a radio Cooperativa, Michael Clark había dado una señal potente en el mismo sentido, junto con manifestar una de las principales motivaciones para acometer la iniciativa. “Siempre ha existido un anhelo histórico, que es tener un estadio, el cual pasa a ser una necesidad porque hoy conseguir estadios para la U se pone muy difícil. Los partidos de la U son lejos los más caros, entre guardias, rejas, etcétera, y como una manera de asegurar la continuidad operacional del club, tiene que tener un estadio”, sostenía el dirigente. Ese problema es el que buscan dejar definitivamente atrás.

La U como local en Valparaíso, una de las tantas ciudades a las que ha tenido que recurrir (Foto: Agenciauno)

El dinero

El proyecto es costoso. Afrontarlo requerirá, necesariamente, de mucha gestión y de una amplia dosis de ingenio. Sin embargo, hay una modalidad que entusiasma, porque se considera viable: financiar parte de la obra con la adjudicación de los naming rights del nuevo reducto. El modelo es ampliamente utilizado en Europa y, en el último tiempo, ha irrumpido fuertemente en Sudamérica. En Argentina, por ejemplo, el Monumental de River Plate ya lleva el “apellido” Más, con lo que el club millonario obtuvo valiosos recursos para su modernización.

Sin embargo, el ejemplo más cercano proviene de un clásico rival. En febrero de 2022, la UC anunció que había pactado con Claro a cambio de 965 mil UF. Vale decir, US$ 38 millones al cambio de entonces. La relación se extiende por 20 años y establece una tabla de pagos. En la U, considerando la mayor popularidad que tiene la institución y la mayor capacidad del recinto, lo que abre la puerta para la realización de distintos eventos, estiman que superarán con creces esa recaudación. Y, finalmente, que se podrá financiar sin problemas el anhelado reducto.

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