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Cómo es el revolucionario proyecto educativo que usa realidad virtual para reconstruir el Imperio Romano

Desarrollado por un equipo de académicos de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello en conjunto con la empresa tecnológica KYON XR y el apoyo de la Vicerrectoría de Transformación Digital, este recorrido permite conocer inmersivamente la Roma privada, pública y política que no se ve en los libros. “Entregarles algo como la tecnología, que es parte de su día a día, incentiva a los estudiantes aún más a aprender”, dice la académica UNAB María Gabriela Huidobro.

Si a usted le pidieran pensar en el Imperio Romano del siglo I a.C., de seguro se le vendrían a la cabeza imágenes de hombres enfundados en túnicas blancas y coronas doradas en sus cabezas, caminando por calles empedradas y paisajes de color ocre.

Películas como “Quo vadis” y “Gladiador” tienen algo de culpa de que imaginemos una Roma monocroma, “cuando en realidad el mundo antiguo estuvo igual de lleno, o más lleno de colores que nuestro propio mundo”, dice María Gabriela Huidobro, académica de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello.

Por eso, junto con Daniel Nieto y Pablo Prieto, historiadores del Departamento de Humanidades y miembros del Laboratorio de Estudios Clásicos Aplicados de la UNAB, se abocaron a la tarea de reconstruir la Roma imperial más allá del cine, a partir de distintos estudios y hallazgos arqueológicos donde el rojo, el caos y los graffitis en las paredes eran pan de cada día.

Todo el recorrido por la Roma virtual es inmersivo e interactivo.

¿Cómo convertir esa cotidianeidad más desconocida en una experiencia inmersiva? La respuesta la encontraron en la realidad virtual: específicamente, en todas las posibilidades que entrega esta nueva tecnología para hacer sentir que podemos trasladarnos a un lugar sin movernos físicamente de donde estamos, gracias a unos lentes y unos comandos muy parecidos a los joysticks de los videojuegos.

Usada como herramienta de aprendizaje para simular faenas mineras o juicios en tribunales, la realidad virtual esta vez tuvo como desafío una recreación histórica. Para los investigadores de la UNAB, el proceso comenzó con la recopilación exhaustiva de elementos que sirvieran para simular cómo habría sido la casa de un senador romano, un día en algún mercado al aire libre y también una sesión del Senado.

Durante siete meses, el equipo trabajó junto con expertos de la empresa KYON XR en el levantamiento de datos e imágenes. “Lo enriquecedor que tiene este trabajo es que junta a dos equipos: el que trabaja con la tecnología y los historiadores, quienes dieron forma a un contenido real”, explica María Gabriela Huidobro.

"Esta es una recreación con una base verídica, que busca democratizar el conocimiento, acercarlo a las generaciones actuales", dice la académica María Gabriela Huidobro.

Una parte importante de las referencias las tomaron de los objetos de la época conservados en el Museo Nacional de Nápoles. “Partimos contándole al equipo tecnológico cómo era en realidad el imperio a partir de fuentes arqueológicas, especialmente de Pompeya, que es la mejor conservada. Luego, ellos fueron recopilando imágenes para poder ser reproducidas en términos digitales”, recuerda la académica.

Roma en tres actos: lo privado, lo público y lo político

El resultado de todo ese levantamiento es un recorrido virtual inmersivo e interactivo, que parte en el interior de una casa de un senador de la época con todos sus particulares características. Por ejemplo, sin ventanas en los costados, ya que era muy peligroso tener contacto con el exterior; de ahí que el atrium, o espacio de la construcción dotado de un tragaluz, fuera un espacio fundamental para la convivencia.

También, explica el investigador Daniel Nieto, sobresale la gran cantidad de esculturas y objetos multicolores decorativos de las casas, que los romanos ocupaban como punto de partida para desarrollar distintas conversaciones filosóficas, que honraban el hogar como un espacio principalmente dedicado al ocio.

En el recorrido al aire libre se pueden ver los distintos comercios establecidos en la ciudad.

La segunda parada del recorrido virtual es el mercado al aire libre, que refleja la Roma de la época a través de la venta de objetos de cuero -los romanos fueron grandes peleteros-, jarrones para transportar el agua y alimentos frescos. Pero no hay nada más representativo del período, dice Daniel Nieto, que los graffitis en las paredes, obras populares realizadas por grandes y chicos: mientras que los adultos ocupaban los muros para dejar mensajes políticos, los niños dibujaban a sus grandes héroes, los gladiadores.

“Lamentablemente no hemos llegado a la posibilidad de poner aromas en los recorridos”, bromea Nieto ante la realidad de una ciudad que no tenía alcantarillado y donde las personas botaban sus desechos directamente a la calle.

En esta parada es posible escuchar la primera de las Catilinarias, discursos de Cicerón en condena a Catilina.

Por último, la tercera parada está en el Senado romano: un lugar que, como explica el investigador Pablo Prieto, era uno de los máximos símbolos de poder del imperio, partiendo por su construcción con distintos mármoles provenientes de África. En esta parada es posible escuchar la primera de las Catilinarias, discursos de Cicerón en condena a Catilina, político romano que intentó realizar un golpe de Estado.

El gran desafío: un recorrido verosímil

“Un proyecto como este no sólo tiene las exigencias básicas de cualquier desarrollo, sino que además teníamos que ser muy apegados a la historia y lograr lo más difícil: que se viera verosímil, que entregara un valor agregado más allá de lo que hay en otras plataformas”, cuenta Sebastián Suárez, representante del equipo a cargo de la ejecución tecnológica por parte de KYON XR. Para él, este es el comienzo de una colaboración que puede pasar de la industria a la academia, con la tecnología como partner fundamental del aprendizaje.

La idea de este recorrido virtual por la Roma Antigua es abrirlo a distintos tipos de estudiantes, incluso escolares. Por ahora, quienes lo utilizarán serán los alumnos de las carreras de Derecho, Licenciatura en Historia, Magíster en Historia y Doctorado en Humanidades Aplicadas.

"Teníamos que ser muy apegados a la historia y lograr lo más difícil: que se viera verosímil", cuenta Sebastián Suárez, de KION XR.

“En la UNAB siempre hemos pensado que la tecnología sólo sirve si tiene un propósito mayor”, dice Claudia Bascur, vicerrectora de Transformación Digital, partner académico de esta experiencia. “Aquí hay un propósito pedagógico, que es el principal, y nosotros proveemos la tecnología. Es un trabajo en 360°”, asegura.

¿Por qué una carrera como Historia, asociada a libros y a museos, se atreve a dar este salto tecnológico? María Gabriela Huidobro apela a un concepto que está dando vuelta al mundo: el de las “humanidades digitales”, que va más allá de digitalizar documentos y aspira a “darle vida a ese pasado que parece muerto. Cuando uno enseña Historia, la idea es que no pienses en ese pasado como algo ajeno, sino tratar de ponerse en los zapatos de quienes vivieron esa época”, dice la investigadora.

-¿Y qué opina de esta apuesta tecnológica el mundo académico más “tradicional”?

-Siempre hay puristas que podrán decir “ese jarro no pertenece a ese tipo de casas” o “si ocuparon objetos de Pompeya por qué los pusieron en Roma”. Nos pasó lo mismo cuando, a principios de año, recreamos con inteligencia artificial los retratos de mujeres chilenas: algunos nos dijeron que no eran verídicos. Nunca hemos dicho que este recorrido es verídico. Es una recreación con una base verídica, que busca democratizar el conocimiento, acercarlo a las generaciones actuales, porque permite que las personas puedan acercarse inmersivamente a un espacio y no quedarse solamente con una fotografía. Entregarles algo como la tecnología, que es parte de su día a día, los incentiva aún más a aprender.

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