Elecciones en Venezuela: Comicios legislativos y regionales muestran apatía de la gente y fractura opositora
Los comicios de este domingo no contarán con la participación de las fuerzas cercanas a la líder opositora María Corina Machado. Sondeos adelantan una baja participación, mientras la región mira atenta los resultados que otorgarían una nueva victoria a Nicolás Maduro y el oficialismo.
Definir unas elecciones como “normales” en Venezuela podría ser objeto de discusión para más de uno. Sin embargo, los comicios legislativos y regionales programados para este domingo 25 de mayo en ese país distan mucho de esa descripción: la apatía por acercarse a votar, la ausencia de ambiente electoral y la fractura interna de la oposición al Presidente Nicolás Maduro se tomaron las semanas previas a la cita a las urnas.
No es poco lo que está en juego. Quienes asistan a votar deberán elegir a 24 gobernadores, 260 legisladores estadales y 285 diputados a la Asamblea Nacional, el Congreso. Además, los venezolanos sufragarán, por primera vez en la historia del país, para escoger 16 cargos que representarán al Esequibo en la escena política nacional. Aunque la zona está bajo control de Guyana, el chavismo espera recuperar “plenamente” el territorio, ignorando los dictámenes de la Corte Internacional de Justicia.
Sin embargo, dos componentes claves en todo comicio parecen faltar: la ausencia de votantes y la implosión de la oposición. Mientras quienes se oponen a Maduro se dividían en su decisión de no presentarse a la elección como una forma de protestar ante los resultados presidenciales de 2024 -donde su líder, María Corina Machado, asegura que Edmundo González, su delfín, fue quien ganó-, sondeos mostraban que, a pocos días de la elección, los votantes simplemente no parecían interesados en participar.
En diálogo con La Tercera, Phil Gunson, analista sénior a cargo de Venezuela del think tank Crisis Group, planteó que “es evidente que la participación en estas elecciones va a ser bajísima y que el gobierno de Maduro mantendrá el control del Parlamento y de la gran mayoría de las gobernaciones y alcaldías. Así las cosas, incluso los gobiernos que consideran a Maduro como un gobernante de facto (y, en primer lugar, EE.UU.) se verán obligados a adoptar políticas pragmáticas hacia Venezuela”.
Oposición dividida
La atomización de la oposición al chavismo, encarnado actualmente por Nicolás Maduro, no es nueva. Sin embargo, vuelve a ser factor en el destino de los venezolanos. El férreo control actual de la Asamblea Nacional por parte del oficialismo, de hecho, proviene de que la oposición no participó en las últimas elecciones parlamentarias, en 2020. Esta vez, fue la propia Machado quien instó a las fuerzas agrupadas en la Plataforma Democrática a boicotear los comicios como una manera de protestar ante lo que creen fueron elecciones robadas el pasado julio de 2024.
Mediante una campaña en redes sociales y desde la clandestinidad, la máxima líder opositora llamó a mediados de mayo a “desobedecer”, incluso cuestionando a los que decidieron sumarse a la papeleta, quienes luego fueron expulsados del bloque.
“El poder es nuestro. El poder para desobedecer. El 28 de julio (fecha de las elecciones presidenciales del año pasado, donde aseguran haber conseguido el 67% de los respaldos, según un conteo propio), votamos. Este 25 de mayo, no votaremos”, dice María Corina Machado en un video subido a sus redes.
“El 28 de julio dijimos no a la mentira, no al abuso, no a las humillaciones. Ese día ganamos, porque somos Venezuela (...). Tú ya desobedeciste. Y cuando todos decimos no, ellos no mandan”, añadió.
Pero Gunson es tajante en el análisis: “La oposición ha utilizado el boicot electoral intermitentemente desde el 2005, con el argumento de que las condiciones electorales no son aceptables y que participar solo legitima al gobierno. Nunca ha producido ningún efecto positivo, y la mayoría de las veces solo ha permitido al chavismo atornillarse en el poder”, señaló a este periódico.
De hecho, no todos en la oposición creen que la postura tomada por Machado es la correcta, como lo demostró Henrique Capriles y el partido Un Nuevo Tiempo. Junto al exlíder opositor están Manuel Rosales, Juan Requesens y Tomás Guanipa -cuyo hermano Juan Pablo fue detenido el viernes por el régimen, tras ser vinculado a una supuesta conspiración contra las elecciones de este domingo-, quienes hicieron trabajo barrial en las últimas semanas para intentar hacer frente al aparataje chavista.
Bajo su punto de vista, abandonar el voto ciudadano es un error enorme, pues deja corriendo solo al chavismo. También son críticos de la decisión al considerarla como una acción sin efecto político real. “El voto es un instrumento para hacer sentir vivo un sentimiento de cambio”, han dicho desde el sector, mientras defienden que su inclusión en las elecciones no significa el haber pasado la página de lo que consideran un robo en las presidenciales pasadas.
“Voy a la Asamblea Nacional a ser la voz de los que no tienen voz. A defender a los trabajadores, a los pensionados, a la economía. Pero también me opongo a cosas que afectan al ciudadano”, dijo Capriles en un mitin reciente. Aun así, no fue suficiente para aplacar el descontento de Machado y los suyos, quienes apartaron al sector del bloque opositor.
Jesús Seguías, analista político, dijo a El País que las posibilidades de victoria de los rivales de Maduro guardan relación directa con el llamado de María Corina Machado a no sufragar. Es más, calificó de “definitiva la ruptura de ambas corrientes”.
“La oposición es una mayoría robusta en Venezuela desde 2015, cuando ganó aquellas elecciones parlamentarias, no ahora. Eso lo sabe el gobierno. Las dos corrientes van a estas elecciones muy lastimadas, pero en el caso opositor es por el llamado a la abstención. Pesará mucho la falta de unidad en las elecciones”, dijo al periódico español.
De todos modos, las aspiraciones de Capriles y su ala no parecen ser muy optimistas. La facción que compite espera lograr la elección de entre 40 a 60 diputados -de un total de 277- y unas cuatro gobernaciones, incluyendo la del estado Zulia, la plaza electoral más importante del país después de Caracas, y que tiene como candidato a Manuel Rosales, detalló El País. En opinión de expertos citados por el medio, las expectativas son demasiado positivas.
Electorado apático
Al igual que con la división opositora, cuando se trata de la participación ciudadana, la historia se repite. En 2020, la abstención reportada fue del 70% del total posible y, por ende, con el 69% de los votos válidos, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se hizo con 253 de los 277 escaños del Parlamento, dejando cerca de 20 asientos para la bancada no chavista.
Esta vez, todo apunta a una repetición del patrón. Sondeos de opinión muestran que aproximadamente el 35% de los consultados tenía entre sus planes asistir a votar a una semana de las elecciones, pero analistas citados por El País coinciden en que “acaso la mitad de ellos, o poco más, podría terminar acudiendo”.
La poca socialización de las candidaturas tampoco ayuda, ya que sumado al corto plazo para la campaña entregada por el chavismo -controla todo el sistema electoral-, hubo muy poco espacio de debates, propaganda o mítines.
Desde Caracas, El País relata que “se sabe poco de las condiciones y los candidatos que se disputan las plazas a ser electas. Escasean los spots publicitarios de carácter electoral en la televisión y los medios abiertos”.
Jesús Seguías, también presidente de la firma DatinCorp, dijo al citado periódico que “el 38% de la población consultada en nuestros estudios tiene intenciones de votar”. En la misma línea, “hay un campo de indecisos del 36% en relación con el tema de votar en nuestras mediciones. El abstencionismo tiene una composición orgánica del 27% en el país”.
Y los ciudadanos respondieron de manera similar. “No voy a votar, esta vez no me he involucrado en el tema de la política. Ya voté el año pasado. El domingo estaremos en familia, descansando, ni siquiera sé quiénes son los candidatos donde vivo”, dijo Griselda Souto, administradora de un negocio de comida al medio español.
Hay más casos. Wilmer Durán, empleado en una panadería en el este de Caracas y residente en Artigas, una zona popular del oeste de la capital, dijo: “Ni siquiera sabía que hay elecciones, me estoy enterando”.
Evidentemente, en el chavismo celebran. “Estamos dándolo todo para lograr las 24 gobernaciones y consolidar una clara mayoría parlamentaria. De lo que estamos seguros es que ganaremos nuevamente”, declaró a la prensa Jorge Rodríguez, actual presidente de la Asamblea Nacional y líder del PSUV.
¿Esquirlas regionales?
Otro factor que ronda esta elección es -y serán- las condiciones regionales e internacionales. La crisis económica producto de las sanciones de potencias occidentales, principalmente de Estados Unidos, ha hecho que se eleve el costo de la vida, y nuevamente crece la intención de migrar del país, con un 22% señalando que lo considera, plantean sondeos creíbles del país.
Una pista la entregó el hecho de que, a una semana de las elecciones, el chavismo suspendiera todos los vuelos desde Colombia a Venezuela. Al mismo tiempo, anunciaron la detención de 38 personas supuestamente vinculadas a un complot para realizar ataques explosivos y secuestrar a funcionarios con el fin de generar caos previo a las elecciones, dijeron desde el Palacio de Miraflores.
Fue el ministro de Interior, Diosdado Cabello, quien aseguró a la prensa que habían “capturado a un grupo de venezolanos que regresaban al país con artefactos explosivos” y que planeaban detonar en embajadas, centros policiales, hospitales, detalló Infobae.
Según Cabello, se trataba de 17 extranjeros y 21 venezolanos, donde muchos de ellos provenían del país vecino, por lo que dio “instrucciones (para) que se suspendan de manera inmediata todos los vuelos que vengan de Colombia a Venezuela”. El hecho no es menor, considerando que, según datos de diciembre de 2024, se estimaba que 2,8 millones de venezolanos residían en el país cafetero.
Otro factor en la ecuación es el efecto regional, especialmente considerando el interés demostrado por el tema Venezuela de parte de la administración de Donald Trump en Estados Unidos. Junto al secretario de Estado Marco Rubio han llevado adelante una activa política exterior, y las dudas sobre cómo afectará esta elección a esa relación rondan en el aire.
Consultado por La Tercera, Phil Gunson planteó que “es de suponer que -como vimos en el caso del rehén norteamericano liberado y la extensión de la licencia petrolera de Chevron- el debate entre los asesores de Trump sobre Venezuela se incline hacia el lado de los que dan prioridad a los temas de migración y energía por encima de la democracia y los derechos humanos”.
Si bien las circunstancias en las que el equipo de María Corina Machado logró salir de la embajada de Argentina en Caracas, y de Venezuela, siguen sin esclarecerse, “es evidente que hay negociaciones entre Caracas y Washington”. Sin embargo, cerró, “esas negociaciones hasta ahora consisten en intercambiar una cierta relajación de las sanciones por la liberación de rehenes y la aceptación de los vuelos con deportados. Nada indica que esta estrategia vaya a llevar a una transición democrática en Venezuela”.
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