La marihuana autorizada escasea en Canadá a un mes de su legalización

El otorgamiento de licencias ha sido lento, lo que ha provocado que el mercado negro siga operando. En Vancouver hace rato se resolvió el tema de la venta e incluso hay lugares especiales para fumar.


Apenas se ingresa al aeropuerto de Vancouver, unas máquinas que hacen la función de policía internacional preguntan a los pasajeros si traen consigo cannabis. En esta misma zona, se leen carteles que advierten sobre la ilegalidad de cruzar la frontera canadiense portando marihuana, aunque es fácil encontrar espacios designados para fumadores de cannabis, separados de quienes fuman tabaco. La política de Canadá respecto de esta sustancia se palpa desde el primer minuto.

Hoy se cumple un mes desde que los canadienses pueden comprar legalmente marihuana recreativa. Esto, gracias a una promesa de campaña del joven primer ministro, Justin Trudeau.

El objetivo principal de la medida fue regular el comercio ilegal de marihuana, estimado en US$ 4 millones anuales. Pero tras el primer mes de su implementación ha ocurrido algo imprevisto: la escasez de marihuana legal ha generado que los consumidores vuelvan a sus distribuidores ilegales.

La marihuana se legalizó el 17 de octubre pasado, lo que permite a los canadienses portar hasta 30 gramos de esta sustancia. Pero apenas días después de la puesta en marcha, varias tiendas anunciaron que no tenían más stock. El problema fue que, a esas alturas, pocos locales habían conseguido licencia gubernamental.

El proceso estatal para conceder estas licencias suele ser engorroso, según comentan los expertos. "En Vancouver prácticamente nadie tiene una licencia del gobierno federal, porque toma mucho tiempo", cuenta Chris Kooiker, supervisor de Cannabis Culture, una de las cuatro tiendas que tiene en esta ciudad.

Kooiker cuenta que ya solicitó el permiso, pero que cree que éste demorará al menos seis meses, tal como ocurre con la mayoría de las otras tiendas en el estado de British Columbia (BC). En BC, el único local con permiso federal para vender se ubica en Kamloops, a cinco horas en auto desde Vancouver.

"Creo que el principal problema ha sido que la cannabis sigue estando muy regulada, de una manera demasiado estricta. Nuestras reglas tratan a la marihuana de manera más estricta que el alcohol y el proceso para obtener la licencia para sembrar o vender es demasiado engorroso. Esto ha llevado a una escasez de productores, vendedores y, en última instancia, también a la escasez del producto", explica a La Tercera Kirk Tousaw, abogado y defensor de la reforma de la política de cannabis canadiense.

Que Canadá se convirtiera en el segundo país, después de Uruguay, en legalizar el uso recreacional de la marihuana, revolucionó a los canadienses.

¿Revolución verde?

En Ontario, donde se ubican Ottawa y Toronto, la tienda The Ontario Cannabis Store informó que recibió más de 1,3 millones de visitas y realizó 100.000 pedidos dentro de las primeras 24 horas después del 17 de octubre. A su vez, en British Columbia se registraron cerca de 10.000 pedidos.

Sin embargo, Vancouver ha ido siempre un paso más adelante en los temas sobre la marihuana y la legalización no ha significado necesariamente una revolución. En 2015, la ciudad aprobó las licencias para dispensadores de marihuana bajo estrictas reglas, y aquello ha ido acompañado con una apertura social sobre la sustancia.

"Vancouver hace rato descriminalizó el uso de marihuana, tanto medicinal como recreativa. No era legal oficialmente, pero lo hicieron 'no tan malo'", sostiene a La Tercera Alex Orantes, gerente general de la tienda City Cannabis Co, en el centro de Vancouver, que vende hace varios años de forma legal marihuana medicinal. City Cannabis Co ofrece marihuana enrolada por entre US$ 4 y US$ 5, y el gramo puede costar entre US$ 6 y US$ 10, dependiendo de la calidad, tipo y tiempos de cosecha. La cannabis concentrada es más cara y puede costar US$ 75 el gramo.

Los compradores más habituales suelen ser profesionales y turistas, cuenta Orantes, "no es el típico drogadicto". Según Chris Kooiker de Cannabis Culture, la mayor cantidad de consumidores en los últimos días es gente que decide probarla por primera vez.

En la ciudad, la marihuana está regulada, al punto que desde hace varios años operan sitios especiales para fumar: los "Cannabis Lounges". Estos lugares cobran una entrada y no se permite el ingreso de menores de 19 años.

En su interior, venden marihuana, pero cada persona puede llevar la propia y fumar tranquilamente. Incluso hay juegos de mesa a disposición de los clientes.

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