Nueva escalada en Nagorno Karabaj: choques entre Azerbaiyán y Armenia se convierten en otro foco de preocupación para Putin

El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, se dirige al Parlamento luego de la escalada en las hostilidades entre Ereván y Bakú. Foto: Reuters

El primer ministro armenio declaró que 49 de sus soldados habían muerto en una operación azerí, rompiendo así un cese el fuego que se suponía garantizado por los cascos azules rusos.


Las cenizas de una antigua guerra vuelven a encenderse. Entre el lunes y ayer, una serie de intercambios bélicos en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán pusieron en alerta a todo el Cáucaso, luego de dos años de paz en la zona en disputa de Nagorno Karabaj.

Desde Armenia se acusaron 49 muertos y bombardeos cerca de ciudades fronterizas, mientras que en Azerbaiyán se habló de una “provocación a larga escala”, sin detallar la cantidad de bajas.

El gobierno ruso aseguró haber convencido a ambos países a retomar el cese el fuego. Moscú tiene tropas de paz en la región, como garantes de un acuerdo al que se llegó en 2020 entre Ereván y Bakú: en ese entonces, una guerra de seis semanas por Nagorno Karabaj terminó con más de 6.500 muertos.

Vista de Stepanakert, ciudad principal de Nagorno Karabaj. Foto: Reuters

Las acusaciones cruzadas partieron del lado armenio, cuando tanto el primer ministro Nikol Pashinyan y su canciller Vahe Gevorgyan dieron cuenta de los ataques de su país vecino: “Se llevó a cabo una ofensiva militar a gran escala, iniciada en las fronteras armenias, pero también al interior del territorio”, señaló Gevorgyan. Ereván dijo que Azerbaiyán bombardeó ciudades cercanas a la frontera, como Jermuk, Goris y Kapan, lo que le obligó a responder.

“Instalaciones militares armenias, pero también infraestructura civil, fueron objeto de ataques por parte de Azerbaiyán”, contó el canciller a Al Jazeera, agregando la voluntad de paz que, según él, ha venido mostrando su país en comparación con su vecino del este: “Armenia siempre ha estado interesada en la construcción de la seguridad en su frontera con Azerbaiyán, y en repetidas ocasiones hemos propuesto trabajar juntos para desescalar la situación ahí, tomando medidas para generar confianza entre ambas partes”.

“Pero lo que Azerbaiyán hace es exactamente lo contrario”, señaló Gevorgyan, mientras que el viceministro de Relaciones Exteriores azerí, Elnur Mammadov, aseguró que se trata de una respuesta necesaria, y que han sido los armenios quienes vienen, desde hace semanas, bombardeando posiciones militares de su país. “Esto se ha intensificado en los últimos días, Armenia ha estado juntando armamento pesado a lo largo de la frontera. Lo que pasó anoche (lunes) fue una provocación a gran escala del Ejército armenio, contra posiciones azerís y con bombardeo de infraestructura civil”, dijo Mammadov a Al Jazeera.

Artillería armenia cerca de la región de Nagorno Karabaj en 2016. Foto: Reuters

En el centro del conflicto entre estos dos países, ambos exrepúblicas soviéticas, está la región de Nagorno Karabaj, por la cual se han peleado dos guerras en los años 90 y una en 2020. La totalidad de Nagorno Karabaj queda al interior del territorio de Azerbaiyán, pero está mayoritariamente poblada por personas de etnia armenia, que ya desde antes de la disolución de la Unión Soviética alegaban para separarse de Bakú.

Por su parte, Azerbaiyán considera aquella república ilegal. Aun cuando la región es oficialmente parte de Azerbaiyán, está controlada de facto por el gobierno de Artsaj, apoyado a su vez por Ereván desde 1991. En 2020, luego de seis semanas de conflicto que llevaron a la muerte de 6.500 personas, Azerbaiyán pudo conquistar grandes partes en la región y sus alrededores.

Aquella guerra terminó luego de que Rusia, aliado de Armenia y con una base militar en ese país, gestionase un acuerdo de paz entre las dos partes del conflicto en noviembre de ese año. Desde Moscú se desplegaron cerca de 2.000 oficiales para la mantención de la paz, pero desde entonces ambos lados se han acusado de quiebres periódicos de la tregua.

Una casa dañada en la región de Nagorno Karabaj, en la ciudad de Agdam, en 2020. Foto: Reuters

Denunciando la agresión azerí, el primer ministro armenio, Nikol Pachinyan, se reunió tanto con el Presidente ruso, Vladimir Putin, como con su homólogo francés, Emmanuel Macron, además del jefe de la diplomacia norteamericana, Antony Blinken. Desde la oficina de Macron se aseguró que Francia pondrá en la mesa los enfrentamientos entre armenios y azerís en el próximo Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

“Que Rusia intente de alguna manera agitar la olla, crear una distracción de Ucrania, es algo que siempre nos preocupa”, dijo Blinken, quien añadió que Rusia también podría utilizar su influencia para ayudar a “calmar las aguas”.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se refirió al conflicto en una conferencia de prensa: “Es difícil sobreestimar el rol de la Federación Rusa, y el rol de Putin personalmente. El presidente, naturalmente, está haciendo todos los esfuerzos para ayudar a desescalar la tensión en la frontera”.

Si una vez Moscú fue un garante de seguridad en la región, el experto del programa ruso y eurasiático de la Chatham House, Laurence Broers, aseguró a Reuters que ya no es el caso: “Desde febrero hemos visto el colapso de la reputación de Rusia como un patrón de seguridad o proveedor de seguridad en la región. Esto ha creado una ventana de oportunidad para Azerbaiyán, y hay que recordar que el resultado de la segunda guerra en 2020 dejó asuntos abiertos”.

Vinculado política y culturalmente con Azerbaiyán, el canciller turco Mevlut Cavusoglu señaló que había hablado con su contraparte en Bakú, y llamó a Ereván a “terminar con las provocaciones y enfocarse en las negociaciones de paz y cooperación con Azerbaiyán”.

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