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Los relatos que reconstruyen la peor tragedia del INBA

Varias explosiones, alumnos envueltos en llamas, un portón cerrado que pudo marcar la diferencia y mesas de pingpong usadas como camillas. Entre las 10:30 y las 10:40 del 23 de octubre de 2024 la “bajada de los cuartos” se convirtió en tragedia. Este es el testimonio de 72 personas, entre profesores, inspectores, apoderados y administrativos, quienes, en el marco de las investigaciones, declararon el mismo día del suceso.

Hasta acá, versiones sueltas y declaraciones de algunas autoridades habían permitido tener pincelazos de lo ocurrido el 23 de octubre de 2024 en el Internado Nacional Barros Arana (INBA). Ese día, 35 alumnos resultaron quemados luego de una explosión originada en los baños de los cuartos medios.

Pero La Tercera tuvo acceso al informe que el Departamento de Investigaciones de Organizaciones Criminales del OS9 de Carabineros le hizo llegar a la Fiscalía Regional Metropolitana Centro Norte el 25 de enero, con los resultados de las primeras diligencias tras el grave accidente ocurrido en el tradicional recinto santiaguino, mismo que esta semana derivó en la solicitud de renuncia de su directora, María Alejandra Benavides.

En 286 páginas se presentaron las 72 entrevistas a testigos y pantallazos de videos que se tornaron clave para reconstruir esa mañana que aún tiene heridas abiertas y procesos administrativos y judiciales en curso.

MARIO TELLEZ

El informe pone como primer antecedente que aproximadamente a las 08:35 de la mañana personal de la 3° Comisaría Santiago Central llegó al INBA “para verificar un procedimiento por desórdenes dentro del establecimiento”. Esto, casi dos horas antes del suceso. Los mismos efectivos, una vez ocurrida la tragedia, relataron que se entrevistaron con la rectora, quien les manifestó que hubo una explosión “al parecer” generada por alumnos al manipular bombas molotov, “ocasionando lesiones y quemaduras en el cuerpo del alumnado”, se lee. Ese fue el punto de partida de una jornada caótica.

Antes de la tragedia

Uno de los entrevistados es Hugo Fuentes, subdirector del internado. Él señala que cerca de las 10:30, estando en recreo, “me percato que algo fuera de lo común estaba sucediendo”. Eran cerca de 30 encapuchados con overoles blancos que subieron a la azotea del edificio lanzando fuegos artificiales, una molotov y desplegando un lienzo donde estaban las personas de la comunidad estudiantil “que no son de su agrado”. Esta actividad corresponde a lo que en el establecimiento se conoce como “la bajada de los cuartos”, una tradición de despedida que con el tiempo se tornó violenta.

Cecilia Jofré, inspectora del patio Siberia, dijo que “desde el inicio de mi jornada pensábamos que podía haber una salida de los cuartos”, pues notaron una actitud sospechosa y escuchaban “el sonido de botellas de vidrio golpearse”. Así avisó por WhatsApp que “la salida de los cuartos era inminente”. Otra inspectora, Paola Jara, indicó que alumnos le dijeron “hoy se viene” y avisó al kiosco para no atender en clases. Pocos minutos después la presencia de encapuchados era una realidad.

Andres Perez

“Cuando observamos con la rectora todo lo que estaba pasando se tomó la decisión de despachar a los estudiantes a sus domicilios”, dijo el inspector Fuentes. Eso se anunció pasadas las 10 horas haciendo sonar el timbre. “Los alumnos ya saben que significa que se pueden retirar”, explicó. Una vez eso ocurría, señaló haberse percatado que los encapuchados habían bajado de la azotea y que en número habían crecido a aproximadamente 70. Ellos intentaron ingresar luego al hall central del recinto, pero no pudieron hacerlo.

Coincidentemente con el relato de Fuentes, la entonces directora Benavides expuso que los alumnos al no poder ingresar al hall ni salir a la calle por el portón que da a San Pablo (varios testigos relatan que la persona a cargo de abrir no alcanzó a llegar antes que la masa) comenzaron a cambiarse de ropa y que, al verla, algunos gritan “¡la rectora!”, arrancando al baño del patio Siberia, el del trágico suceso. Ahí, dice, “comienzan a llamar a la masa, que son los alumnos que los ayudan para que salgan los encapuchados y al haber aglomeración no puedan ser identificados”. Fuentes expuso que a esa altura eran alrededor de 50 dentro del baño y 100 en el pasillo.

Benavides, según su declaración, señaló que uno de los inspectores había alertado por WhatsApp que alumnos se estaban cambiando de ropa en el baño. Minutos después se escuchó una fuerte explosión, seguida de gritos de dolor.

La detonación

“Al pasar unos minutos escuchamos una fuerte explosión al interior del baño, continuo a ello muchos gritos de personas, entre solicitando ayuda y de demostración de dolor. Luego de eso escuchamos dos explosiones más provenientes del interior del baño, es ahí cuando empiezan a salir los alumnos desde el interior. La escena fue espantosa, algunos salían encendidos en llamas, quemándose sus extremidades superiores e inferiores, pedían ayuda y corrían en diferentes direccione, demostrando que estaban desorientados. Les prestamos ayuda a los que pudimos”, se extendió Fuentes.

La explosión, dicho está, ocurrió en el baño del patio Siberia, donde, según varios testimonios, los jóvenes estaban “literalmente envueltos en llamas”. Mientras, profesores los auxiliaban y trasladaban en vehículos particulares a centros asistenciales, mientras la directora relató que llamó a la 3° Comisaría para pedir ambulancias: “A los pocos minutos llegaron y se comenzaron a llevar a los alumnos, incluso algunos se fueron antes porque se veían de extrema gravedad”.

JAVIER TORRES/ATON CHILE

Camilo Bascur, inspector general de cuarto medio, relató que escuchó una gran explosión al llegar al túnel del baño: “Salieron muchos alumnos heridos, reconociendo a unos que tenían como piel viva quemándose”. Él ayudó a cargar a uno hasta una mesa de pingpong, donde se reunían los más graves, y se le encomendó hacer la lista de lesionados. Además, corrió a su oficina a buscar un extintor, el que le pasó al subdirector, quien ingresó al baño a apagar el fuego. Acto seguido fue al patio rojo a buscar la manguera para ayudar en el combate del incendio.

En otro sector del INBA el profesor Hugo Moreno fue advertido por un estudiante de lo que estaba ocurriendo: “Profe, hay unos niños que andan sin ropa, parece que se quemaron”. Aseveró que vio a unos siete alumnos corriendo con poca ropa hacia la piscina, donde una inspectora los desvió a las duchas, aunque ese día había poca presión de agua.

Como los extintores no bastaron, algunas docentes comenzaron a rociarlos con agua que salía de las mangueras del patio. Y Jessica Ibarra, administrativa, recordó que alumnos que nada tenían que ver con el hecho gritaban que “había unos niños quemados que venían saliendo del baño”. Ella ayudó en enfermería: “Varios tenían pegado el overol blanco a su cuerpo”, recordó. Juan Retamales, por su parte, estaba en la sala de profesores cuando una docente entró llorando: “Juan, están todos quemados”, rememora que le dijo.

JAVIER TORRES/ATON CHILE

Otro testigo clave, el capitán de Carabineros Víctor Sánchez, de la 40° Comisaría COP, recibió un aviso de que “una gran cantidad” de alumnos estaban en el baño vestidos con overoles blancos y fabricando molotov. De inmediato activó el protocolo y un dron captó cómo docentes trasladaban a estudiantes, mientras otros esperaban ambulancias.

Así se extendió en su relato sobre lo que ocurrió al rato: “El operador del dron me manifiesta que se observa que algo pasó. En detalle, había docentes que estaban trasladando a algunos alumnos sobre mesas de pingpong que se encontraban en el patio (...). A lo lejos se veía a los docentes aplicando suero a los afectados, a la espera de que ingresaran las ambulancias para trasladarlos a los hospitales cercanos”.

JAVIER TORRES/ATON CHILE

Desde una vereda de la calle, a eso de las 10:40, Nelson Silva, administrativo, vio a ocho alumnos “forcejeando la reja de acceso al hall desde el patio palmeras” y luego a otro gritar desesperado: “¡Abre la puerta conchetumare, hueón tonto, ahueonao, mira cómo están mis compañeros!”.

También comenzaron a llegar apoderados. Una madre relató que su hijo le contó que “uno de los alumnos lanzó un objeto, al parecer una molotov”, lo que provocó una explosión. Cayó al suelo y “las llamas lo alcanzaron” mientras otros pasaban sobre él.

El traslado

La profesora María Sarda relató que, mientras algunas docentes auxiliaban a los heridos, fue a buscar a un inspector para abrir la reja y facilitar la salida. Un compañero de trabajo, dijo, le pidió que esperara afuera para trasladar a los estudiantes más graves. “Nos subimos inmediatamente dos colegas y los dos alumnos que estaban con daños de gravedad por las quemaduras rumbo hacia la Urgencia del San Juan de Dios”.

Ingresaron por calle Chacabuco y, al llegar, recordó: “Me bajé con mis colegas para alertar al personal que estábamos trasladando a dos estudiantes quemados”. Según contó, los jóvenes fueron atendidos de inmediato, alrededor de las 11:05 horas. Poco después “llegan 8 alumnos por su cuenta al hospital para recibir atención médica los cuales ingresan de inmediato”.

Sarda permaneció en el hospital hasta las 14:00 horas esperando la llegada de los apoderados.

Pero no todos arribaron de esa forma a los hospitales. Otra profesora, Patricia Gálvez, relató que ese día se encontraba en una reunión fuera del establecimiento cuando recibió un llamado del presidente de curso. “Me dijo ‘profe véngase, el M. está quemado’”, en referencia a un alumno de su curso. Al buscarlo sus compañeros le dijeron que no sabían dónde estaba. “A las 12:55 horas me enteré de que M. se había ido a su casa, que arrancó porque tenía miedo, y desde su casa, la madre de él lo llevó hasta el Hospital Félix Bulnes para el tratamiento de sus quemaduras”, explicó. Según dijo, al momento de su testimonio el estudiante seguía hospitalizado.

Las entrevistas también incluyeron el pedido de Carabineros para que los testigos identificaran a adultos y estudiantes en videos conseguidos durante las pesquisas. Casi todos coinciden en reconocer a un estudiante que, señalan, ya tenía un proceso abierto en el INBA por ingreso de bencina al establecimiento.

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