Manuel Monsalve en compás de espera
El próximo viernes será la reformalización del exsubsecretario del Interior. Allí volverá a ver a los fiscales Xavier Armendáriz y Francisco Jacir, quienes lo investigan por el delito de violación y abuso sexual, por los que arriesga 15 años de cárcel.
Una de las preocupaciones que rondan en la cabeza de Manuel Monsalve es lo que sucederá en la próxima audiencia de reformalización que enfrentará el 18 de julio.
En esa instancia, solicitada por la Fiscalía Centro Norte, tendrá un nuevo cara a cara con los fiscales Xavier Armendáriz y Francisco Jacir, quienes lo imputan por los delitos de abuso sexual y violación a raíz de la denuncia interpuesta por una asesora del gabinete en la Subsecretaría del Interior.
El exsubsecretario del Interior, quien fuera el representante del Partido Socialista mejor posicionado de la administración de Gabriel Boric, está en compás de espera, sabiendo que lo que sucederá en esa audiencia marcará la etapa final del proceso que enfrenta, por el cual arriesga una condena de hasta 15 años de cárcel.
Monsalve se prepara en su residencia en Viña del Mar, donde cumple su arresto domiciliario. Esta última semana ha estado acompañado de su esposa, María Eugenia Garrido, y de solo un puñado de cercanos que han llegado a visitarlo. El exsubsecretario ha preferido mantener distancia de los pocos socialistas que lo fueron a ver durante su estadía en Capitán Yáber para no exponerlos públicamente.
En la audiencia del próximo viernes se discutirá un nuevo plazo de investigación que podría extenderse de 60 a 90 días.
Quienes han estado cerca del proceso aseguran que al exjefe de las policías lo que le quita el sueño no es la posibilidad de volver a la cárcel el próximo viernes. Después de todo, dicen, pudo “aguantar relativamente bien” los seis meses que estuvo al interior de Capitán Yáber.
La preocupación de Monsalve es la exposición pública que volverá a tener ese día. Su entorno alega que en su caso no se ha respetado la presunción de inocencia y ya se instaló mediáticamente la figura del “villano”.
Los “no” de la Fiscalía
La apuesta de la defensa de Monsalve en estos días es insistir en la solicitud de diligencias, pese a que la Fiscalía les ha cerrado la puerta varias veces a las gestiones solicitadas por el equipo que encabeza Víctor Providel.
Por ejemplo, Jacir y Armendáriz decidieron que “no era pertinente” que la defensa accediera a la totalidad de las comunicaciones que albergaba el teléfono de la denunciante.
Para la defensa era relevante conocer los diálogos que la funcionaria de la Subsecretaría del Interior sostuvo con sus compañeros de trabajo en los días posteriores a los hechos y previo a que se estampara la denuncia. El equipo de Monsalve ha buscado demostrar -hasta ahora infructuosamente- que la mujer de 33 años ha incurrido en contradicciones.
En paralelo, Monsalve aguarda atento las respuestas que deben entregar tanto el gobierno como Contraloría respecto del recurso de protección que interpuso para anular el sumario en su contra, por el cual se le formularon siete cargos. Ambas instancias solicitaron más plazo para contestar.
Su paso por la cárcel
Conocedores del sistema penal afirman que es poco probable que el viernes el tribunal pueda decretar el reingreso de Monsalve a la cárcel, debido a que la audiencia no se solicitó con ese fin y, segundo, porque ya hay un fallo de la Corte Suprema que ordenó la libertad del otrora hombre fuerte del gobierno.
De todas maneras, a la exautoridad le inquieta la posibilidad de volver a quedar incomunicado de su familia, como sucedió mientras estaba en Capitán Yáber, a donde llegó después de un breve paso por el penal de Rancagua.
Tres días alcanzó a estar Monsalve en ese penal de la Región de O’Higgins antes de ser trasladado hasta Capitán Yáber. Allí fue donde vivió el que tal vez fuera el momento más tenso en su paso por prisión.
Al salir de una entrevista con una psicóloga, durante la jornada del 21 de noviembre, y cuando estaba en compañía de un gendarme, vio a cinco mujeres en un costado del pasillo y una de ellas le gritó: “Te voy a echar mano como tú le echaste mano a mi hermano”. La mujer era Antonella Marchant, líder de una banda narco y quien cumple una condena de 15 años.
Testigos de ese episodio relatan antecedentes hasta ahora desconocidos de ese hecho en que la exautoridad, pese a que escuchó, no entendió el término y siguió de largo. Fue el gendarme que lo trasladaba quien le tuvo que explicar. “Lo acaban de amenazar de muerte y tiene que hacer la denuncia”, le dijo. Pese a que el exsubsecretario no consideraba que se tratara de una amenaza grave, estampó la denuncia obedeciendo las instrucción del funcionario, lo que fue parte de las motivaciones que originaron su traslado al recinto penal capitalino.
Ya en el penal de Pedro Montt, el exsubsecretario generó lazos con el abogado Luis Hermosilla, con quien intercambiaba libros, jugaba ajedrez e incluso atendió en su rol de médico. Fue, de hecho, la afición por la lectura la que unió a Hermosilla con Monsalve en textos como Roma soy yo, de Santiago Posteguillo; una biografía de Winston Churchill y otro de política mexicana.
Asimismo, en ese penal fue donde recibió visitas de más de 20 personas que se enrolaron para ir a visitarlo, entre las que figuran los militantes del PS Osvaldo Andrade y los senadores del mismo partido Fidel Espinoza y Alfonso De Urresti, entre otros.
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