Histórico

Arabia Saudita busca crear empleo con ciudades en el desierto

El petróleo ya no es suficiente para Arabia Saudita, que es el mayor productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.

En el desierto arábigo, cientos de invitados celebran el nacimiento de una ciudad. El Gobierno saudita los trajo en aviones alquilados a la ciudad de Hail, al norte del país, y luego los transportó por media hora en autobuses escoltados por la policía hasta un enorme toldo en la arena con una alfombra roja en el frente.

Dentro, cortinas con pompones dorados adornan las paredes decoradas con dibujos de Economic City del príncipe Abdulazis bin Mousaed, en donde el Gobierno dice que vivirán 300.000 personas cuando esté construida.

Tras recitaciones del Corán, la ceremonia comienza con un discurso de Amr Al-Dabbagh, director del ministerio que planeó la ciudad. La audiencia -todos hombres excepto por una mujer- toma té y come chocolates colocados en bandejas de plata.

Una película sobre la ciudad ofrece una visión del futuro: rascacielos, laboratorios científicos, chicos con ordenadores portátiles en la escuela.


EXPLOSION DEMOGRAFICA
El petróleo ya no es suficiente para Arabia Saudita, que es el mayor productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. La población del país ha crecido a más del triple a 25 millones de habitantes desde 7,3 millones en 1975, y el 57% de todos los sauditas tienen menos de 25 años.

Conforme la población crece, las riquezas del reino deben ser distribuidas entre más personas: en 2008 el producto interno bruto per cápita fue de menos de US$19.000, en comparación con US$47.000 en Estados Unidos y US$103.000 en Qatar.

A fin de crear empleos para su creciente población, el Gobierno quiere construir ciudades y diversificarse hacia nuevos sectores. "El ímpetu de cambio ha crecido conforme la población ha crecido", dice Howard Handy, economista jefe de Samba Financial Group, un banco con sede en Riad. "Están muy concentrados en encontrar trabajo para todos estos jóvenes".

La ciudad económica propuesta -ubicada 720 kilómetros (450 millas) al norte de la capital, Riad- es una de cuatro nuevas metrópolis que Arabia Saudita está planeando con la esperanza de crear más de un millón de empleos para 2020. "Su sueño es convertirse en una potencia industrial importante más allá del petróleo", dice Jean-François Seznec, que da clases en el centro de estudios árabes contemporáneos de la Universidad de Georgetown en Washington. Los sauditas están concentrándose en industrias que consumen mucha energía, como plástico, petroquímicos, aluminio y acero.

PETROLEO Y TERRORISTAS
El éxito, o fracaso, de los planes de Arabia Saudita podría afectar la estabilidad de toda la región, que suministra al mundo gran parte de su petróleo y también ha sido un semillero de terroristas. "Es un país muy grande y poblado en una zona de riesgo", dice Handy. "Tiene una enorme cantidad de recursos petroleros que son de gran importancia para la economía mundial. Así que todo el mundo está interesado en su futuro político y el desarrollo de su economía".

Como el reino tiene casi un cuarto de las reservas conocidas de petróleo del mundo, puede costear sueños caros. Cuando el crudo subió a un máximo de US$147 el barril en julio de 2008, la empresa estatal de petróleo y gas, Saudi Aramco, generó hasta US$1.000 millones al día en ingresos.

EN EL EXTRANJERO
La Agencia Monetaria de Arabia Saudita -el banco central del país- incrementó sus participaciones en activos extranjeros como bonos y monedas a US$546.000 millones en octubre de 2008 desde US$98.000 millones en 2003. El producto interno bruto (PIB) total de Arabia Saudita, de US$482.000 millones, es muy superior al de cualquier otro país del Oriente Medio.

Con toda su riqueza, Arabia Saudita ha sentido los efectos de la crisis económica mundial conforme el crudo cayó a US$34 el barril en diciembre. El proyecto de cuatro ciudades es una versión reducida del plan original de seis nuevos centros urbanos. Como los bancos y los inversores están evitando el riesgo, más de US$60.000 millones en proyectos han sido cancelados o demorados, dice Handy.

La caída de los precios del crudo, y un retroceso del 71% en el índice bursátil Tadawul All Share desde el máximo de febrero de 2006, han afectado la confianza. Handy espera que el PIB se contraiga un 1,8% este año tras haber crecido un 4,2% en 2008.

Hasta hace poco la mayoría de los saudíes no necesitaban tener un empleo. El Gobierno proporciona educación y atención médica gratuita y no cobra impuestos sobre la renta personal. Una población de 6,5 millones de inmigrantes lleva a cabo la mayoría de las tareas domésticas del reino. En 2007, solo 4 millones de saudíes trabajaban, según el Ministerio de Economía y Planificación.

Sólo una fracción de las mujeres trabajan, en parte por las restricciones impuestas debido a la interpretación estricta del islamismo por parte del Gobierno. No se les permite tratar en público con hombres que no sean de su familia, por ejemplo, y tampoco pueden conducir vehículos de motor.

Como la población está creciendo y la inflación fue de un promedio del 9,9% el año pasado, existe una necesidad económica de que más mujeres trabajen. "A menos que uno sea muy rico en Arabia Saudita, no es posible tener un buen nivel de vida sin dos ingresos", dice John Sfakianakis, economista jefe de SAAB, un banco de Riad. "Eso está obligando a las mujeres a trabajar".


MODERNIZACION DE LA ECONOMIA
Bajo el octogenario rey Abdullah bin Abdulaziz al Saud, Arabia Saudita ha intentado modernizar su economía. Quiere atraer inversión extranjera -incluso US$500.000 millones para las nuevas ciudades- y ha abierto sectores como el de seguros a los que empresas extranjeras no tenían acceso anteriormente.

El reino atrajo US$24.300 millones en inversión extranjera directa en 2007, según los datos más recientes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en comparación con solo US$183 millones en 2000.

Seznec dice que el reino encara dos importantes retos: mejorar la calidad de la educación y elevar el estatus de las mujeres en los centros laborales. "Estas son las dos líneas en la arena en las que está teniendo lugar la batalla entre los reformistas y las fuerzas religiosas del reino", dijo.

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