Así funciona el cerebro que mueve al Metro
En cuatro turnos, más de 160 personas trabajan en el Centro de Control de Metro (CIC), unidad que tiene a su cargo el traslado de más de dos millones de pasajeros al día y la coordinación de los 165 trenes que llegan a recorrer simultáneamente.

SON las 7.30 y en Santiago, miles de personas salen de sus hogares para comenzar el día laboral. Poco a poco, la adrenalina comienza a apoderarse de las estaciones del Metro. Los andenes se llenan, los que quieren subir le cierran el paso a los que intentan bajar, por los altoparlantes entregan instrucciones y algunos asistentes vestidos de amarillo cuidan que la gente no traspase la línea de seguridad antes de la llegada del tren.
Esta escena se repite cada día y a distancia es observada por un grupo de personas que supervigilan y permiten la operación del tren subterráneo, a través de 50 pantallas conectadas a más de mil cámaras a lo largo de la red. Se trata del CIC, Centro Integrado de Control, el verdadero cerebro de Metro. Su rol es vital y, entre otras cosas, permite operar una red de 103 kilómetros y 108 estaciones.
Emplazado en la Alameda, a la altura del Metro Moneda, el CIC se concentra en una gran sala de 900 metros cuadrados, llena de pantallas, computadores y un reloj de números rojos que utilizan cuando se produce alguna emergencia. Se preocupan de todo, desde la operación, seguridad, comunicaciones (interna y externa), incluso del suministro, distribución y control de energía eléctrica para la red.
Sus 160 funcionarios, que operan en cuatro turnos, se ordenan de acuerdo con los roles asignados: en la primera línea está el Puesto de Comando de Tráfico, ellos son los encargados de ejecutar y controlar la operación de las cuatro líneas de la red y el tráfico de los 154 trenes que corren simultáneamente en horario punta. Divididos en equipos de trabajo por línea, son algo similar a una torre de control en el aeropuerto. Están encargados de regular las frecuencias, tienen contacto directo con los conductores y se preocupan de que el programa predispuesto se cumpla.
El tiempo pasa rápido, la hora punta se acerca y el grupo encargado de la Línea 1 monitorea 40 trenes que en ese momento se encuentran en operación. Minutos más tarde comienza a ingresar un tren vacío en Los Héroes y el espacio, para que no afecte la frecuencia del sistema, ya está dispuesto.
Detrás de esa línea se ubican los encargados de las comunicaciones. Entre ellos, una mujer que anuncia una frase familiar para cualquier usuario: "Gamma gold estación Tobalaba". Eso, en términos menos técnicos, se traduce en un llamado al supervisor de seguridad y de atención al cliente de esa estación.
De lleno llega la hora punta. Cada dos minutos, los trenes ingresan a las estaciones, que claramente están más atochadas.
En ese momento, una de las pantallas ubicadas a la izquierda de la sala muestra cómo un grupo intenta socorrer a una mujer que se desmayó en la Estación Rondizzoni. "Personal de estación acudir a andén", dicen en el CIC y se ve cómo los guardias corren hacia la mujer, segundos después piden una camilla y desde el andén informan que una mochila negra se fue en el tren, ahí comunicaciones le advierte a la tercera línea del CIC, que son los encargados de la seguridad, quienes logran encontrarla.
Aunque este incidente no afectó la operación, es común que situaciones así ocurran. "Tenemos bastantes incidentes relativos al público y tenemos que avanzar en educarlos", señala el subgerente de control de operaciones, Raúl Strappa, quien cuenta que más del 99% "los resolvemos en menos de cinco minutos". Por ejemplo, señala que unas siete u ocho veces a la semana alguien baja a la vía, ya sea para recoger algo o para cambiar de andén.
Así pasa el tiempo en el CIC, donde las 24 horas del día hay un equipo trabajando y cuya organización permite que más de dos millones de personas día a día lleguen a su destino.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.