EN ABRIL del año pasado entró en vigencia la ley que permitió reducir el tiempo necesario para constituir legalmente una empresa, pasando de 22 días a un promedio de sólo siete. La norma parece estar dando sus frutos, pues de acuerdo con cifras del  Ministerio de Economía, durante el año 2011, se crearon más de 58 mil empresas, superando ampliamente las 44.000 que se conformaron en 2010, y duplicando el promedio registrado en los últimos 14 años. Se trata de una noticia alentadora para la economía del país, pues ésta parece ser indicio de que se está creando un clima más propicio hacia el emprendimiento, lo que en el mediano y largo plazo se traducirá en más crecimiento y un mayor dinamismo en materia de empleo, pues se estima que cada uno de estos emprendimientos puede requerir entre cinco y 10 trabajadores.

El hecho de que se esté creando un promedio de 5.000 empresas por mes es también una prueba del virtuoso efecto que puede lograr el Estado cuando decide favorecer y estimular el libre emprendimiento. En ese sentido, cabe esperar que este tipo de iniciativas se profundicen a futuro; resulta valorable que el gobierno se haya puesto como meta que el plazo para constituir empresas se reduzca a sólo un día, objetivo que de cumplirse colocaría a Chile entre los países líderes en materia de facilidades para el emprendimiento. También es destacable el papel que está jugando la Corfo, que con programas como Start-Up -que busca atraer emprendedores de clase mundial al país- y nuevas líneas de financiamiento ha revitalizado su rol al fomento del emprendimiento. Contar con un sistema tributario más simplificado y estable también constituiría un significativo punto de apoyo, y en ese sentido es importante que el gobierno mantenga su compromiso de que el perfeccionamiento que estudia realizar al sistema tributario no desincentivará el emprendimiento.