BMW X1: la mezcla perfecta de todo lo que se le puede pedir a un auto
Equipado con un espectacular motor bencinero de tres litros y 265 caballos, el último modelo de la firma bávara demostró tener cualidades sobresalientes sobre el asfalto, un diseño cautivador y una muy correcta habitabilidad.
Fue en 1999 cuando BMW lanzó el entonces revolucionario X5, rebautizando el segmento de los Sport Utility Vehicle (SUV) por Sport Activity Vehicle (SAV), aduciendo que su nuevo modelo era capaz de mezclar la deportividad del diseño, con los conceptos de todoterreno, sedán y station wagon en un solo auto. Años después amplió la familia con el X3 y X6, y ahora completa la gama con el X1.
En palabras simples, estamos frente a un vehículo con aspecto de todoterreno, pero que tiene un comportamiento dinámico más parecido al de un sedán. Y es que a pesar de su aspecto, el X1 tiene una altura que no supera el 1,55 metro, lo que le permite tener un centro de gravedad bajo y una extraordinaria maniobrabilidad.
Buena parte del mérito se lo lleva la plataforma, muy neutra para ser un todoterreno, y la suspensión, que es firme y transmite mucho aplomo. Eso sí, si bien se trata de uno de los 4x4 más deportivos y estables del mercado, tiene sensaciones propias de un coche así, incluyendo algo de rolido en curva y bastante confort en tierra.
La dirección es un tercer punto destacado, algo normal en BMW, con un tacto excelente y una altísima capacidad de transmitir al volante lo que ocurre bajo las ruedas.
El xDrive28i monta un notable bloque de seis cilindros y tres litros, con 265 Cv de potencia y un torque de 310 Nm a 2.600 rpm, cifras poco normales para un todoterreno, y que le permiten mover holgadamente los 1.685 kilos de peso.
Su arranque es suave y moderado, pero si se pisa con fuerza el acelerador ocurre todo lo contrario: el X1 es exquisitamente explosivo. Esa es quizás su gran cualidad, porque el xDrive 28i puede ser perfectamente dos autos en uno: el primero, suave, tranquilo y progresivo para el día a día; el otro, un digno heredero de la tradición de BMW, de despertar las pasiones y generar las mayores emociones.
La transmisión automática de seis velocidades es la mejor aliada de este portentoso motor, pues tiene pasos de marcha rápidos y acertados, y un escalonamiento que permite mantener al motor con normalidad bajo las 3.000 rpm, lo que se traduce en un más que razonable consumo (8,2 km/litro en ciudad, sobre 13 en carretera).
Respecto de sus condiciones off-road, el X1 viene equipado con un sistema de tracción en las cuatro ruedas que se activa por requerimiento. No cuenta con reductora ni bloqueo de diferencial, sin embargo, el sistema es más que suficiente para sortear caminos agrestes o pisos de baja adherencia, como la nieve y la tierra.
Le pesan no tener un mayor despeje del suelo, aunque con ello perdería su notable despliegue sobre el asfalto, que sin duda es su hábitat natural de circulación.
INTERIOR ABUNDANTE
Adentro del habitáculo encontramos un auto bien logrado en diseño, terminaciones y materiales, pero que como todo BMW, no se siente ostentoso ni extremadamente elegante. Se siente amplio, no sólo por la altura, sino porque cuenta con un extenso techo acristalado.
La posición de manejo es óptima, más pegado al piso que en altura, pero no afecta la visibilidad. Los pasajeros van cómodos, pero como en la mayoría de los autos, el asiento del medio es poco práctico, sobre todo porque el túnel de la transmisión utiliza mucho espacio. En todo caso, el respaldo de esta fila puede inclinarse hasta 31º, entregando mayor comodidad.
Si se adelanta el respaldo, se gana espacio de carga, pero queda tan vertical que resulta incómodo para su uso. El maletero tiene una capacidad de 420 litros, 70 más si los respaldos se ponen en posición vertical. Además, los asientos son independientes, por lo que la capacidad crece hasta 1.350 litros si se abaten.
El BMW X1 xDrive 28i es una buena opción para quienes buscan un todoterreno compacto, pero lo suficientemente premium.
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