El aumento de la temperatura del planeta reduce el efecto refrigerante de los bosques, según comprobaron Astrid Kiendler-Scharr y colegas del Centro de Investigaciones de Jülich, en Alemania.

Cuando hace mucho calor, en los bosques se forman menos partículas en suspensión que sirven de núcleos de condensación para el vapor de agua, indicó la institución científica.

Como consecuencia, se forman menos nubes y la radicación solar puede llegar hasta el suelo, indica el estudio publicado en la revista científica Nature.

Los árboles emiten un compuesto orgánico llamado monoterpeno, que produce el típico aroma a bosques. Estas sustancias volátiles son muy importantes para la formación de las partículas en suspensión, explicaron los investigadores.

Cuando las temperaturas son mayores, se emiten más monoterpenos. Por este motivo se suponía hasta ahora que cuando hace más calor se formaban más nubes, que a su vez tienen un efecto refrigerante.

Sin embargo, Kiendler-Scharr y colegas descubrieron que el efecto es contrarrestado por la liberación de otra molécula, el isopreno. Esta sustancia, cuya producción también se incrementa con el aumento de la temperatura, captura determinados radicales del aire. Al reducirse la cantidad de éstos, los monoterpenos forman menos partículas en suspensión, por lo que se reduce la formación de nubes.

Al incrementarse las temperaturas, la evaporación de isoprenos registrará un aumento mayor que el de los monoterpenos, explicaron los científicos.

Hasta el año 2100</strong>, la producción de partículas en suspensión se reducirá en alrededor de un quinto, según las estimaciones de los expertos. Por lo tanto, el efecto refrigerante por la presencia de nubes bajará en un 12 por ciento.

EL ESTUDIO
Kiendler-Scharr y colegas realizaron sus experimentos en una especie de invernadero, en el que plantaron abedules, hayas, abetos y pinos, todas especies de árboles que emiten escasa cantidades de isoprenos.

Así, los investigadores pudieron modificar controladamente la concentración de isoprenos en el invernadero, para determinar su efecto en la formación de partículas en suspensión.

Cuando, para comparar, colocaban un roble, que emite grandes cantidades de isopreno, la producción de aerosoles prácticamente desaparecía.