Si bien no hay duda que el Corvette es un ícono de la cultura estadounidense, también es cierto que nació como respuesta a los coches europeos que empezaron a circular después de la Segunda Guerra Mundial. Esta inspiración proveniente del Viejo Continente, es la que pretende recuperar la séptima generación del deportivo.

Según lo señalado a Autoweek por Ed Welburn, responsable de estilo de General Motors, a fines del año pasado se invitó a 10 estudios de todo el mundo a presentar propuestas de diseño para el Corvette C7, con énfasis en Europa.

El diseñador, además, reconoció que se podría mejorar la calidad del habitáculo y que el deportivo se ve exageradamente grande, por lo que GM buscará un diseño más reducido.