Histórico

Espíritu Santo: El nuevo vecino

<img style="padding: 0px; margin: 0px;" alt="" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg" width="81" height="13"> Opacado entre BahIa y RIo de Janeiro, el estado de EspírItu Santo quiere salir del anonimato. Al menos para los chilenos. CUATROCIENTOS 50 kilOmetros de playas, verdes montañas y una gastronomIa extraordinaria son sus argumentos para conquistar a los turistas.

Con dos vecinos tan llamativos, debe ser difícil brillar. Y es que Espíritu Santo, ubicado al norte del estado de Rio de Janeiro y al sur del de Bahía, debe ser uno de los sitios brasileños menos conocidos por los chilenos. Su capital, Vitoria, seguramente pasa inadvertida; y sus playas y montañas llenas de historia, gastronomía irrepetible y verdes paisajes, nos suenan poco familiares.

Pero está ahí, a un paso, esperando recibir a parte de aquellos chilenos que cada vez más se lanzan a descubrir Brasil. A apenas una hora y poco del aeropuerto de Sao Paulo; o a 500 kilómetros por tierra desde Río.

Garotas y garoto
Mientras la guía comienza a explicar la historia de los primeros habitantes capixabas (se pronuncia capichabas), inevitable resulta no volcar el pensamiento y dejarse llevar por dulces escenas capaces de conquistar a grandes y chicos: acá en Vitoria, capital del estado, se encuentra la fábrica de Garoto, marca de chocolates famosa mundialmente. Es fácil imaginarse haciendo el tour que ofrece en sus instalaciones, donde los visitantes pueden comer todo, sí, todo el chocolate que su estómago permita, mientras se recorren los procesos de producción. Eso sí, con un requisito, sin tomar jamás una gota de agua. Cuando se le pregunta a Dulce -irónicamente así se llama la guía- para saber cuántos chocolates es capaz de comer un ser humano normal, responde: "De los turistas que han visitado la planta conmigo, el que más ha podido han sido 37 chocolates diferentes, pero he sabido de gente que se ha comido 67 piezas de chocolate", dice con una calórica sonrisa.

La guía engancha con el tema. "A los empleados de Garoto que recién ingresan a trabajar se les permite comer todo cuanto quieran y puedan. Es la mejor forma de que se harten y nunca más quieran seguir comiendo".

Vitoria es una isla unida al continente por una serie de puentes, uno de ellos, llamado simplemente Tercer Puente, es una gran obra de arquitectura de 3,4 kilómetros que une a la ciudad con su vecina Vila Velha. Como es de imaginar, en una isla las playas son uno de sus principales atractivos (son en total 105 km2 de ellas) y acá las hay de urbanas y populares a solitarias y poco concurridas. Destacan la playa de Camburí, de casi cinco kilómetros y cuya costanera acaba de ser remodelada. Aquí trotadores, caminantes, ciclistas y quien desee pasear gozando con la brisa del mar es bienvenido.

Dicen que en este estado, que posee en total 450 kilómetros de litoral, es verano casi el año entero. Una playa animada y donde muchos aprovechan de realizar deportes náuticos es Curva da Jurema; otra algo más alejada es Guarapari, conocida por sus arenas negruzcas que tienen propiedades medicinales, en especial para tratamiento reumáticos. Meaípe es el sitio ideal para quien busca la tranquilidad de una villa de pescadores con aguas calmas y arenas doradas. Aquí podrá pasar una apacible estadía (hay hoteles y posadas). Uno de los más reconocidos restaurantes del estado: Cantinho do Curuca y un local imperdible: Bolinhos de Zezé, que desde hace más de 25 años vende una especie de pasteles de papa (pero de mandioca) rellenos de camarón y queso, carne con queso, pollo, calabresa, entre otros. Una verdadera delicia por apenas $1.600.

Sabores diversos

En la gastronomía local se destaca, por sobre todo, la moqueca y la torta capixaba, ambos hechos con frutos marinos y diversos vegetales y servidos en fuentes de greda o panelas, artesanías ligadas a las tradiciones indígenas. Tal vez muchos de quienes conocen Bahía habrán probado la muqueca de peixe y camarón, sin embargo, los habitantes de Espíritu Santo afirman con orgullo que este plato nació acá. "La muqueca es capixaba, lo demás es pescada", dicen despectivamente refiriéndose a las preparaciones bahianas que, además, mezclan sabores fuertes y diversos, como leche de coco y aceite de dendé. Lo cierto es que la preparación es sabrosa y nadie puede irse de acá sin haberla probado. Sitios para hacerlo hay numerosos en la ciudad, pero uno, sin duda único, es en el restaurante Panela, del hortomercado, un moderno galpón que combina restaurantes, venta de frutas y verduras, souvenirs y algunas artesanías. Por unos $6.000 por persona se puede disfrutar de un banquete que combina casquiña de siri (cangrejo), la ya descrita moqueca, pírao (caldillo de pescado con harina de mandioca), boliños de bacalao, muqueca de plátano, arroz y fafora (esa clásica harina que acompaña a la feijoada).

El interior
Una gracia de Espirítu Santo es que mezcla paisajes que por lo habitual suelen estar bastante alejados. Así uno puede pasar del mar a las montañas en apenas 40 minutos. Ideal para armar un panorama un día de lluvia o nublado.

Recién estrenado, el Tren de las Montañas permite, en poco tiempo, vivir la experiencia. Bajo el suave andar de una locomotora, pero sumamente confortable, que se abre paso entre la tupida Mata Atlántica, bordeando ríos y cascadas, pasando por pequeños pueblos-estaciones. Hacia el interior, también, es posible hallar verdaderas sorpresas, todas ligadas al agroturismo. Siguiendo por la carretera BR 262, en las cercanías de Tapera. Como los productos Rochi, donde destacan preparaciones con frutillas gigantescas, desde licores a dulces y mermeladas; la fábrica artesanal de cachaza Reserva do Gerente (su nombre se debe a que su dueño era gerente de un banco que cambió la ciudad y las finanzas por el campo, alambiques y barricas); o el sabrosísimo socol y las preparaciones de la Familia Lorenção. El socol es una especie de embutido de cerdo, pero bajísimo en grasas, cuya receta fue traída desde Italia. También elaboran limoncello y una serie de inigualables antipastos. La sangre italiana corre por las venas de la familia entera, que recibe al visitante con abrazos, ofreciendo una degustación de sus productos y una entretenida conversación con doña Cacilda, la matriarca, o Bernardette, su nuera y quien lleva el negocio familiar.

El hermano de esta ultima, Fernando, posee a unos minutos el acogedor restaurante gourmet Don Lorenzoni. Levantado en un galpón restaurado que tiene más de un siglo, su carta combina los sabores de un filete acompañado de raviolones rellenos con queso y pera, o salmón con pasta a la maracuyá.
Verdaderas sorpresas de un vecino que debería ser estrella.

Otros atractivos

Manglar. Un paseo en barco de dos horas y media. Con 900 hectáreas, es el más grande de Latinoamérica. La excursión permite también obtener bellas vistas de la ciudad.

La Piedra Azul. Es un parque estadual cuyo principal icono es un gigantesco macizo graniteo de 1.822 metros y que cambia de color dependiendo de la hora y la luz del día. Al interior del parque hay variados servicios, desde deporte aventura a paseos en caballos noruegos.

Convento da Penha.
Imponente santuario construido por esclavos en el año 1558 sobre un monte y desde donde se obtienen las mejores vistas de toda la ciudad y de Vila Velha.

Visita a fábrica Garoto. Debe programarse con anticipación por teléfono (55-27 3320-1709). Tienen una duración de una hora, se llevan a cabo de lunes a viernes y el valor de ingreso es de $3.000. Más información: programa.visitas@garoto.com.br.

Palacio Anchieta.
Construcción jesuita del siglo XVI, tras su expulsión pasó a ser propiedad del Estado y desde el siglo XVIII alberga al gobierno de Espíritu Santo, está frente al puerto y permite visitas.

Cómo llegar

A Vitoria, por avión, conexiones desde Sao Paulo o Río de Janeiro desde US$ 550 aproximadamente saliendo desde Santiago. También se puede llegar por tierra desde Río (unas siete horas).

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