John Grant: "Mis canciones son la forma de encontrar un lugar en un mundo al que nunca me he adaptado"
El autor de 'Grey tickles, black pressure' -uno de los mejores discos de la última temporada-, habla con La Tercera antes de su primera visita a Sudamérica.

Con John Grant (48) no existen las frases hechas ni las respuestas tipo. Desde Islandia, el lugar que escogió para vivir hace cinco años, el músico estadounidense dispara frases cargadas de humor negro y una honestidad descarnada poco habitual para este tipo de entrevistas, y sólo en los primeros minutos de conversación enumera sus películas latinoamericanas favoritas en un español casi perfecto (maneja ocho idiomas); explica su rutina doméstica en Reykjavik, la capital islandesa; adelanta sus planes de vacaciones familiares y revela, espontáneamente, detalles de su vida sentimental.
“Mi vida aquí en Islandia se está acercando bastante a algo normal, lo que es muy extraño para mí”, dice el solista, autor de uno de los mejores álbumes de la última temporada según diversos medios especializados (Grey tickles, black pressure, 2015) y conocido por su tortuosa vida personal, en la que ha enfrentado -muchas veces públicamente- problemas de autoestima, adicciones varias, una lucha contra su homosexualidad que le tomó varios años y también su condición de VIH positivo, que reveló durante un concierto en Londres en 2012.
Tal como lo revelan sus composiciones de synthpop y rock experimental, para el ex líder del grupo The Czars exponerse es una forma de terapia. “Mis canciones las hago fundamentalmente para mí. Soy egoísta en ese sentido, son mi forma de encontrar un lugar en este mundo al que nunca me he adaptado”, explica Grant, quien tras editar tres discos en solitario y en su momento de mayor reconocimiento, visitará por primera vez Sudamérica, con un show ya agendado en el festival BUE de Buenos Aires el 15 de octubre.
En algún momento estuvo la opción de venir a Chile, pero al parecer las tratativas no prosperaron.
Sí. Es muy triste porque tenía muchas ganas de ir. Tuve un novio hace mucho tiempo y luego él se fue a vivir a Santiago por trabajo, así que escuché mucho sobre la ciudad. Y aunque nunca he podido verla en persona, estoy enamorado de la Cordillera de los Andes. Tengo muchas ganas de llegar a Sudamérica para poder profundizar mis conocimientos de la lengua y de la cultura de allá.
¿Cómo es su vida actualmente en Islandia? Alguna vez dijo que Reykjavik le salvó la vida.
Llevo casi 5 años acá, aprendiendo el idioma y ahora en una relación con un tipo increíble, aunque en ocasiones se hace difícil porque tengo que viajar mucho. Él me acompaña cuando puede y quiere, así que eso lo hace bastante más fácil. He conocido a mucha gente buena acá. En este punto, más que preocuparme de crear nuevos discos, estoy concentrado en construir relaciones saludables.
Y todo el éxito que han tenido sus álbumes solistas, en especial el último, ¿es algo que lo sorprende o que lo reconforta?
No lo esperaba. No lo sé... simplemente me pone muy contento poder ir a lugares distintos, conocer gente, mejorar el idioma. Es fantástico pero a veces algo abrumador, porque enfrentémoslo: no tenemos tiempo suficiente para mantener el contacto con todas las personas que vas conociendo por el mundo. Ya darse el tiempo para la familia es difícil. Es fácil perderse en este ritmo, se vuelve muy cómodo quedarse en esa burbuja, pero trato de recordarme que ese no es el mundo real. Lo que trato de decir es que este estilo de vida a veces te lleva al aislamiento y eso no es bueno para alguien como yo, que tiendo a la depresión.
En Grey tickles, black pressure hay mucho humor negro al momento de enfrentar esa depresión y sus fantasmas. ¿Esa es su fórmula para superarlos?
Creo que es un disco bastante optimista. La mayoría de las imágenes o ideas más oscuras van a acompañadas de humor negro, porque la vida es una locura, es ridícula, como la película Relatos salvajes. Tienes que tener sentido del humor si quieres funcionar en este mundo. Soy un optimista pero no quiero ignorar el dolor, creo que debemos hablar de eso, procesarlo, reírnos de él, porque así es la vida cotidiana. Por lo mismo, creo que este disco y mi música en general tiene que ver con tratar de tener perspectiva en el día a día, esa es la clave de nuestra existencia y lo que me faltó durante gran parte de mi vida.
¿Está trabajando en nueva música actualmente?
Sí. Estoy próximo a entrar a grabar al estudio con uno de mis héroes, Stephen Mallinder, de Cabaret Voltaire, que ahora tiene el grupo Wrangler. Nuestra idea es hacer un show juntos en Londres en octubre y ahí aprovecharemos una semana para grabar nueva música juntos. Y también estoy pensando en mi próximo disco, para el que ya tengo varias ideas, maquetas y libretas con anotaciones. A medida que envejezco me doy cuenta de lo estúpido que fui cuando joven, porque siempre creí que los buenos músicos nacieron así, pero el trabajo es igual de importante. Ahora me he vuelto más disciplinado y he elegido ser creativo, porque esa es una elección.
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