Histórico

La historia de un chileno en la realeza de Camboya

La curiosidad del chileno Julio Jeldres propició una correspondencia con el rey de Camboya que lo llevaría a ser, 25 años después, el biógrafo oficial del monarca y consejero de su hijo.

En 1967, un adolescente de 16 años descubrió en los diarios santiaguinos la visita de una deslumbrante Jacqueline Kennedy a Camboya, un país del que solo llegaban contadas noticias y que vivía en el imaginario de muchos gracias al exotismo asiático de los templos de Angkor Wat. El joven decidió escribir una carta a la misión permanente de Camboya en Naciones Unidas. La respuesta, firmada por el rey Norodom Sihanouk, sería el comienzo de una larga correspondencia y amistad que vincularía al chileno Julio Jeldres con los actores más importantes de la política asiática de las últimas décadas y le convertiría en el biógrafo oficial del rey de Camboya.

En una tranquila cafetería del centro de Phnom Penh, no lejos del monumento erigido en honor al difunto monarca Norodom Sihanouk, Jeldres vuelve en el tiempo para recordar los avatares que le llevaron a abandonar Chile por Australia durante el gobierno de Salvador Allende, en busca de un futuro mejor, alejándole de los peligros de la dictadura de Pinochet.

“Al principio trabajé en varias fábricas hasta que aprendí inglés, y de ahí me salí al tiro, primero trabajé en un hotel y después me fui a estudiar a la universidad a hacer lo que yo quería, que era estudios asiáticos”, cuenta Jeldres a La Tercera mientras en el exterior una marea de motocicletas, tuk-tuk y algunos todoterrenos recorren el bulevar Sihanouk.

El chileno, cercano y de risa espontánea, cita fechas y nombres históricos sin dificultad y se remonta a los inicios de sus labor para el rey.

En Camboya, Sihanouk tuvo que exiliarse a China en 1970 tras haber sido depuesto en un golpe de Estado liderado por el general Lon Nol y orquestado por Estados Unidos. El monarca había logrado la independencia de Francia en 1953 y luchado por la integridad territorial de su país durante la guerra de Vietnam, como parte del bloque de los países no alineados con las grandes potencias.

Jeldres formó la “Unión de estudiantes amigos de Camboya”, que llegó a tener cerca de 30 miembros, y comenzó a escribir a cualquier gobierno que pudiera ayudar al monarca. Los gobiernos de Frei y Allende y el Departamento de Estado norteamericano fueron contactados y en algunos casos contestaron.

Su temprana inquietud política chocó con la peligrosa realidad de la Guerra Fría. Su intercambio de cartas con el rey de Camboya, que en esos momentos formaba en el exilio en China una coalición con el entonces opaco grupo comunista del Jemer Rojo, lo convirtió en objetivo durante la dictadura de Pinochet.

“La policía vino a mi casa buscándome pero eran tan idiotas que no sabían que yo me había ido a Australia un año antes del golpe. Pero mis padres y hermanas, asustados, quemaron toda la correspondencia y libros que quedaban en casa”, asegura.

En Camboya, el Ejército del Jemer Rojo comenzó una utopía agraria comunista entre 1975 y 1979 en la que las ciudades fueron vaciadas y un cuarto de la población (cerca de dos millones de personas) perdieron la vida a causa de las condiciones de los campos de trabajo, el hambre y las ejecuciones del régimen.

El rey Sihanouk, que había pasado de perseguir a los comunistas desde el gobierno a aliarse con ellos en el exilio, fue nombrado jefe de Estado de la Kampuchea Democrática, un rol ceremonial. Resignó en abril de 1976 y fue recluido en el Palacio Real hasta que el macabro experimento del Jemer Rojo terminó en enero de 1979 con la invasión de Vietnam. Durante aquellos años no llegaron cartas del rey.

En 1981 y tras 14 años desde que envió la primera carta a la misión de Camboya en la ONU, Jeldres conoció al rey en persona.

El entonces príncipe Sihamoni, actual rey de Camboya, recibió al académico en el aeropuerto de Pyongyang, en Corea del Norte, un país cerrado para la inmensa mayoría de los extranjeros, aunque era uno de los refugios de Sihanouk debido a la larga amistad del rey con su fundador, Kim Il-Sung.

Poco después de su primera visita, el santiaguino comenzó a trabajar para Sihanouk, primero a distancia desde Melbourne como asesor de comunicación y después como jefe del secretariado privado real desde Beijing con vistas al regreso del rey a Camboya.

La caída del muro de Berlín y la Unión Soviética propiciaron una solución diplomática para Camboya y en 1991 el chileno regresó junto al rey a un país asolado por años de guerra civil y la destrucción de las instituciones por parte del régimen del Jemer Rojo.

Tras el Acuerdo de París de 1993 entre las facciones que se disputaban la soberanía de Camboya, Sihanouk recuperó la corona. “Una de las primeras cosas que hizo al día siguiente, fue firmar dos decretos reales uno nombrándome miembro honorario de su gabinete con el rango de ministro y el otro nombrándome biógrafo oficial”, afirma.

El poder no volvería a cambiar de manos en Camboya, donde el actual primer ministro, Hun Sen, un comandante del Jemer Rojo que desertó, lleva más de 30 años al frente del gobierno en una pseudo democracia basada en el clientelismo y la compra o represión de los opositores políticos para mantenerse en el poder.

El rey Norodom Sihanouk murió en 2012, tras luchar contra un cáncer que acabó silenciando a uno de los líderes más carismáticos e impredecibles de la historia reciente de Asia. “Al final yo creo que lo único que quería era irse, después de todas las bestialidades que estos han cometido aquí”, se lamenta su biógrafo.

Más sobre:portada

¿Vas a seguir leyendo a medias?

NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE

VIDEOS

Servicios