La hora de los apoderados

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Observando los votos José Antonio Kast mira atentamente los votos junto al abogado Fernando Atria.

Intervención de militares, peleas por votos mal marcados y un José Antonio Kast protagonista en el Estadio Nacional. Aunque se esperaba una elección más peleada, los apoderados igualmente cumplieron un rol importante en el triunfo del abanderado de Chile Vamos.




Una elección que se anticipaba muy peleada fue preparada por las dos campañas con un despliegue especial de los apoderados en las mesas por todo Chile.

Aunque el resultado fue menos dividido de lo que se esperaba, el trabajo de los representantes de Sebastián Piñera y Alejandro Guillier fue igualmente intenso. Peleas por votos con marcas dudosas, burlas cruzadas y supuestas intervenciones marcaron el día de los apoderados.

Kast contra todos

Lo que pasó ayer al mediodía en el Estadio Nacional fue inédito. Tradicionalmente, suele ser una hora tranquila para ir a votar, con las mesas ya constituidas y con un flujo normal de transeúntes. Pero la de ayer no era una elección como las anteriores. La pelea podía ser voto a voto. Por eso, los ánimos estaban caldeados desde temprano y no se podía dar ningún tipo de ventaja respecto a posibles intervenciones en las preferencias. Fue esa misión la que desató los conflictos.

Militares custodiando una sola mesa de votación, sin dejar pasar a nadie. Personas gritándose consignas cruzadas y varias cámaras de televisión transmitiendo casi en cadena nacional los enfrentamientos. Ese era el panorama que se vivía al mediodía en el reducto de Ñuñoa.

El protagonista de todo fue el ex candidato presidencial José Antonio Kast, quien estuvo representando la candidatura de Sebastián Piñera como apoderado.

El diputado llegó a las 7 de la mañana a ejercer su labor en la mesa 1 de mujeres del recinto deportivo y lo hizo rodeado de varias personas. Según cuentan fuentes cercanas, Kast se comprometió personalmente con Sebastián Piñera y reunió a varios de los adherentes que se habían ofrecido en primera vuelta para ser apoderados por su candidatura. La idea era formar un grupo amplio y monitorear en todo momento lo que pasaba con la elección. Además, la esposa de José Antonio Kast y cinco de sus nueve hijos también ejercieron como apoderados en el mismo recinto.

"Creo que se hizo un esfuerzo importante por organizar y capacitar a los apoderados, para asegurar el resultado de la elección. Ello permitió dar la sensación de tranquilidad que necesitaba este día tan importante", dijo José Antonio Kast, quien eligió esa mesa de forma estratégica, pues sentía que su presencia podía marcar la diferencia en un lugar que en primera vuelta tuvo como resultado un empate entre Alejandro Guillier y Sebastián Piñera.

Pasaron los minutos y varias personas se acercaron para fotografiarse con el diputado, quien accedió sin problemas. La abogada del Partido Comunista, Julia Urquieta, también estaba ejerciendo como apoderada de unas mesas más allá y decidió denunciar a Kast. Según la abogada, lo que estaba haciendo era intervención electoral. Algunos presentes se acercaron y empezaron a exigir que el diputado saliera del lugar. Otros llegaron a defenderlo. Ambos bandos se enfrentaron a gritos e hicieron imposible que la votación pudiera continuar por algunos minutos.

"Pregúntele a Julia Urquieta por qué hizo el escándalo", decía de manera desafiante José Antonio Kast, quien se negó a salir y se mantuvo con custodia militar y policial mientras del otro lado organizaban funas en su contra.

El día empezaba de manera tensa y prometía seguir así hasta el final del conteo de votos.

Apoderados por todo Chile

La organización de los apoderados de mesa fue un tema importante previo a la elección. Como se esperaba un resultado muy peleado, cada voto contaba. Sobre todo, tras las acusaciones del comando de Sebastián Piñera por la supuesta entrega de papeletas marcadas en la primera vuelta. Las mismas denuncias se hicieron efectivas ayer.

La apuesta de la Nueva Mayoría fue lograr que en cada una de las 42.890 mesas habilitadas hubiera un apoderado de mesa. Hasta el cierre de esta edición, desde el comando se estimaba que habían logrado alcanzar el 80% de ese número. El despliegue incluyó a figuras emblemáticas como Camila Vallejo en La Florida, Maya Fernández y Fernando Atria en el Estadio Nacional; Osvaldo Andrade en Puente Alto y Marcelo Schilling en Valparaíso.

En Chile Vamos también apostaron por cubrir el total de las mesas de todo el país con una campaña mediática para inscribir voluntarios. Desde el comando informaron la inscripción de 45.200 apoderados. Con esa cifra, mayor a la cantidad de mesas totales, lograron que en algunos locales siempre hubiera una persona observando todo el proceso. Ese fue el caso del Estadio Nacional, donde los apoderados por Sebastián Piñera hicieron relevos para ir al baño o almorzar, mientras que los de Alejandro Guillier dejaron varias mesas sin representantes durante ciertas horas del día.

Además, en el comando del presidente electo se habilitó un call center con 20 abogados que fueron coordinados por el ex subsecretario del interior Rodrigo Ubilla.

Los hijos del ex presidente cumplieron un rol clave para convocar y organizar a los apoderados. Magdalena Piñera llegó hasta Recoleta para ser apoderada y Sebastián Piñera Morel hizo lo propio en Puente Alto. Otros emblemáticos que llegaron hasta las mesas fueron los ex ministros Hernán de Solminihac, en La Florida; Louis de Grange, en Pedro Aguirre Cerda, y la hermana de Manuel José Ossandón, Ximena Ossandón, en La Pintana.

Previamente, el Servel había informado a los partidos que los apoderados de mesa podían ser parlamentarios en ejercicio, pero no ministros ni funcionarios del gobierno. Ellos tenían derecho a estar sentados al lado de cada mesa y hacer observaciones sobre cualquier irregularidad.

Un conteo polémico

José Antonio Kast, sonriente, y al lado Fernando Atria, de brazos cruzados, los dos escuchando el conteo de votos que daba al abanderado de la oposición como ganador de la mesa femenina n°1 del Estadio Nacional. Ambos apoderados no cruzaron ni miradas ni palabras durante toda la tarde. Debido a los desórdenes de la mañana, militares cercaron el perímetro de la mesa en la que Kast era protagonista. Cada voto era una ovación o un abucheo de los adherentes que se agolparon a escuchar los resultados. Los votos a favor de Sebastián Piñera eran celebrados con gritos que agradecían a José Antonio Kast, mientras el resto lo increpaban recordando su apoyo al gobierno militar.

Finalmente, los resultados en la mesa de Kast fueron a favor de su causa. Piñera ganó con 66 votos frente a los 47 que recibió Guillier.

El diputado salió del Estadio Nacional rodeado de sus adherentes, quienes le agradecían su gestión y le atribuían ser clave en el triunfo del candidato de Chile Vamos, que superó el resultado que había obtenido en esa mesa durante la primera vuelta.

Tras esa larga jornada, José Antonio Kast no fue al comando de Piñera. Prefirió reunirse con su familia y celebrar el rol que cumplieron los apoderados del nuevo presidente.

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