Los mellizos de Mauricia Ibáñez, María de la Cruz y Gabriel, cumplieron un mes de vida. Nacieron el 14 de febrero luego que su madre viajara a Estados Unidos para someterse a sesiones de fertilidad. Cuatro viajes, cuatro sesiones. Hasta ahí, la historia suena igual que las de muchas mujeres que se someten a estos métodos para convertirse en madres, pero la de Mauricia no es común.

El 2014, la Junta de Castilla y León decidió retirar la custodia de Blanca, la primera hija de Mauricia, por desamparo, quien además fue incapacitada laboralmente por padecer un trastorno psicológico.

Blanca vivió con ella en Palacios de la Sierra hasta que la Junta logró que un magistrado le retirara la custodia. La sentencia del caso determinó que "la menor sufría de aislamiento, vivía sin las condiciones higiénicas mínimas y saludables y que la madre no la había escolarizado pese a las indicaciones de los profesionales".

"¿Desamparada? Pero si yo estaba con ella siempre. Éramos uña y carne", aclara la sexagenaria, antes de negar las acusaciones y afirmar que no mandó a la pequeña a la escuela porque "solo" tenía tres años: "Y en España no es obligatorio hasta los seis", dijo Mauricia a El País.

El debate en España se divide en dos aristas. La primera es el "carácter de proeza científica al servicio del deseo y libertad de ser madre,y los que consideran que haber permitido este caso constituye una irresponsabilidad".

"Un hombre de 65 años puede tener hijos perfectamente, pero lo que se cuestiona es que lo haga una mujer... ¿Por qué?, plantea Mauricia. "Es cierto que soy mayor, pero no es menos cierto ni más importante todavía que ha sido posible".