Histórico

Mumford & Sons: "No queremos que nadie nos diga cómo deberíamos sonar"

Los líderes de la banda, Ted Dwane y Ben Lovett, analizan el exitoso giro de su último álbum, donde cambiaron los banjos por las guitarras eléctricas.

Tras un recorrido de más de diez días que pasó por Colombia, Brasil y Argentina, los rostros de los integrantes de Mumford & Sons evidencian el trajín de los vuelos, los festivales y los hoteles. “Es un poco más estresante y desgastante porque tenemos que volar a todas partes, no es como cuando viajamos en nuestro bus de gira, pero creo que la recompensa que recibes de este público hace todo más fácil”, asegura el bajista y guitarrista Ted Dwane, sentado en el Parque O’Higgins poco antes de su debut en Lollapalooza y sólo un par de horas después de aterrizar en un vuelo privado en Santiago, la última parada del primer tour por Sudamérica del conjunto.

Al cuarteto de Londres parece gustarle esto de ponerse a prueba. Luego de liderar los ránkings de su país, del Grammy a disco del año (por Babel, de 2012), de encabezar el festival de Glastonbury 2013, y del reconocimiento a ambos lados del Atlántico, la última gran carta del llamado folk rock decidió reemplazar los banjos y las mandolinas por las guitarras eléctricas en su tercer trabajo de estudio, Wilder mind (2015). Una movida que a muchos les recordó la célebre era enchufada de Bob Dylan -sin dudas, el patriarca del género y referente absoluto de Marcus Mumford y compañía- y que, con el tiempo, sólo trajo buenos divididendos para los autores de I will wait, que tras una etapa sabática volvieron a saber de elogios, récords de ventas y grandes festivales en el mundo. Un panorama que, por cierto, está lejos de incomodarles.

“Realmente disfrutamos los festivales, lo sentimos en parte como un desafío, porque en general la gente transita por varios escenarios y nos gusta lograr congregar a la audiencia, invitarla a nuestro show. Es un privilegio en ese sentido que nuestra primera vez en Santiago sea en este contexto multitudinario”, agrega Ben Lovett, el encargado de los teclados y acordeón en la banda, que esta noche cerró el Itaú Stage con un show de 90 minutos.

¿Ese sonido más eléctrico y pop quizás de Wilder mind les da más posibilidades de poder actuar en eventos y ante públicos más diversos?

Dwane: Exactamente. Ya sea en un festival o en un show solos, tenemos la posibilidad de crear un viaje, ha crecido nuestra paleta de colores y ahora además tenemos el doble de canciones para tocar de las que teníamos hasta hace unos años.

Siempre son llamativos esos cambios de sonido, en especial para un grupo que está en la cima de su popularidad. ¿Para ustedes es parte de una evolución natural?

Lovett: En cierto sentido, fue más bien como conectarnos con un sonido de cuando éramos adolescentes, ese período más eléctrico de nuestras vidas de hace 15 años, cuando cada uno tocaba covers de Oasis o Blur. Se siente bien, lo disfrutamos, pero son cosas cíclicas, nunca somos conscientes de lo que supuestamente deberíamos estar haciendo ni escuchamos lo que la gente cree que deberíamos estar tocando, hacemos lo que nos hace sentir bien y el último disco nos hizo sentido en este punto de nuestras carreras. Veremos qué pasa después. No queremos que nadie nos diga qué es Mumford &Sons, porque nosotros tampoco sabemos qué somos, sólo queremos seguir en este viaje para seguir descubriéndolo.

¿Qué sensación les deja esta primera gira por Sudamérica?

Dwane: Es nuestra primera vez aquí y la verdad es que superó nuestras expectativas, que ya eran altas. Estamos en el final de este viaje y nos sentimos muy bien, aunque nos gustaría volver en algún momento con un show de dos horas.

Más sobre:portada

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡OFERTA ESPECIAL CYBER⚡

PLAN DIGITAL desde $990/mesAccede a todo el contenido SUSCRÍBETE