Parodia al Presidente
Señor director:
Desde hace muchas décadas, todos los mandatarios chilenos han sido blanco de los humoristas. Bastará recordar algunos célebres titulares del diario Clarín en relación con Jorge Alessandrí, muchas caricaturas de Topaze y, mucho más recientemente, algunos programas televisivos en que se caricaturizó a los ex presidentes Lagos, Frei-Ruiz Tagle y Bachelet. Ni siquiera la figura de Augusto Pinochet escapó a este destino.
Al humor se le enfrenta, en primer lugar, con buen humor, pues nos está mostrando que todo aquello que nos tomamos tan en serio merece, a lo menos, una mirada crítica capaz de relativizarlo. La cuestión no es que tal o cual humorista se haya mofado de la figura presidencial, la cuestión es tratar de entender por qué hace reír a las muchedumbres.
En democracia, el Presidente es una figura sobreexpuesta y, en tanto tal, objeto de chistes y humoradas de parte de algún agudo humorista. Esto es exactamente lo que ha hecho Stefan Kramer a propósito del frío saludo de Marcelo Bielsa a Sebastián Piñera. La cuestión que se plantea no es si acaso debe existir el humor en los medios, sino aprender a leer en tales representaciones el estado de ánimo de la población. Responder al humor con mal humor es un mal chiste.
Alvaro Cuadra
Académico Universidad Arcis
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