¿Cómo crear una obra apelando al cine, la danza, las palabras, el teatro y otros soportes, y obtener algo genuinamente inédito? En una época en que parece que todo está inventado, el montaje belga Kiss & Cry sorprende por los caminos en que va creando mundo inimaginados donde todas las artes y la manualidad más simple se funde en un espectáculo único.

La pieza, original del cineasta belga Jaco Van Dormael y la coreógrafa Michelle Anne de Mey, regresa al país luego de presentarse en el Festival Santiago a Mil de 2012, en funciones que comienzan hoy y se extienden hasta el 1 de diciembre, en el Teatro Municipal de Las Condes.

Si se puede definir, el montaje es una performance coreográfica realizada mediante movimientos de manos y dedos, en diferentes y minúsculos espacios, donde en cada uno se proyecta una película y se exhibe en vivo del proceso de creación de dicho filme. Suerte de making of mágico, Kiss & Cry se organiza sensorialmente en torno al trabajo de las manos que se encuentran y acarician con inquietante desnudez, donde los más mínimos incidentes, las pequeñas vacilaciones y los más insignificantes cambios de ritmo construyen el carácter único de cada función.

¿Dónde va la gente cuando desaparece de nuestra vida? Esa es la premisa de Kiss & Cry, y la pregunta que se hace una mujer mientras espera en el andén de una estación de tren. Ella piensa en la gente que ha salido de su vida, en los que algún día conoció, en la gente con que ha soñado, ¿dónde están? Una voz le dice: "Perdidos en los oscuros escondites de tu memoria".

Entonces se abre, literalmente, un cajón de recuerdos. Recuerda la primera vez que se enamoró, cuando tenía 13 años, de un chico de 14. Por más que lo intenta, no recuerda su cara ni su cuerpo, sólo sus manos: la textura de su piel, su suavidad, su calor. A partir de ese momento, verá las manos de sus amantes, que aparecen como frutas, pájaros muertos o plantas trepadoras.

La cámara se sitúa lo más cerca posible, nariz pegada al cristal, desnudando las apariencias; las vidas miradas con lupa. Durante más de una hora, instalado en su butaca, el espectador experimenta un viaje onírico que rompe con las distancias, la temporalidad y las reglas del tamaño. La "narración encajada" que opera en directo y simultáneamente ante sus ojos (en el escenario, en la pantalla y en el teatro) crea un efecto de lectura múltiple: se es al mismo tiempo espectador, cámara subjetiva evolucionando entre las figuritas de polietileno y entidad superior que observa a los bailarines, al director y al cámara esforzarse por dar vida a este pequeño mundo.

Desde su estreno mundial en 2012, la crítica dijo del montaje que tiene un "encanto vertiginoso, rapto hipnótico, humor y la perfección de un arte" (Le Figaro), "El objeto escénico mas original del momento (..) las idas y venidas entre el teatro y el cine operadas por esos Meliès de hoy, pasados por el filtro de la escena belga más contemporánea, entregan un placer sin mezcla, y cuyas imágenes oníricas y divertidas son maravillosas" (Le Monde), "Pura magia, pura felicidad (...) este increíble espectáculo que no tiene simil alguno; mezcla de poesía y de magia, de cine y de danza, de dedos. Un logro absoluto para todos los que guarden todavía algunos de sus sueños de infancia" (La libre Belgique).

Kiss & Cry

21, 22, 23, 24, 27, 28, 29, 30 de noviembre y 1 de diciembre.

Teatro Municipal de Las Condes, 20:00 horas

Platea Vip: $ 22.000, Platea Preferencial $ 18.000, Platea General $15.000, Palcos alto y bajo primera fila: $ 10000, Palco persona con movilidad reducida: $10.000