Vive en Nueva York, tiene 32 años y desde el  inicio de su carrera literaria, ha sido motivo de comparaciones. Que es el nuevo Samuel Beckett, que es el Kafka de la generación de Facebook, que era el sucesor de Bret Easton Ellis, y así sucesivamente. A Tao Lin eso pareciera no importarle. “Los periodistas te comparan con cualquiera. Si escriben una crítica buscan al personaje más famoso del mundo y te equiparan con él”, dijo en España cuando su nombre comenzaba a sonar en los circuitos editoriales independientes . Hoy se ha transformado en uno de los narradores jóvenes imprescindibles en los catálogos de narrativa contemporánea.

Sus fotografías exhiben un rostro inexpresivo, asociado a una supuesta timidez. Su escritura, sin embargo, es fluida. No deja espacios vacíos que llenar con la imaginación. Debe ser porque este escritor norteamericano retrata a una generación de jóvenes que hicieron de internet, de ese no-lugar, un espacio donde es posible depositar su existencia. En la época de la ansiedad y de la depresión, Tao Lin parece retratar mejor que nadie esta condición anímica. Cada vez que es consultado por los rasgos de sus personajes, en su mayoría deprimidos, responde que también él está constantemente deprimido.

Veintiséis mil seguidores en Twitter. Cuatro mil en Instagram. Tres mil en Facebook. Tao Lin, escritor, twittero, periodista, también dirige una editorial independiente (Muumuu House) y es co-fundador de una productora de cine. Ha publicado, además de artículos para prensa escrita y digital, cuatro elogiadas novelas, dos libros de relatos, varios libros de poesía y más recientemente un libro con sus “tweets selectos”. Hijo de padres taiwaneses, Lin es uno de los más destacados exponentes de la nueva narrativa norteamericana.

Sus relatos completos acaban de llegar a Chile con el sello Alpha Decay. Para algunos su literatura es aburrida, irrelevante, narcisista, ejemplo de los residuos de una posmodernidad mal digerida. Pero también es claro que Tao Lin, tanto para sus seguidores como para sus detractores, representa la introducción de los comportamientos de las nuevas generaciones nativas-digitales en la literatura. “Yo no voy a bares a conocer gente, todo el mundo está online” dijo en una entrevista a El País el 2011.

Alt Lit: literatura e internet

Tao Lin se inscribe en la llama da Alt Lit (Alternative Literature), formadas por poetas y escritores que partieron publicando en internet. Destacan entre ellos Noah Cicero, Ben Lerner, Sam Pink y Megan Boyle. Además de tener cuentas en Twitter, Facebook e Instagram, esta generación surge como propuesta radicalmente opuesta a la anterior, la de David Foster Wallace y Dave Eggers, entre otros. A diferencia de estos últimos, en lugar de escribir la gran novela norteamericana, estos autores, iniciados en el blogspot, describen de manera fragmentaria la vida norteamericana, sus contradicciones y las diversas patologías que han caracterizado a su sociedad luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Las escenas ocurren en cafeterías Starbucks, conversaciones vía chat Gmail, grandes tiendas comerciales, fiestas universitarias, restaurantes veganos y en trabajos precarios que fomentan la paranoia contra el sistema. La sociedad que narran se prescribe medicamentos para poder resistir la lucha diaria de vivir.

La narración del hastío

Fue a raíz de una crítica en The Guardian que comenzaron las comparaciones. Además de asociarlo al primer Bret Easton Ellis, la aproximación a Beckett le dio legitimidad a su obra.

Sexo tras unos días sin vernos es el título que llevan los relatos completos de Lin. La edición la componen los libros Bed (2007) y Hoy el cielo está azul y blanco con manchas azul brillante y una luna pálida y pequeña y voy a destruir nuestra relación hoy (2006). Se añade un nuevo conjunto de textos: 13 relatos dispersos y publicados en revistas entre 2006 y 2014. Uno de ellos es el que da título a la colección.

Son casi 40 relatos los que componen el libro, que abordan en textos de diversa extensión los tópicos fundamentales que aparecen también en sus novelas: el cansancio, las contradicciones internas de personajes sumidos en la angustia, la incapacidad de vivir una vida, hijos con padres ausentes. En esta oportunidad, y producto de la extensión, las  representaciones están más concentradas.

En Crucero de tres días, por ejemplo, toca el problema de la muerte. A partir de la eutanasia de la mascota de la casa y un viaje familiar en un crucero por las Bahamas que busca unir a la familia, se anuncia la manera en que cada integrante del grupo va a morir. El narrador es un escéptico, a veces hace que el lector se tope de frentón con situaciones claves y escenas demasiado desoladoras. Tao Lin retrata con sutil ironía las particularidades de los núcleos familiares americanos de clase media-alta y su desesperado grito de ayuda y necesidad de sanación psíquica.

El relato Sinceridad es el que mejor caracteriza los personajes de Lin: “personas llenas de carencias; que tendían a la desilusión, a quienes las cosas nuevas les daban pereza, y con mucho miedo a la soledad, la desesperación, la ausencia de sentido y las citas”. Los jóvenes que pueblan su  universo narrativo son, por decirlo de otro modo, personas necesitadas, quienes están hastiadas tanto de sí mismas como de los demás.