Histórico

Una Flauta Mágica de Peter Brook debuta en Chile en octubre

La obra con que el director inglés se despide de los escenarios llega gracias a una extensión del Festival de Teatro de Buenos Aires.

Peter Brook tiene una posición extremista frente al teatro y eso, en cada época, se ha materializado de forma diferente. En los 50, cuando era un veinteañero, le iba la pirotecnia, metafórica y literal. "Brook cocina con crema, sangre y especias: quienes quieran pan y agua, que miren hacia otro lado", escribió el crítico inglés Kenneth Tynan en esos años cuando Brook dirigía nada menos que Hamlet y Edipo rey en la Royal Opera House y el Covent Garden de Londres. Luego se instaló en París, donde la abstracción y sugestión se radicalizaron hasta la creación de montajes que son, según The Guardian, "claros, livianos y de una elegancia destilada". Pasó por Shakespeare, Chéjov y Beckett, y por grandes óperas como La bohème y Don Giovanni, para convertirse en un gigante. Hoy, sus 86 años pesan demasiado. Por eso ha dicho que se despedirá de los escenarios en Buenos Aires con Una flauta mágica, adaptación de la ópera de Mozart que estrenó en París en noviembre pasado.

El espectáculo estará también, del 5 al 7 de octubre, en el Teatro Municipal de Las Condes. La razón: el Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires (Fiba) firmó un acuerdo de colaboración con la Fundación Teatro a Mil, que se concretará este año con la primera extensión de la programación del Fiba hacia otro país.

Que el nombre del montaje empiece con "una", en lugar de "la", dice mucho. Fue una decisión tomada por Brook para remarcar la idea de que su visión es sólo una más, no una propuesta definitiva, sobre esta ópera. El inglés volcó aquí su esencia minimalista: un escenario vacío, excepto por algunas cañas de bambú y unos pedazos de tela roja. Cantada en alemán, y con diálogos en francés, Una flauta mágica es una ópera sin orquesta: sólo un piano acompaña a los cantantes y actores.

Viejo conocido
Primero triunfó en la pantalla grande. En los 80, el cine Normandie tuvo en cartelera Encuentros con hombres notables (1978), popularizando a Brook como director ante el público local. Décadas después, en 2007, el festival Santiago a Mil acogió dos obras suyas: Sizwe Banzi está muerto y El gran inquisidor, basada en el relato homónimo de Los hermanos Karamazov, de Dostoievski. Fue de lo mejor que hubo en el festival ese año. La puesta en escena y la actuación de Bruce Myers, quien por años trabajó con Brook, conquistaron al público y a la crítica.

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