Opinión

Demagogia

Hoy le llamamos populismo, es una de las peores perversiones de la democracia, pues escatima las posibilidades de progreso a quienes más lo necesitan. Lo perverso de la demagogia es que se lleva a cabo mediante políticas que aparentan ayudar a las personas, pero son solo un engaño que logra dañar y obtener el apoyo de los perjudicados al mismo tiempo.

El ejercicio institucional del poder supone responsabilidades que llevan a imponer sacrificios precisamente a aquellos respecto de los cuales se tiene un deber de cuidado, conducción y protección; el buen profesor, que obliga a estudiar, quita horas al descanso y la entretención de sus estudiantes. En materia política existen muchos ejemplos y nuestra historia es pródiga en ellos. El incremento de remuneraciones, sustentado en la emisión inorgánica de dinero, que provocó una inflación crónica atroz es el más evidente de ellos, pero el antiguo sistema de pensiones, basado en el reparto, fue otro caso de engaño y abuso con los más pobres.

A partir del retorno a la democracia se produjo una profesionalización de las políticas públicas que pareció ponernos a salvo de esta enfermedad crónica, desde 1990 los gobiernos mantuvieron la sana costumbre de nombrar economistas de primer nivel en el Ministerio de Hacienda y darles el rol de conductor de las llamadas carteras sectoriales. Muchos parlamentarios, preocupados de demostrar que la democracia y la centroizquierda no eran incompatibles con la disciplina fiscal y el crecimiento, colaboraron con esta forma de administrar el Estado. Hubo algunos desbordes electoralistas, pero marginales en una estructura gruesa de responsabilidad.

Esto duró hasta que se produjo el hito que, a mi juicio, será recordado como el retorno de la demagogia: los retiros de los ahorros previsionales. La triquiñuela de hacerlos mediante reformas constitucionales les permitió eludir la iniciativa exclusiva del Presidente de la República, el debilitamiento de la institución presidencial, como del Tribunal Constitucional y la irresponsabilidad de muchos actores sociales como personajes de la televisión y buena parte de la prensa, permitieron que se rompiera nuevamente la compuerta. No tengo dudas que los diputados y senadores que dieron su voto a esta medida serán repudiados por la historia.

Pero la caja de Pandora ya está abierta, la mejor demostración de ello es la voltereta de quienes hace pocos meses promovían y votaban a favor de los retiros en el Congreso y hoy, desde el gobierno, se oponen a ellos. Desnudos en su irresponsabilidad balbucean excusas pueriles.

El viernes se cumplieron 31 años desde el asesinato de Jaime Guzmán, recuerdo la fuerza con la que trataba de inculcar en sus seguidores el carácter para promover lo correcto y resistir el precio de la impopularidad cuando ello fuera necesario. Dolorosamente, incluso en el partido que él fundó se ha colado el populismo; por ello, sean estas líneas contra la demagogia mi pequeño homenaje de afecto y recuerdo a su memoria.

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