Opinión

El Comité Pro-Paz

MURAL UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA MARIO TELLEZ

SEÑOR DIRECTOR:

A dos días del Golpe, el 13 de septiembre de 1973, los obispos chilenos piden respeto a los vencidos y que no corra sangre por nuestras calles. No fueron escuchados y por ello el 6 de octubre, en paralelo con la creación del Comité de Refugiados para los extranjeros en peligro, el Cardenal Silva Henríquez, junto a luteranos, pentecostales, ortodoxos y judíos, funda el Comité de Cooperación para la Paz en Chile (Comité Pro-Paz) para atender a quienes estaban siendo perseguidos. Ambas iniciativas fueron apoyadas por el Consejo Mundial de Iglesias.

El Comité Pro-Paz partió en el edificio del Arzobispado, cuyas escaleras y el hall central se llenaron de mujeres buscando a sus hijos y esposos. Continuó su labor en la casa de Santa Mónica donde resistió más de dos años hasta que el dictador ordenó su cierre (carece de sentido que la Municipalidad quiera cambiar el nombre de una calle tan significativa). El Cardenal acata, pero simultáneamente abre, al alero de la Catedral, la Vicaría de la Solidaridad.

Esta semana, en la Universidad Alberto Hurtado, hemos honrado al Comité Pro-Paz, recordando y reuniendo a las trabajadoras sociales, abogados, religiosas y funcionarios que lo conformaron e inaugurando un hermoso mural conmemorativo. Agradecemos la creación del Comité que supo responder al horror que se instalaba en Chile bajo la forma de detenciones ilegales, ejecuciones, torturas y exilio. Es justo y necesario hacer memoria de quienes hace 50 años -como el buen samaritano- no pasaron de largo frente a los hermanos heridos en el camino.

El Comité fue solo el inició de un largo camino de defensa de los derechos humanos, donde muchas personas, bajo el alero de sucesivas instituciones, vencieron el miedo, escucharon a los perseguidos, acompañaron a sus familiares y los defendieron judicialmente. Gracias a un heroico trabajo profesional, continuado por la Vicaría, se registraron minuciosamente las denuncias y los cientos de recursos de amparo -siempre rechazados- en favor de personas que en su mayoría resultaron detenidas desaparecidas. Estos testimonios son guardados hasta hoy por la Fundación de Documentación y Archivos de la Vicaría. Sirvieron de base para las comisiones Rettig y Valech, para el mandato que creó el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos y sirven hoy, junto con otros antecedentes, al Plan Nacional de Búsqueda.

La misión continúa y por ello es fundamental recordar, reconocer y agradecer a quienes la iniciaron en el Comité Pro-Paz hace 50 años.

Eduardo Silva SJ

Rector Universidad Alberto Hurtado

Directorio del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos

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