La empatía puesta a prueba: ¿Cuenta más la economía que las personas?
Millones de personas en Chile estamos llevando una vida amenazada por el coronavirus. Nuestras rutinas están alteradas y no sabemos en cuánto tiempo más volveremos a la “normalidad”. La disrupción de la vida diaria, la saturación de información -veraz y falsa- en las redes sociales y la falta de confianza, y al parecer decisiones erróneas y/o atrasadas, por parte del gobierno, han hecho surgir liderazgos intermedios que inspiran mayor confianza en la ciudadanía. Estamos en círculo vicioso que acrecienta la incertidumbre y la ansiedad.
Todos estamos inquietos y nos preguntamos qué viene en los próximos días y semanas. No hay respuestas claras ni tampoco una buena y directa explicación de por qué se están tomando las medidas y la oportunidad para hacerlo.
Lo que sí tengo claro es que la única forma de superar esta crisis y salir fortalecidos cómo país es promover y valorar la empatía, valor fundamental de la convivencia y de la construcción democrática de una sociedad. La reconversión desde el individualismo a la comunidad y el transitar del “yo” al “nosotros”, dependerá en gran medida que el presidente Piñera y su gobierno sean capaces de explicar lo mejor posible (mejor que lo hecho hasta ahora) el por qué su proceder.
El autoritarismo, la soberbia y falta de empatía con la ciudadanía tiene su máxima expresión en la falta de un diálogo adecuado que genere más confianza que dudas y en un exitismo contraintuitivo: “estamos mejor preparados que Italia para enfrentar la pandemia”. Pareciera que detrás de esa afirmación se esconde una estrategia desconocida para la ciudadanía y se comienza a instalar que el gobierno está más preocupado de la economía que de la ciudadanía.
Desde lo pequeño y local hasta las sociedades y países, la evidencia demuestra que los grupos humanos empáticos les va mejor que aquellos que privilegian la competencia y el individualismo. En Fundación Semilla observamos que aquellos establecimientos educacionales con mejores niveles de convivencia tienen mejor rendimiento académico y asistencia, mientras que países con sistemas solidarios tienen mejores estándares de vida e índices de felicidad; por ejemplo, Nueva Zelandia y Finlandia.
La pandemia del coronavirus nos está poniendo a prueba, y salir de ella de manera exitosa en términos de salud pública e institucional dependerá de nuestra capacidad de empatía o, en palabras sencillas, de actuar poniéndonos en el lugar del otro.
Lo último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.
6.