Opinión

¿Qué creen los que no creen?

Créditos: Vatican News

El evidente interés mundial por la elección del próximo Papa evoca esa pregunta que respondieron Humberto Eco y el cardenal Carlo Maria Martini en su profundo epistolario. Feligreses y no católicos, junto a muchos líderes políticos, incluido el insolente Trump, han acompañado las masivas expresiones de preocupación por la muerte de la máxima autoridad católica y la elección de su sucesor. Más del 60 % de la población mundial y casi el 80% de los chilenos declaran creer en Dios. Y aunque la muerte y elección del Papa son propiedad institucional de la fe, su mensaje traspasa esa frontera porque esta iglesia interpela masivamente sobre ética y valores de la humanidad en la vida concreta. Sin ser una institución política, incide en política y es escuchada a pesar de sus propias crisis.

El irónico menosprecio de Stalin en 1935, preguntando cuantas divisiones militares tiene el Papa, no borró nunca el interés comunista por la influencia de la Iglesia Católica; igual que Trump, a pesar de su desrespeto explícito.

La pregunta de Eco y Martini, que copié para titular esta columna, sigue vigente debido esa pulsión vital viendo que, creyentes y no creyentes, quieren dar sentido a la vida personal, social, como compromiso histórico de la humanidad más allá de la fé en Dios; percibieron, más allá de la Iglesia Católica, una voluntad profunda dedicada a defender y promover los valores esenciales de la humanidad existente en los que creen y los que no creen.

¿Dónde encuentra el laico la luz del bien?, pregunta el sacerdote al escritor. “En el amor a los demás”, responde Humberto Eco y no en la fé. Sabe que el remordimiento del no creyente que actúa mal, es muy duro porque sufre sin el consuelo del perdón de Dios.

Muchos, en los 60, pasamos del catolicismo al marxismo sin saber que aparecería el compromiso social que buscábamos, impulsado por Juan XXIII en el Concilio II, donde participa el cardenal Silva. La Revolución nos cautivó antes que la movilización de la teología de la liberación de Gustavo Gutierrez, Boff, los compromisos de Helder Camara, Monseñor Romero baleado haciendo misa, Ernesto Cardenal, Camilo Torres. Los curas de mi colegio renunciaron para irse a las poblaciones.

La elección del próximo Papa, estimula nuevas reflexiones de interés social, con problemas propios de estos tiempos, cuando la política vive una profunda crisis de credibilidad y desconcertantes extremismos. La elección del Papa renueva el debate del rol de la Iglesia que la política mira con atención.

Aunque la Iglesia no es un partido político, ni una ONG, como bien dice el cardenal Chomali, el cardenal Martini en el diálogo, le dice a Eco: resulta obvio que las confesiones religiosas puedan intentar influir democráticamente en el tenor de las leyes que no considera correspondientes a un ideal ético que para ellos no representa algo confesional sino pertenecientes a todos los ciudadanos.

Sorprendente coincidencia que, seis meses antes de la elección del Papa, fuera designado este nuevo cardenal chileno que se expresa públicamente, recordándonos la actividad que le conocíamos a la Iglesia de Chile. A su predominante interés pastoral agrega sensibilidad social, cumpliendo la prescindencia política partidista de Iglesia y respetando el Estado Laico; sin congelar su inteligencia reinició gestos de diálogo social y político como instrumentos abiertos para buscar concretar grandes principios, que no se deciden en el altar, pero que son de su compromiso explícito con el ser humano.

En la actual crisis de la política vale la pena considerar lo que Martini y Eco llaman “el refugio futurista” que une grupos desesperados por sus dramas sociales, religiosos y políticos, que por siglos ha movilizado profecías y utopías trágicas. Sus diálogos entre creyentes y no creyentes no intentan reemplazar la política partidista sino nutrirla de puntos de vista que probablemente se expresan en las reflexiones de quienes tienen el poder de elegir al Papa.

Reconocen que existen creyentes y no creyentes que viven su propio presente confiriéndole un sentido, comprometiéndose con ese responsablemente.

Eso da una esperanza de desarrollar un diálogo humanista mayor, del cual el resultado de la elección del nuevo Papa no es ajena.

Por Patricio Hales, arquitecto, ex embajador y ex diputado del PPD.

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