Paula

Dormir o no dormir siesta

siesta

Dormir la siesta es una práctica que para muchos es costumbre. Recuerdo que en mi casa, terminada la sobremesa del almuerzo de los domingos, mis padres se paraban y comenzaban a preparar cada uno de los dormitorios cerrando las cortinas, además de dejar mantas en las camas para que el que quisiera la durmiera. Según la sicóloga Yamil Quevedo, la siesta está presente en todas las sociedades y se encuentra muy enraizada en algunos países mediterráneos como España e Italia, y también en Latinoamérica y China. "Lo cierto es que hay bastantes estudios sobre los beneficios de dormir siesta, ya sea por hábito o deseo, como también compensatoria de deprivación de sueño en quienes trabajan de noche", dice.

Y es que dormir una siesta mejora las funciones cognitivas. Leonardo Serra, nuerólogo y Jefe del Centro de Trastornos del Sueño de Clínica Alemana, señala que "ayuda a recuperarnos del cansancio, mejora la concentración y la memoria. También disminuye el riesgo de accidentes, tanto en la casa como en el trabajo, aumenta el rendimiento y mejora el ánimo". Para el especialista no hay mejor manera de recuperar el sueño perdido que dormir, por lo tanto sirve para recuperarse de forma ocasional. "Por ejemplo, si trasnochó por alguna ocasión y tiene que manejar por muchas horas, es recomendable hacerla", explica.

Margarita Bórquez, investigadora del Área de Psicología Experimental del Departamento de Sicología de la Universidad de Chile  dice que los beneficios de la siesta son discutidos dentro de la comunidad científica, porque los resultados de diferentes investigaciones tienden a ser disímiles. "Lo que sí es que hay cierto acuerdo en que estas deberían ser menos de una hora y menos de cuatro veces por semana. Siestas de 20 a 30 minutos han demostrado ser efectivas para potenciar procesos de consolidación de ciertos aprendizajes, como memorias de tipo episódico y una mejora en procesos atencionales, funcionamiento ejecutivo y procesamiento emocional. Otros estudios señalan que siestas de 30 minutos han sido efectivas en deportistas para aumentar el rendimiento físico y la resistencia, disminuyendo la sensación de fatiga. Pareciera que los resultados dependen de la duración, la frecuencia, el momento del día y calidad de sueño nocturno", dice.

Recomendaciones para cuarentena

Durante este tiempo los consejos para sobrellevar un confinamiento saludable es tener un orden en los hábitos de sueño, no trasnochar demasiado, mantener rutinas más o menos ordenadas y a raya el consumo de alcohol, además de incorporar actividad física periódica. La sicóloga Yamil Quevedo señala que el máximo beneficio de una siesta es entre los 10 y 30 minutos, más de eso no reporta mayor efecto positivo y provoca mayor somnolencia por inercia, es decir, cuesta más despertar", explica.

Al respecto, Margarita Bórquez señala que no recomienda las siestas en estado de cuarentena a no ser que sean de no más de 30 minutos y no muy tarde. "Muchas personas pasan gran parte del día en teletrabajo, estudiando o divirtiéndose frente a pantallas de computador o celular, si esto se extiende hasta altas horas de la noche, la luz de estas pantallas desregula nuestro ciclo de vigilia-sueño. Si a eso le sumas el tener siestas largas, se genera un desajuste que puede traer consecuencias a corto y largo plazo. Dormir de noche es necesario para la regulación hormonal y procesos cognitivos y emocionales. En tiempos de pandemia hay más riesgos de desregularse porque existen contextos de estrés constante", señala.

La profesional, además, sugiere que en estos tiempos es recomendable hacer una buena higiene del sueño. Esto significa establecer horas fijas para dormir y despertarse, no comer antes de dormir, no exponerse a pantallas ni ver televisión al menos un par de horas antes de quedarse dormida; ocupar la cama para dormir, no para trabajar, comer o ver televisión; oscurecer la habitación y atenuar las fuentes de ruido lo más posible; evitar el consumo excesivo de café, bebidas energéticas y azúcar.

"No hay que olvidar que, en muchos casos, las siestas parecen compensar la mala calidad subjetiva del sueño y, en cierta medida, la corta duración del sueño nocturno, por lo que integrar unos minutos de descanso al día pueden ser beneficiosos. Hay distintas investigaciones que han sugerido que la siesta no necesariamente es dormir en una cama, quedarse unos minutos en una silla (5 a 10 minutos), con los ojos cerrados, disminuyendo la posibilidad de distracciones, puede ser tan reponedor como una siesta", explica Margarita.

En el caso de los niños mayores de cuatro años, Leonardo aconseja no sugerírselas ni forzarlas si no hay necesidad. "Ahora, si el niño por alguna razón está cansado, se le puede permitir dormir una siesta cortita y pegada después de almuerzo. Es importante en este tiempo no reforzarles el trasnoche para no desordenar demasiado sus horarios", explica.

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