Paula 1195. Sábado 12 de marzo de 2016.

Uno de los libros del reciente verano fue Relatos de una mujer borracha, de Martina Cañas, chilena fenómeno en Facebook que rápido llegó a best seller y prefiere ocultar su identidad por los escandalosos carretes que puso en el papel. Coinciden otro par de nuevas ediciones que exploran la infinita relación de alcohol y literatura.

El ancho mar de los Sargazos, de Jean Rhys (Lumen)

Jean Rhys se llamó en realidad Ella Gwendolen Rees Williams (1890-1979), y es, injustamente, una leyenda menos por sus libros extraños y magníficos que por su triste personaje de alcohólica que se farreó su genio carreteando en París y Londres durante los locos años de entreguerras. La novela que la declaró como gran escritora, tarde, en 1966 (y que se demoró nueve años en escribir), es una proeza: reescribe Jane Eyre de Charlotte Bronte en un ambiente aún más escalofriante, una isla del Caribe colonizada por ingleses –donde ella se crió de niña–, con cambios de narradores, misterios concretos y aterradores, y una malignidad que brota del interior de cada personaje. En esta novela gótica que se encarna en parajes paradisíacos, entre esclavos africanos y hacendados oportunistas, el alcohol marca la realidad de fondo de los protagonistas, que se arrojan inconscientes a su mala suerte sin posibilidad de vuelta atrás. ($18.000, en buscalibre.com).

Sobrebeber, de Kingsley Amis (Malpaso)

Sir Kingsley Amis (1922-1995), padre de Martin –el novelista más arrogante de la generación dorada de la literatura inglesa de los 80–, fue un escritor muy famoso y prolífico –desde poesía hasta guiones de radio–, humorista agudo y bebedor público, alegre y devoto. Este libro reúne tres ensayos, Sobre el beber, El trago nuestro de cada día y El estado de tu copa, publicados cuando tenía casi 60 años. Por lo tanto, son los textos sin contemplaciones de un autor maduro, seguro, que entrega sus conocimientos y consejos para tomar sin cansarse nunca, desde recetas de tragos hasta digresiones sobre la resaca moral. En esos tiempos, el alcoholismo no era una acusación severa para ningún Sir, y él mismo consideraba el alcohol como un beneficio social: "La raza humana no ha descubierto otro sistema para eliminar barreras que resulte la décima parte de eficaz y oportuno a la hora de permitir relacionarte con los demás en un entorno agradable: basta con interrumpir tu sobriedad". (US$ 26,75, en amazon.com).

Relatos de una mujer borracha, de Martina Cañas (Plaza & Janés)

Con un tono descarnado y juguetón, sin alejarse mucho del lugar común pero con el desenfado de querer contarlo todo, estas memorias de una chica treintañera son tan divertidas como irreverentes, reveladoras de una generación de mujeres que se cansó de esperar nada y se lanzó con todo por su deseo. El sexo es el verdadero motor de la entrega alcohólica que cuenta la protagonista desde los años del colegio, y que avanza por una galería de personajes picarescos. Con el poder del lenguaje popular, la velocidad y la falta de pudor de Facebook, el libro se lee de una vez y deja al fin un decálogo que escandalizará a cualquier rector de colegio femenino con poco sentido del humor: "La mujer borracha no queda inconsciente, la mujer borracha se borra como mecanismo estratégico para recordar solo lo esencialmente importante". ($10.000, en librerías).