Que te vaya bien, Bettie
El jueves pasado murió uno de los íconos del erotismo: Bettie Page. Ella convirtió el erotismo en algo pop y su irreverencia frente al desnudo fue su marca de fábrica desde sus trabajos como pin up, hasta su coronación como conejita Playboy en 1955.

Antes de dejarse la chasquilla en "v", Bettie Mae Page, era una típica señorita de Nashville con tanta fe en Dios como ganas de ser famosa. Después, sólo los Beatles pudieron hacerle la pelea en esto de convertir un corte de pelo en contracultura.
Sí, porque la Page encarnó las pulsiones eróticas de la generación de postguerra, la del miedo a la bomba nuclear. Y convirtió el erotismo en algo pop, alegre, irónico. Su intuitiva irreverencia frente al conservador desnudo puritano fue su marca de fábrica desde sus trabajos como pin up, hasta su coronación como conejita Playboy en marzo de 1955.
Por eso, en las célebres fotos sadomasoquistas de sus inicios aparece riéndose. Ella sabía lo ridículo que es estar vestida con un látigo y otra mujer entre las piernas. Estas sesiones se distribuían por correo privado a principio de los cincuenta, al mismo tiempo que modelaba en traje de baño para revistas más masivas. Lo que quería era celebrar el cuerpo. Jamás se desnudó completamente y muchas sesiones eran con ropa corriente.
"Creo que Dios me dio el talento de posar para fotografías y eso hace feliz a la gente. No puede ser algo malo, ¿verdad? Si a él le disgusta, me lo hará saber de alguna manera", decía en la película The Notorious Bettie Page (2005).
La cinta resume un calvario parecido al de Marilyn Monroe: abusada por su padre y criada en un orfanato. Se casó a los veinte y se tituló de profesora de artes, tomando paralelamente cursos de actuación. Su marido se fue a la guerra y ella lo pasó mal. Se divorció a los veinticuatro y se marchó a Nueva York. Después fue descubierta por un policía aficionado a la fotografía y por los hermanitos Irving y Paula Klaw, que tenían un negocio sadomasoquista, vieron en ella el futuro del erotismo.
Antes, sus fotos sólo se veían a escondidas. Ahora sus retratos circulan libremente en internet, en sitios como Bettiepage.com o grrl.com. Y no sin razón. Para la generación punk de los setenta y, sobretodo, para la actual que posa en páginas de erotismo punk -como alt.porn y Suicide Girls-, Bettie Page es un ícono. Una mujer que difería totalmente de la rubia platinada o la morena complaciente. Aunque no sepan su nombre, todas están bajo la influencia Bettie Page: Uma Thurman usó el mismo peinado en Pulp Fiction de Tarantino. Natalia Oreiro la homenajeó tanto en la revista Rolling Stone como en el video de Tu Veneno, y así suma y sigue.
Pero la Page no estaba enterada de su revival, aunque a veces daba entrevistas y cobraba derechos de autor. A fines de los cincuenta, Bettie ya había desaparecido tras una polémica judicial por cargos de pornografía contra los Klaw. Dicen que se convirtió al cristianismo (lo que no sorprende porque siempre fue creyente), que se casó varias veces, que tuvo depresión, que fue detenida por atacar una casa, que viajó a Angola a misionar.
El pasado jueves, murió de un ataque al corazón en Los Angeles, mientras muchos pensaba que ya estaba muerta. Algo le pasó a fines de los cincuenta que jamás ha sido aclarado en sus biografías o películas, que hizo que dejara sus sueños cinematográficos y de modelaje. "Nunca entendí cómo alguien creyó que posar atada fuera algo sexy. No me parece", dijo en algún momento. Tal vez encontró la escalera al cielo.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
3.
4.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE