Email, WhatsApp y Google: ¿seguirán viviendo en diez años más?

Tienes un e-mail, de 1998, nos presentó al correo electrónico como una herramienta indispensable.

Aquí reconstruimos el pasado, presente y futuro de las herramientas digitales indispensables de nuestra cotidianidad. Expertos predicen qué se viene: ¿Seguirán tan populares? ¿Morirán como lo han hecho tantas que algún día fueron las más utilizadas?


Hace un cuarto de siglo exacto la comedia romántica Tienes un e-mail, protagonizada por Meg Ryan y Tom Hanks, retrataba cómo el correo electrónico se hacía vital en nuestra existencia. Por aquel entonces, entre las vías más socorridas para navegar en la web se contaban los venerables Internet Explorer y Netscape, mientras los buscadores más populares eran Yahoo! y Metacrawler. Aún faltaba algún tiempo para que Google los destronara irremediablemente.

Los voluminosos teléfonos celulares -“ladrillos” como se les llamaba-, podían enviar audios grabados, cuyo símbolo en pantalla graficaba los antiguos carretes de una cinta, o despachar mensajería escrita simbolizada con un pequeño sobre, si la intención era evitar el clásico telefonazo. El indispensable WhatsApp estaba a más de una década de tomar forma, y convertirse en parte de nuestras rutinas.

Todo aquello integra un pasado relativamente cercano y a la vez distante. Cada una de esas herramientas evoluciona de manera sorprendente. ¿Cuál es el origen y desarrollo de estas opciones que nos facilitan la vida? ¿Qué nos depara el futuro?

La reina hizo clic

El punto de partida del correo electrónico aún genera discusión.

Opción A) Sus inicios se establecen en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 1961, cuando distintos usuarios podían acceder vía remota a una computadora IBM 7094, cuyo costo bordeaba los tres millones de dólares, para compartir datos.

Opción B) 1971. El programador estadounidense Raymond Samuel Tomlinson crea el arroba como parte de sus servicios para ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network), precursor de Internet. El @ resultó crucial, porque permitía separar el nombre del usuario con el servicio utilizado.

En 1976, bajo el nombre HME2, la reina Isabel II fue la primera autoridad de categoría mundial en utilizar el sistema.

Dos años más tarde, el 1 de mayo de 1978, Gary Thuerk envió el primer correo no deseado. Nacía el spam. Thuerk, director de marketing de Digital Equipment Corp., despachó un mail a 400 destinatarios de ARPANET, promocionando nuevos sistemas digitales. El ejecutivo descartó ser padre del correo basura, sino más bien pionero del marketing electrónico. “Hay una diferencia”, sostuvo, aduciendo que aquel correo estaba dirigido a personas con “un interés conocido o cualificado”.

Thuerk dijo haber ganado 13 millones de dólares en ventas gracias a ese correo.

Ese mismo año, el ingeniero Shiva Ayyadurai, graduado en el MIT, acuñó el término email al desarrollar un programa para la desaparecida Universidad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey, concepto que patentó en 1982. A pesar de los grados académicos y una demanda resuelta extrajudicialmente en defensa de su eventual creación, Ayyadurai ha ganado notoriedad en los últimos años por promover teorías conspirativas en torno al Covid.

En 1976, bajo el nombre HME2, la reina Isabel II fue la primera autoridad de categoría mundial en utilizar el sistema de e-mails.

En 1988 el actor de doblaje Elwood Edwards grabó en un casete, a solicitud de su esposa que trabajaba en la empresa de servicios de internet AOL, la famosa frase “tienes correo”.

Adjuntar archivos multimedia y formatear letras y colores se implementó en 1992. Cuatro años después aparecieron los servicios gratuitos de correo Hotmail y Yahoo.

En 2002, la BlackBerry 5810 fue el primer teléfono móvil con email.

Un par de años más tarde llegó la revolución de Gmail gracias a un gigabyte de almacenamiento, fenomenal en aquel entonces.

La campaña de reelección de Barack Obama, en 2012, se considera como una clase en manejo de redes sociales y correo electrónico. Sus mails decían simplemente “hola”.

Qué pasa

Jan Koum, un ucraniano nacionalizado estadounidense, y el programador Brian Acton, trabajaron durante una década en Yahoo, hasta marcharse en 2007. Se tomaron un año sabático recorriendo Sudamérica e intentaron trabajar en Facebook, hasta que a comienzos de 2009, luego de que Koum comprara un iPhone, intuyó que la App Store de Apple se convertiría en una mina de oro. Así nació la idea de desarrollar una aplicación con datos instantáneos de las personas integradas a la agenda de contactos.

Alex Fushman, un amigo ruso de Koum, hizo de enlace con un compatriota, Igor Solomennikov, para dar vida a la herramienta bautizada desde un comienzo con el nombre que hoy conocemos. La empresa fue establecida el 24 de febrero de 2009 en California.

Decepcionado por unos primeros aprontes fallidos, Koum estuvo a punto de retirarse, mientras Acton, involucrado en otros proyectos sin participar en la etapa embrionaria del producto, sugería paciencia a su colega.

Cuando fueron introducidas las notificaciones sobre el estado de un usuario -conocidas como ping-, WhatsApp tuvo un salto cuántico. En octubre Brian Acton gestionó con amistades de Yahoo! una inversión de un cuarto de millón de dólares, para sumarse de lleno a la compañía en noviembre.

A la par, la aplicación se estrenó en la tienda virtual de Apple, como en diciembre de aquel año la actualización permitió el envío de fotos.

A la fecha, WhatsApp cuenta con más de 2.266 millones de usuarios en el mundo.

En el intertanto, Koum gestionó el servicio en BlackBerry y luego en Android, concretados en 2010. Ese mismo año Google, intuyendo una expansión colosal, hizo varios intentos sin éxito por adquirir la firma.

2011 fue grandioso para WhatsApp. A comienzos de año se consagró como una de las 20 aplicaciones más demandadas de la App store de Apple. En abril, Sequoia capital inyectó ocho millones de dólares tomando el 15% de la firma. Dos años después desembolsaron 50 millones de inversión que se reflejaron en la valorización de WhatsApp por 1500 millones.

El 9 de febrero de 2014 Mark Zuckerberg invitó a cenar a su casa a Jan Koum.

Diez días más tarde Facebook anunció la adquisición de WhatsApp por 19 billones de dólares, desglosados en cuatro billones en efectivo, 12 billones en acciones de Facebook, y tres billones a los fundadores.

Jan Koum se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo según Forbes, con una fortuna de 13.8 billones de dólares.

A la fecha, WhatsApp cuenta con más de 2.266 millones de usuarios.

Anotaste mal

Google, el sitio web más visitado con más de 3.500 millones de búsquedas diarias, sinónimo absoluto de rastreo virtual, tuvo un nombre muy ñoño en sus inicios: BackRub.

Los fundadores, Larry Page y Sergey Brin, dieron ese rótulo al indispensable motor de búsqueda en 1996, cuando era un proyecto desarrollado para la Universidad de Stanford, ocupando casi la mitad del ancho de banda de la institución.

BackRub debía ordenar resultados de búsqueda. Hacia 1997 asumieron que el nombre no era memorable. Un estudiante de Stanford, Sean Anderson, propuso llamarlo “googolplex”. Page reaccionó planteando “googol”, que significa el número uno seguido de un centenar de ceros.

Anderson chequeó si el nombre estaba registrado pero tecleó mal, anotando “google” en el buscador. Eureka. El error sonaba mucho mejor.

El dominio quedó bajo registro el 15 de septiembre de 1997. Al año siguiente fundaron Google Inc. cuando el buscador, aún en un periodo de prueba, ya sumaba 60 millones de páginas.

Reticentes al avisaje en un inicio, cedieron a partir de 2000. ¿La clave? Que los anuncios coincidieran con las búsquedas de los usuarios, generando acusaciones de manipulación en los resultados.

El futuro es ahora

¿Qué sucederá con estas herramientas? ¿Cómo evolucionarán?

Para Guillermo Beuchat, director de Transforme, resalta que el radio de acción de cada una de ellas, entendido como “la necesidad de comunicación rápida y la necesidad de buscar información”, mantendrán su vigencia. “Pero eso no significa que en el futuro”, advierte, “sigan siendo las que mejor lo hagan”.

“De hecho”, argumenta, “algunos proveedores de buscadores y correo electrónico que fueron muy populares hace una década, hoy no existen”.

“La evolución en el futuro”, continúa, “estará fuertemente influenciada por la incorporación de Inteligencia Artificial, y la adición de nuevas y mejores funcionalidades”.

La periodista Paola Sepúlveda, máster en Creatividad y Estrategia Digital de la Universidad Autónoma de Barcelona, apunta en el mismo sentido.

“No es casualidad que la Fundación del Español Urgente, promovida por la Real Academia Española, RAE, haya elegido a la Inteligencia Artificial como la palabra del año 2022″, explica. “La tendencia es poner la Inteligencia Artificial al servicio del usuario común”.

Tanto el correo electrónico como la mensajería instantánea van a incorporar funcionalidades como “traducción instantánea a idiomas, asistentes de redacción, texto predictivo, transcripción de voz a texto, y de texto a voz”, apunta Guillermo Beuchat, junto con otras opciones como “mecanismos de autenticación más sofisticados para evitar falsificación de cuentas, mejor detección de correo basura o spam”.

“En cuanto a los buscadores”, continúa, “se están desarrollando herramientas sorprendentes de realidad aumentada que permiten buscar algo, o desplegar resultados en vivo sobre la imagen enfocada en la cámara del celular”.

“No es casualidad que la Fundación del Español Urgente, promovida por la Real Academia Española, RAE, haya elegido a la Inteligencia Artificial como la palabra del año 2022″, explica Paola Sepúlveda.

Andrés Ossa, CTO de Mudango y MBA de Harvard, complementa que la IA ya es palpable en usos sencillos pero socorridos, como las sentencias de respuesta en el correo electrónico -los autocompletadores- “que es un algoritmo que aprende de las respuestas que dan las personas, recomendando lo que cree sería una respuesta adecuada”.

Ossa agrega las aplicaciones de IA enfocadas en ciberseguridad, “ya sea para predecir inicios de sesión inusuales, o envíos de mensajes que pudieran ser spam”.

Alejandro Feuereisen, CEO de Wholemeaning, estima que la Inteligencia Artificial contribuirá a simplificar interacciones diversas para el usuario. “Hoy es mucho más fácil llegar a donde quieres en cualquier aplicación, al mismo tiempo que enviar o decir algo a la persona que se desea también”.

“Esta simplicidad”, continúa, “será cada vez mayor, producto que gracias a la IA las aplicaciones podrán conocer mejor a sus usuarios, e interactuar con ellos de forma cada vez más natural”.

¿Queda rezagado el correo electrónico frente al contacto inmediato que ofrece WhastApp?

Guillermo Beuchat lo descarta. Cree incorrecto sugerir una pérdida de protagonismo del email. Datos. “En 2017 se enviaban aproximadamente 269 mil millones de correos electrónicos cada día”, argumenta, “mientras que en 2022 se enviaron 332 mil millones de correos diarios. Se espera que al 2026 este número crezca a 392 mil millones”.

Las direcciones de email también van en aumento, según el director de Transforme. “Hacia 2019 existían 3,9 mil millones de direcciones de correo electrónico, mientras el 2022 aproximadamente 4,2 mil millones”.

“Según datos de HubSpot”, continúa, “el 86% de los profesionales mencionó en 2022 el correo electrónico como su medio preferido de comunicación en el trabajo”.

¿Existe alguna otra herramienta que, eventualmente, pueda reemplazar a alguna de estas opciones de uso cotidiano?

El titular de Transforme menciona “el Modelo de Lenguaje de Inteligencia Artificial ChatGPT para buscadores como Google”.

Cuenta que Microsoft “hizo una gran inversión para adquirir la empresa que lo fabricó, e incorporar la tecnología a su buscador Bing”.

“Lo más probable”, continúa, “es que estas tecnologías se incorporen a los buscadores, y en lugar de reemplazarlos, aparezcan nuevos productos más avanzados que los buscadores actuales, para acceder a la información”.

En el vaticinio de Guillermo Beuchat, no parece factible que Google “desaparezca” por la irrupción de los modelos de lenguaje como ChatGPT, debido a que el afamado buscador “tiene un modelo de negocio rentable” que ChatGPT no posee.

“También está desarrollando modelos de lenguaje igual o más complejos que ChatGPT”. Vaticina que “no veremos una guerra donde los nuevos disruptores entren a destruir a los actuales”.

“Veremos enormes sinergias y trabajos colaborativos”, pronostica, “que generarán productos espectaculares que harán nuestra vida mejor”.

En el caso del correo electrónico, Andrés Ossa divisa “muy buenas alternativas como Slack o Basecamp” capaces de desarrollar “una comunicación más fluida y rápida”.

Según el CTO de Mudango, “estas herramientas tienen un ecosistema de aplicaciones que se pueden conectar con tu operación según tus necesidades y, por lo mismo, van mucho más allá de la comunicación manual tradicional que normalmente asociamos al correo electrónico”.

Ossa destaca herramientas como Superhuman “que han logrado mejorar mucho la experiencia de usuario del correo electrónico y que, en muchos casos, hacen del email una gran herramienta de trabajo”.

Ossa también cita la irrupción de ChatGPT como “un chat bot entrenado con modelos de lenguaje natural”, describe, “con volúmenes de datos jamás antes vistos en el entrenamiento de modelos de este tipo”.

OpenAI, la empresa dueña de ChatGPT”, prosigue, “logró desarrollar una de las tecnologías de Inteligencia Artificial más potentes que se han visto en la actualidad. OpenAI, además, fue financiada en sus inicios por Microsoft, y se espera que invierta diez billones adicionales este año para seguir desarrollando el producto”, finaliza.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.

La disrupción digital es aquella transformación radical y profunda de los modelos de negocio de una empresa. Es un proceso muy beneficioso, pero no es sencillo. En esta entrevista, Juan José de la Torre, CEO de Raven y especialista en disrupción, explica los fundamentos de este proceso y cómo abordarlo.