Reenfocando la Visión

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El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, durante una conferencia de prensa, el miércoles.

En un posicionamiento más táctico, estamos sobreponderados en bonos  soberanos de la Eurozona y menos expuestos a la parte corta de la curva de tesoros estadounidenses.




Entrando ya al tramo final del 2019, el equipo de estrategia del BlackRock Investment Institute hemos actualizado nuestra visión de la economía y mercados globales. Nuestras principales conclusiones para lo que queda del año se resumen a continuación:

  • Las disputas comerciales y las fricciones geopolíticas se han convertido en motores clave de la economía y los mercados. En ese sentido, la política comercial de Estados Unidos se ha vuelto cada vez más impredecible, comunicándose cada vez con mayor frecuencia por redes sociales que por los canales oficiales tradicionales. La reciente volatilidad geopolítica, incluidos los ataques a la infraestructura petrolera saudita y las recientes crisis políticas observadas en América Latina, subraya la imperiosa necesidad de incorporar esta dimensión al análisis de posibles escenarios económicos como también a la estrategia de inversión más apropiada.
  • La persistente incertidumbre de las políticas proteccionistas está afectando la confianza corporativa y ralentizando la inversión empresarial. Sin embargo, todavía creemos que la expansión económica seguirá su curso, aunque a un ritmo menor, respaldada por bancos centrales que adoptan políticas de estímulo y un consumidor estadounidense aún bastante robusto que refleja un sólido mercado laboral en ese país. Esto nos lleva a concluir que la toma moderada de riesgos por parte de los inversionistas probablemente seguirá siendo recompensada, como ha sido en buena parte de los activos de riesgo en lo transcurrido del 2019 (ver gráfico). En todo caso, los eventos recientes refuerzan nuestro llamado a un mayor enfoque en activos financieros, países/regiones e industrias que exhiban una mayor resiliencia ante escenarios políticos y económicos menos favorables.
  • En cuanto a las políticas económicas a nivel global, todo indica que es probable que se produzcan más recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Sin embargo, advertimos que una mayoría de los participantes de los mercados financieros puede estar esperando una baja mayor que la que creemos finalmente se producirá. Ello porque la economía estadounidense sigue mostrando señales de fortaleza en varios frentes (aunque si ha habido debilidad en los sectores de manufactura) y por qué probablemente el instituto emisor querrá mantener flexibilidad para más adelante, cuando la economía sí muestre señales más claras de debilitamiento.
  • Por su parte, el Banco Central Europeo superó materialmente las expectativas del mercado sobre el estímulo monetario, lanzando un paquete amplio con un impacto combinado que debería ser mayor que la suma de sus partes. En el resto del planeta otros bancos centrales también se han unido a la ola de estímulo, recortando sus tasas de política monetaria. América Latina no ha estado ausente, con movimientos por parte de las entidades en Brasil, México y Chile.
  • Con todo, no creemos que la política monetaria por sí sola sea un remedio para las consecuencias de las tensiones comerciales mundiales y la incertidumbre que han generado otros eventos geopolíticos. Es por ello que los inversionistas debemos estar atentos a riesgos con consecuencias más permanentes. Por ejemplo, las interrupciones de la cadena de suministro que traen consigo la escalada global del proteccionismo pueden dar un golpe a la capacidad productiva, no sólo afectando los márgenes corporativos, sino que incluso pueden llegar a fomentar mayores niveles de inflación, incluso cuando el crecimiento económico se desacelera. Esta situación de mayor inflación complicaría el actual impulso de estímulo que llevan a cabo una gran mayoría de los bancos centrales y resultar en una desaceleración económica más pronunciada, aumentando los riesgos de una recesión global.

¿Cómo se traduce la visión reenfocada anterior en una estrategia de inversión? Como se mencionaba, el concepto clave es la resiliencia. El desafío es buscar un equilibrio que permita seguir capturado retornos de activos de riesgo, pero balancearlo con posicionamientos que permitan también defenderse frente a un escenario adverso.

En general, estamos a favor de reducir el riesgo en medio del actual impulso proteccionista, pero no exageradamente por lo que creemos que es apropiado balancear la exposición entre renta fija y renta variable, manteniendo un poco más en efectivo como una manera de ajustar volatilidad.

En cuanto a preferencias más específicas, tenemos una mayor convicción hacia las acciones estadounidenses por sus valoraciones razonables y su calidad relativamente alta; y estrategias de factores de mínima volatilidad y calidad por sus propiedades defensivas. Los bonos de emisores emergentes siguen mostrando un atractivo  potencial por su ingreso de cupón. En un posicionamiento más táctico, estamos sobreponderados en bonos  soberanos de la Eurozona y menos expuestos a la parte corta de la curva de tesoros estadounidenses. En general, los bonos de mayor calidad crediticia –sean de gobierno o corporativos- juegan un rol importante de estabilización en una cartera diversificada de inversiones.

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