La economía de Holanda y el fin del estado de bienestar
El rey de Holanda, Guillermo Alejandro, en su primer discurso desde que asumió el trono tras la abdicación de su madre, la Reina Beatriz, dijo que su país atraviesa momentos de cambios y que será necesario ajustar más el cinturón si la economía quiere mantenerse entre los alumnos ejemplares del centro europeo, anunciando el fin del estado de bienestar y el inicio de una "sociedad participativa".
Holanda, la quinta mayor economía de la eurozona, es uno de los pocos países de Europa que mantiene su calificación triple A. Pese a que junto a Alemania, ha sido uno de los defensores más acérrimos de la austeridad como solución a la crisis de deuda, no ha logrado despegar como la nación germana, viendo a su economía arrastrada por un creciente desempleo y un menor gasto del consumidor y de las inversiones.
Debido a los desarrollos sociales, como la globalización y el envejecimiento de la población, el mercado laboral holandés y sus servicios públicos ya no son adecuados para las demandas de los tiempos actuales, dijo el Rey Guillermo en su discurso el mes pasado, que fue escrito por el reelecto primer ministro liberal, Mark Rutte.
Así, el clásico estado de bienestar, evolucionará lenta, pero seguramente a una sociedad en la que se espera que los ciudadanos cuiden de sí mismos o creen soluciones de una sociedad civil para problemas como el bienestar de las jubilaciones, señaló el monarca.
Sus palabras llegan en instantes de tensión política para el gobierno de Holanda, que ha enfrentado muchas dificultades para aprobar la última ronda de medidas de austeridad exigidas por la Unión Europea, incluyendo recortes a subsidios de salud, jubilaciones y beneficios a los desempleados.
"Holanda se está pareciendo más a una economía periférica, con un desempleo que sube drásticamente, haciendo que empresas quiebren y que la confianza económica se aleje del grupo de la AAA, avanzando a niveles de países en crisis", indicó un informe de Deutsche Bank en septiembre. El banco espera que el PIB holandés caiga 1,1% este año y que vea una expansión de 0,4% en 2014.
Otro reporte, de Capital Economics, subrayó que el desempeño de la economía holandesa en los últimos años ha sido pésimo, a pesar de un boom visto antes de la crisis.
TIEMPOS DE CAMBIO
Muchos votantes holandeses en el centro y la derecha política de Holanda están de acuerdo en que el gobierno debería hacerse más pequeño. Así, son muy populares los recortes a la ayuda al extranjero, a radio-transmisiones y a subsidios para energía limpia. En contraste, los recortes a beneficios sociales, como las casas de retiro financiadas por el país, han demostrado ser extremadamente impopulares.
Justamente, los más insatisfechos con la nueva dirección social del gobierno, son los jubilados. El partido 50-Plus, que se opone a los recortes a jubilados, ha dicho que no está optimista. "En todo el discurso del Rey no escuchó una sola vez el concepto de 'adulto mayor'", dijo el líder del partido, Henk Krol, ironizando con que la única buena noticia sobre adultos mayores del Rey, fue cuando habló de su madre.
Para los expertos, el discurso del rey envió la señal incorrecta en un momento de incertidumbre económica: la economía holandesa ha estado en una recesión por más de un año, la tercera en un período de cinco años.
No obstante, el ritmo de contracción en Holanda se ha desacelerado. El PIB retrocedió 0,2% en el segundo trimestre, tras caer 0,4% en los tres meses hasta marzo. La agencia de planificación del gobierno, CPB, calcula que la economía se contraerá 1,25% en 2013 y volverá a crecer 0,5% el próximo año. En tanto, el desempleo cayó a 8,6% en agosto, desde 8,7% en julio, principalmente por una caída en el desempleo juvenil.
Los últimos anuncios de Rutte, hechos en septiembre, para controlar la situación de Holanda incluyen recortes de costos y aumentos de impuestos por 6.000 millones de euros (US$8.000 millones).
Ese monto se suma al paquete de 16.000 millones de euros que la coalición de Liberales y Laboristas aprobaron en noviembre del año pasado cuando llegaron al poder.
En el futuro, la nación también deberá hacer frente a las críticas por decididamente no cumplir el límite de 3% para el déficit fiscal, fijado por Bruselas. El ministro de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, que no recortará el déficit presupuestario en más de 6.000 millones de euros, ha defendido su postura "por no perseguir ciegamente el umbral del 3%".
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