CEO de Bupa en Chile: “Entre el 25% y 30% de las consultas en Chile van a ser online”

El máximo ejecutivo del grupo de salud en el país, Carlos Jaureguizar, asegura que la telemedicina es una realidad y que llegó para quedarse. Además, cuenta que desde que se implementó la videoconsulta en marzo hasta fines de agosto, pasaron de tener 15 citas al día, a más de mil diarias.


Un período complejo y altamente desafiante. Así define el gerente general de Bupa Chile, Carlos Jaureguizar, los últimos meses, con una pandemia nunca vista que obligó a todas las empresas ligadas al sector salud a acelerar la transformación tecnológica.

Según el máximo ejecutivo en el país de la compañía que controla Integramédica, una red de clínicas y la Isapre Cruz Blanca, en este período se ha visto la importancia de la colaboración entre actores de salud privados y públicos. “Bupa Chile ha puesto todos sus esfuerzos en aportar con todos sus recursos, tanto humanos como clínicos, para poder apoyar a las personas en este contexto de pandemia, a la vez que ha impulsado la innovación más que nunca, como una herramienta para que los usuarios puedan continuar con sus atenciones”, indica. “Lo positivo de Chile es que se ha podido prever el desarrollo de la pandemia a la luz de la experiencia que ha tenido Bupa en otros países, en particular en España. Esto nos ayudó a prepararnos de mejor manera”, asegura el ejecutivo.

¿Cuánto calculan que bajó la afluencia de público?

-La reducción de atenciones presenciales es una realidad, pero es un cambio que ha dado paso a una nueva forma de atención al paciente, y que ha impulsado iniciativas basadas en la telemedicina. A la luz de este contexto de pandemia y de lo que se ha vivido en los últimos meses, nuestras consultas médicas presenciales disminuyeron. Sin embargo, vemos que el auge de la tecnología y de las atenciones online evidencia un cambio de comportamiento del paciente, donde los usuarios están teniendo cada vez un rol más activo, más informados y exigentes en cuanto a la atención.

Desde que se implementó la videoconsulta en marzo, hasta finales de agosto hemos tenido un aumento significativo en este servicio; pasamos de 15 citas por videoconsulta al día a tener más de mil diarias. Con más de 260 médicos activos y 50 especialidades hemos realizado más de 57 mil videoconsultas. Las atenciones médicas más demandadas a través de esta vía corresponden a Medicina General, Dermatología y Broncopulmonar, las que representan el 50%.

¿Cuál es el perfil de los usuarios?

-El perfil del usuario es más moderno y activo, y lo que en un principio se pensó que sería sólo para jóvenes no fue así. De acuerdo a nuestras cifras, más de la mitad de las videoconsultas corresponden a personas de entre 21 y 40 años, siendo el 60% mujeres. Y los adultos mayores es un segmento que ha crecido rápidamente, alcanzando un 11% del total de atenciones en sólo un par de meses. Esto grafica un nuevo paradigma en salud, que incluye también una nueva relación entre el médico y el paciente, a la vez que rompe barreras geográficas importantes en un país como Chile, masificando el acceso a un especialista, por ejemplo.

¿Cuál ha sido el mayor desafío?

-Sin duda, el principal desafío ha sido poder adaptarse tan rápidamente a una forma de entregar atenciones de salud en Chile. El sector salud cambió rápidamente, permitiendo impulsar de manera inmediata transformaciones profundas que ya veníamos gestando.

También destaco lo ampliamente beneficioso que ha resultado el funcionamiento integrado de la red pública y privada de salud en el país. Es realmente impresionante ver cómo podemos trabajar todos unidos con un objetivo común y que se traduce en un impacto real para las personas y para Chile.

En este periodo de pandemia, de poco más de seis meses, hemos podido dar de alta a más de 1.060 pacientes hospitalizados por Covid-19 en la red de Clínicas Bupa a lo largo del país, aplicar más de 110 mil test PCR de detección Covid-19, realizar más de 57 mil video consultas en más de 50 especialidades médicas en la plataforma Bupa y 16 mil evaluaciones gratuitas de síntomas Covid-19 a través de Inteligencia Artificial. La crisis sanitaria fue un catalizador del cambio que ya se venía implementando en la industria.

¿Creen que lo ocurrido este año forzó de alguna manera toda una transformación digital?

-La crisis sanitaria ha puesto en la mesa el importante rol que tiene la tecnología en los desafíos que representa el área de la salud, y permitió acelerar un proceso de transformación digital en el que desde Bupa ya veníamos avanzando, y que hoy se puede apreciar en todos los niveles de la compañía. Respecto de la telemedicina, hicimos en tres meses lo que usualmente nos habría tomado 3 años.

En Bupa, estamos seguros de que la telemedicina llegó para quedarse y, a futuro, prevemos que entre el 25% y 30% de las consultas médicas totales de la red en Chile van a ser online.

Debemos profundizar la digitalización de la salud ya. Es urgente. En los momentos más duros de esta emergencia sanitaria las soluciones digitales han sido herramientas fundamentales. La digitalización acercará la atención a quienes lo necesitan y la videoconsulta ha sido una gran puerta de entrada. En Sanitas, hemos pasado de 300 atenciones online diarias a 5.000 en España y, en Chile, ha ocurrido lo mismo, con más de 55 mil videoconsultas a la fecha.

¿Cómo ha resultado ese cambio?

-Ha funcionado muy bien. Nuestros pacientes se han adaptado a esta nueva forma. Al comienzo, fue más lento, pero con el correr de los meses, la gente fue viendo el valor de esta nueva modalidad, que les permitía quedarse en casa y acudir a las clínicas o centros médicos cuando era realmente necesario. Además, percibimos que grupos como los adultos mayores se han visto muy beneficiados. Y, tal como ocurre en España, es algo que estará con nosotros por largo tiempo. Nosotros apostamos fuertemente por una atención de salud mixta que combine lo presencial con lo virtual para así entregar la mejor atención para cada persona, considerando sus necesidades particulares.

Como grupo internacional, estamos en más de 190 países, vemos que es necesario construir un sistema sanitario mucho más resiliente ante posibles rebrotes o ante nuevas emergencias sanitarias. Debemos profundizar el trabajo para que la salud pública y privada actúen como un solo sistema, sin apellidos. Y esta pandemia nos ha mostrado que sí es algo posible en Chile, que sí existe la voluntad y la capacidad sanitaria de los distintos establecimientos para operar en red y entregar la mejor atención posible a las personas en el menor plazo. Eso nos orgullece tremendamente y vamos a seguir avanzando por esa senda.

¿Qué otro cambio será recurrente?

-Además de la telemedicina, vemos que la tecnología en general se irá masificando cada vez más, lo que irá posibilitando nuevas realidades, que no teníamos en mente. Por ejemplo, en España, Bupa está impulsando el proyecto de Hospital Digital, que lleva la medicina más allá de las cuatro paredes de los centros. El programa de Salud Conectada permite monitorear el estado de personas sin necesidad de que se desplacen a un centro hospitalario, sino que, a través de una combinación de wearables o accesorios electrónicos, big data e Inteligencia Artificial. Así, los wearables son diferentes en función de las condiciones de cada persona y proporcionan información biométrica al profesional médico que está a cargo del monitoreo de cada paciente. Esto permite que se puedan tomar decisiones de manera preventiva, es decir, que el médico sea el que avise al paciente antes de que se pueda producir algún cambio en sus condiciones clínicas y que la persona llegue al hospital o clínica antes de un evento que conlleve riesgo para su salud. Todo esto supone un gran avance en materia de prevención y de monitoreo de pacientes sin que tengan que acudir al hospital a controlarse, sobre todo, para pacientes con enfermedades crónicas.

¿Cree que, hacia el futuro, con toda la transformación tecnológica en marcha, necesitarán menos infraestructura hospitalaria?

-Yo hablaría más bien de un cambio en la infraestructura hospitalaria, pues los centros asistenciales van a seguir existiendo, pero tal vez con un mayor foco en la resolución de urgencias, mientras que los controles y monitoreos permanentes se harán a distancia. Esto implica una reconfiguración de la relación médico-paciente que se ha ido adaptando. Por un lado, los pacientes llegan cada día más informados a sus citas virtuales, incluso algunos llegan con su propio diagnóstico y esto hace que la relación se establezca desde otro punto. Y el médico debe poder empatizar con sus pacientes a través de los medios digitales, un desafío no menor.

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