Chile, un caso de desarrollo frustrado ¿otra vez?

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25.10.2019 LA MARCHA MAS GRANDE DE CHILE 25 DE OCTUBRE FOTO: RUDY MUÑOZ / LA TERCERA

Aníbal Pinto conceptualizó en 1959 que Chile había dilapidado una oportunidad histórica para desarrollarse. Casi una década después, el país colapsaba institucionalmente.


Aníbal Pinto conceptualizó en 1959 que Chile había dilapidado una oportunidad histórica para desarrollarse. Casi una década después, el país colapsaba institucionalmente. Las últimas décadas presenciaron un crecimiento económico histórico solo comparable con el período dorado que llevó a Don Aníbal a pensar que habíamos desperdiciado una oportunidad de instalar a Chile en el estatus de país desarrollado.

Las comparaciones son siempre difíciles, pero en la coyuntura que vive Chile cabe reflexionar al respecto. En primer lugar, ¿es esta crisis un golpe que nos privará de llegar al desarrollo o es solo una situación temporal? Hay demasiada incertidumbre aún para responder esta interrogante, pero sí cabe decir que la forma en que se salga de esta crisis será determinante. Perder de vista la importancia del crecimiento económico puede resultar en un alejamiento del horizonte del desarrollo.

En segundo lugar, ¿existen semejanzas entre el período histórico que analizó Pinto y lo que enfrentamos actualmente? El Chile de fines de los 50 padecía de las consecuencias del golpe devastador del crack de 1929 y del colapso del salitre, ambos hechos que llevaron a un período de anarquía política y que posteriormente cambiaron el enfoque económico del país, desde un modelo "hacia afuera", vale decir, basado en la apertura comercial, a otro "hacia adentro", que buscó desarrollar la economía interna a través de la intervención del Estado.

En 2009 el mundo experimentó la gran crisis financiera internacional y el año 2011 marcó el fin del súper ciclo de los commodities, ambos fenómenos que disminuyeron los precios de nuestros productos de exportación. Si bien Chile está menos expuesto que en los años 30 no puede ignorarse que el mundo avanza hacia cambios importantes, en cuanto a menor apertura comercial y mayor nacionalismo. Junto a esto, en el convulsionado país que nos toca vivir, no son pocas las voces que reivindican la necesidad de cambiar el modelo económico para que no produzcamos solo productos primarios. He aquí una discusión muy relevante que puede marcar el destino del país en las próximas décadas y que merece analizarse con profundidad y sin eslóganes facilistas.

La reflexión final es que si bien este momento del país es decisivo en aspectos políticos y sociales, el marco y el enfoque económico debe tener una atención y discusión a la altura de lo que puede definir si lamentaremos o no un nuevo caso de desarrollo frustrado.

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