Diego Pereira: “El desafío más importante (de Chile) es concretar acuerdos transversales que eleven la productividad”

Diego Pereira, economista jefe del Cono Sur del banco de inversiones JP Morgan.

El economista jefe para el Cono Sur de JP Morgan pronostica que la economía chilena crecerá un 2% el próximo año y cree que el rechazo a la nueva Constitución en el plebiscito evidencia los problemas de la política nacional para llegar a consensos. “La fragmentación política y la dificultad de llegar a acuerdos transversales se pondrán a prueba de nuevo el año que viene, con el pacto fiscal y la reforma de pensiones”, proyecta el economista.


“No me animaría a sentenciar el final del intento reformista”, sostiene desde Estados Unidos el economista jefe del Cono Sur del banco de inversiones JP Morgan, Diego Pereira, al analizar las implicancias del resultado del reciente plebiscito en Chile sobre la nueva Constitución.

En entrevista con Pulso por vía escrita, el economista uruguayo también pronostica que la economía chilena crecerá un 2% el próximo año y que el Banco Central llevará la tasa de interés la 4,5% en 2024.

La reciente mantención de la tasa de interés en Estados Unidos por parte de la Reserva Federal (Fed) ha dado un respiro a los mercados. ¿Cómo avizora el comportamiento de la economía mundial durante 2024? ¿Será un aterrizaje suave?

-Quizás más importante que la decisión de mantener las tasas fue el mensaje de la Fed, dado que ya están analizando cuándo comenzar a reducir tasas. Ello llevó al mercado a descontar cortes ya en el primer trimestre del 2024. En nuestro escenario base vemos a la Fed cortando tasas, pero comenzando en junio. Esperamos 125 puntos básicos de recorte en el año. La combinación del cambio de postura de la Fed y la caída reciente en los precios de la energía refuerza el escenario de aterrizaje suave, donde se evita una recesión global. De hecho, le otorgamos una probabilidad del 50% a este escenario. Pero reconocemos escenarios de riesgo de probabilidad no menor. Por un lado, el ciclo agresivo de apretón monetario sincrónico global pudo ya generar efectos negativos sobre la actividad (15% de probabilidad). Por otro lado, tampoco podemos descartar aún escenarios en que la inflación se mantenga en niveles incómodos, impidiendo la relajación monetaria y llevando a un eventual escenario de recesión global en la segunda mitad del 2024, o primera del 2025 (35% de probabilidad).

¿Cuáles son los mayores riesgos hoy para la economía mundial? ¿Un endurecimiento de las guerras en Ucrania y Medio Oriente está dentro de esos riesgos?

-Los riesgos asociados a la geopolítica seguirán siendo de relevancia, en un entorno de “geo-fragmentación”. La relación Estados Unidos-China continuará generando tensiones, lo cual debe analizarse bajo el trasfondo de la relocalización de las cadenas de valor globales. Al respecto, no debemos olvidar que es año electoral en Estados Unidos. Finalmente, yo no descartaría riesgos asociados a fenómenos climáticos extremos, asociables a la intensidad del fenómeno de El Niño. En lo regional, me parece muy importante seguir la evolución política en Venezuela, así como la capacidad que tenga la administración Milei de llevar a cabo reformas económicas estructurales profundas del lado de la oferta.

¿Cómo podría influir la llegada de Milei y la “terapia de shock” que está aplicando en Argentina en la economía regional y en Chile?

-La administración Milei tiene dos desafíos monumentales. El primero, estabilizar la economía. Las medidas anunciadas van en ese sentido, sobre todo el ajuste fiscal draconiano propuesto por la administración. El segundo, revertir un proceso extendido de socavamiento de la productividad, de la remuneración al capital y trabajo, de la certidumbre necesaria para invertir. Esto asociado al crecimiento del Estado, y la muy pesada carga tributaria sobre el sector privado. Las reformas de primer y segundo orden serán claves para que el país pueda enmendar una deuda de décadas para con su gente: el mantener un proceso de crecimiento sostenible en el tiempo. De ser exitosas estas reformas, se convertirían en un faro para una región que ha mostrado tasas de crecimiento tendenciales a la baja en la última década, incluido Chile.

¿Hay un riesgo de que el populismo afecte en mayor medida las economías de América Latina en los próximos años?

-El populismo, entendido como medidas cortoplacistas asociadas a elevar el consumo por encima de sus niveles sostenibles, siempre es un riesgo latente en nuestra región. Ello, porque las necesidades de amplios sectores de la población resultan más urgentes que en otras regiones, dado niveles promedio de renta per cápita, alta desigualdad, bajos niveles relativos de capital humano, poca integración económica regional, y limitada participación en las cadenas globales de producción. A ello le sumaría la muy mejorable capacidad de gestión del sector público. Dado el limitado espacio fiscal pos-Covid, la región necesita en forma urgente elevar el crecimiento potencial vía reformas del lado de la oferta, donde incluyo reformas diseñadas para elevar el capital humano y su productividad.

Aterrizaje suave

Su última proyección de crecimiento para Chile es del 2% para el próximo año. ¿Cuáles son los fundamentos que apoyan esa expansión y cuáles son los riesgos que podrían deteriorarla?

-En Chile, el crecimiento sufrió debido a la necesaria corrección macroeconómica devenida del sobrecalentamiento de la demanda doméstica en 2021-22. Pero el ajuste importante de la demanda doméstica ya pasó. De hecho, en los 10 meses que van del 2023, la economía (excluyendo minería) se ha expandido casi un 1,5% en términos anualizados. Sí, debajo de su potencial, pero el crecimiento en lo que va del año ha sido positivo. Para el 2024 esperamos un crecimiento anual cercano al 2%, más próximo a su nivel potencial. Una postura menos restrictiva del Banco Central ayudará al crecimiento, junto con la política fiscal, donde se mantiene el déficit estructural. El escenario global de mayor probabilidad, el del aterrizaje suave, sería consistente con este escenario local.

¿Qué tan agresiva puede ser la rebaja de tasas que aplique el Banco Central el próximo año? ¿Volverá la inflación antes de lo previsto a niveles del 3%?

-A pesar de la sorpresa de noviembre, esperamos que la inflación siga desacelerando. Nuestra proyección es del 3,3% para finales del 2024. Sí subsisten algunos riesgos, como ser factores geopolíticos y potencial impacto sobre precios de materias primas. Por el otro lado, China parece estar exportando deflación, lo cual ayuda en el corto plazo a la desinflación de bienes. A mediano plazo, factores como el reshoring y nearshoring serían inflacionarios. En el caso del Banco Central de Chile, se espera que continúe con la reducción de las tasas de política. La tasa real, léase la tasa de política deflactada por las expectativas inflacionarias a 12 meses, sigue muy alta en relación al nivel actual de la inflación y las holguras. Un ciclo relativamente estable de corte de tasas sería lo óptimo, aunque los cambios recurrentes en el escenario global han forzado al directorio a variar el ritmo de reducción de la tasa. Esperamos que la tasa caiga hasta niveles del 4,5% a finales del 2024.

Constitución e incertidumbre

Chile por segunda vez rechazó una propuesta constitucional y se mantiene vigente la actual Constitución. ¿Cuál es su análisis sobre el efecto que tendrá este resultado y el fin del ciclo constituyente en términos políticos y económicos?

-Hay varias lecturas. Primero, se evidencia la dificultad que presenta la política chilena en llegar a acuerdos de mínimos. El fracaso reiterado del intento de concertar una nueva Constitución evidencia un problema preexistente. Hace muchos años que no se llega a grandes acuerdos, como por ejemplo la reforma de pensiones. La fragmentación política, y la dificultad de llegar a acuerdos transversales se pondrán a prueba de nuevo el año que viene, con el pacto fiscal y la reforma de pensiones. En segundo término, sin duda desde 2019 la incertidumbre política-institucional en Chile se ha mostrado muy por encima de lo que el país acostumbraba. La incertidumbre afecta negativamente a la inversión, ya sea vía retrasando los proyectos o elevando el retorno necesario para efectivizarla. El hecho que se cierren los intentos reformistas, entonces, debe ayudar a disminuir la incertidumbre, y por ello a elevar la inversión. Pero no me animaría a sentenciar el final del intento reformista (a la Constitución). A un amplio sector de la población le incomoda por el origen de la Constitución vigente, por lo cual a priori no es descartable que se vuelva a replantear en los próximos años. Creo que dependerá del grado en que se pueda avanzar con reformas estructurales.

¿Cómo serán en términos políticos y económicos los dos últimos años del gobierno de Gabriel Boric? ¿Será sólo un gobierno de administración y sin lograr aprobar sus reformas estructurales?

-El desafío más importante que se le presenta al país es concretar acuerdos transversales que eleven la productividad del capital humano y físico. Es decir, sentar las bases para revertir la caída del crecimiento potencial que ha sido la regla en laúltima década. Esto no sólo es responsabilidad del gobierno, sino también de la oposición, dado que converger a consensos y puntos comunes es una condición necesaria.

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