En los últimos cinco años Chile se transformó en un lugar atractivo para los inmigrantes. Si en 2006 la población extranjera era de 154.643 personas, lo que equivalía a 1% de la población, en 2015 los inmigrantes sumaron 465 mil, representando el 2,7% de los 17,5 millones de personas que habitan el país. En 2017, la cifra que reflejó el Censo se elevó considerablemente a las 746 mil y ahora, de acuerdo a la última estimación del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Departamento de Migraciones y Extranjería, en Chile habitan 1,5 millones de inmigrantes.

¿Cómo ha afectado el explosivo aumento de extranjeros al mercado laboral? y ¿Cuál ha sido el aporte al fisco? Estas dos preguntas aborda el estudio “Impacto de la población migrante en el mercado laboral y arcas fiscales entre 2010 y 2019” realizado por el Servicio Jesuita a Migrantes y la Fundación Avina. Todo esto en medio de la discusión de la nueva Ley de Migración y Extranjería que se encuentra en el Senado.

La investigación se pregunta sobre la capacidad que ha tenido nuestro país para recibir personas migrantes sin experimentar efectos negativos en términos del empleo, salarios y el gasto fiscal.

En términos laborales, el documento afirma que no hay evidencia que asocie una reducción del empleo y los salarios con la migración. Por el contrario, la llegada de población extranjera ha estado acompañada por un constante crecimiento de los salarios reales y una tasa de desempleo estable. “La evolución del desempleo desde 2010 hasta mediados de 2019 no entrega evidencia que vincule la llegada de personas extranjeras en esa década (cerca de un millón de personas en total) con un crecimiento del desempleo. La tasa de desocupación se mantuvo estable en torno a un 7%-8% durante el periodo”.

Sobre los salarios, el informe menciona que “tal como señala la Comisión Nacional de Productividad (CNP) en su informe del 2018, no hay evidencia de que los sueldos promedio hayan disminuido su crecimiento durante el período de llegada acelerada de migrantes al país a partir del 2015”. En este contexto, si bien se observa una especialización de los migrantes en ciertas ocupaciones de menor calificación, estos no han saturado dichos rubros, cuyos salarios reales promedio han aumentado durante el periodo a una tasa promedio del 2% anual, superior también a la tasa de crecimiento de la productividad.

Se observa, además, una gran tasa de trabajadores y trabajadoras migrantes sobrecalificados para las ocupaciones en donde se desempeñan. “Uno de cada cinco trabajadores migrantes está sobre calificado para su trabajo. Esto responde al proceso de asimilación económica que deben enfrentar los trabajadores migrantes debido a su falta de redes de contactos, la invalidez de sus títulos y las diferencias en el idioma”, se precisa.

Aporte fiscal

Otra arista que aborda el estudio es el aporte que la población migrante ha entregado al Fisco en los últimos años. De acuerdo a la investigación, el ingreso fiscal ha aumentado del orden de un 0,5% del PIB anual promedio entre el 2014 y el 2017. Esta contribución positiva se calcula utilizando estimaciones del ingreso directo que generan los migrantes a través del pago de impuestos directos y multas, como también del ingreso indirecto que producen al pagar el IVA y otros impuestos indirectos. Pero ese no es el único factor positivo, ya que el estudio afirma que “si se considera que la población migrante representa un 8% de la fuerza laboral, su contribución al PIB es del orden del 4%. Asumiendo una tributación media del 20% sobre el ingreso, aporta anualmente un 0,8% del PIB adicional al 0,5% promedio por concepto de aumento del PIB lo que aumenta su contribución fiscal neta es 1,3% anual, lo que equivale a US $4.000 millones”.

El texto precisa que para el cálculo se dejan fuera todas las externalidades positivas que producen los migrantes a lo largo del tiempo al aumentar el producto, y por ende la recaudación, al generar mayor crecimiento de la fuerza laboral y de la productividad del país con su capital humano. Por lo que esta contribución fiscal neta podría además estar subestimada.