Las claves del acuerdo que le da un respiro a Argentina

La reestructuración de una deuda de US$65.000 millones, tras negociaciones en las que se vio involucrada desde el Papa al FMI, permitirá al país encarar en mejor pie los desafíos de una economía en fuerte recesión.


Ocho meses de negociación tuvieron que transcurrir para que Argentina lograra cerrar un acuerdo, con el que reestructura una deuda de US$65.000 millones y pone fin al tercer default en un siglo y noveno en su historia. La tarea no fue fácil para el kirchnerista presidente Alberto Fernández, quien tuvo que usar toda su red de contactos para que el mercado le diera la cuota de confianza que se requería para finiquitar el asunto.

Por eso apenas hubo humo blanco, la madrugada del martes, la Casa Rosada se apresuró a emitir un comunicado donde se daba cuenta del pacto con los tres principales grupos de acreedores: Grupo Ad Hoc de titulares de bonos argentinos, Exchange Bondholder Group y Argentina Creditor Committee. “Las partes llegaron a un acuerdo en el día de la fecha que les permitirá a los miembros de los tres grupos de acreedores apoyar la propuesta de reestructuración de deuda de Argentina y otorgarle a la República un alivio de deuda significativo”, se lee en el documento.

La negociación

La llamada telefónica del recién pasado domingo, entre el ministro de Economía argentino, Martín Guzmán y la directora gerente de BlackRock, Jennifer O’Neil, habría sido el comienzo del fin de las negociaciones, según consigna Bloomberg. La firma se cuenta entre los grupos que firmaron y llamaba a dar con el punto medio entre bonistas y gobierno para poder cerrar el trato, lo que finalmente ocurrió.

Se trataría de una más de las cientos de tratativas que allanaron el terreno para que un país en recesión, con las perspectiva de una contracción de 9,9%, consiguiera el respaldo para la reestructuración de la deuda. A sabiendas de que sería un elemento clave para la economía del país, Fernández procuró cada detalle para facilitar la negociación, lo que incluyó las conversaciones con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y hasta el Papa Francisco, para definir quién llevaría el asunto en el gobierno, es decir, Guzmán.

Con las cartas sobre la mesa, la prensa transandina asegura que líderes europeos como el presidente de Francia, Emmanuel Macron; la canciller alemana, Angela Merkel; y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se cuentan entre quienes dialogaron con los acreedores, presionando por un acuerdo, que era relevante para la recuperación no sólo de Argentina sino que de buena parte de los mercados emergente, en miras de la fuga de capitales a la que conduciría un fracaso.

El pacto

Pero el respaldo internacional no evitó que, en relación a la propuesta inicial, la administración de Fernández tuviera que ceder y bastante. El país vecino se comprometió a pagar, a valor actual, a valor presente neto (VPN), 54,8%. Un punto intermedio entre los 56,3% que exigían los bonistas y la oferta más reciente del país de 53,3%, pero que está muy lejos de los 33% ofrecidos inicialmente por Guzmán.

Definida esta materia, el resto fue más fácil. Argentina prorrogó desde este martes 4 de agosto hasta el 24 del mismo mes el plazo para que el resto de los acreedores se adhiera al acuerdo. Además, para evitar que queden en el camino holdouts minoritarios, es decir acreedores que no firmen, se prometió a revisar las cláusulas legales del acuerdo.

De esta manera, el 28 de agosto el gobierno anunciará quienes formarán parte del acuerdo, que entrará en vigencia con el pago que se realizará el 4 de septiembre. Las siguientes fechas relevantes serán el 9 de enero y el 9 de julio, cuando se paguen los intereses de los nuevos bonos, fechas en las que también cedió argentina, que inicialmente apuntaba al 4 de marzo y 4 de septiembre.

Triunfo de Fernández

“Resolvimos una deuda imposible en la mayor crisis económica que se recuerde”, señaló este martes el presidente argentino, quien tenía motivos de sobra para celebrar el acuerdo.

“Se descomprime al fisco por 4 años y regularizas la situación de la deuda de Argentina, que podrá acceder a financiamiento nuevo y participar en los mercados, saliendo del default que siempre genera una condición de no elegibilidad”, detalla el director de la consultora DNI y académico de Instituto Tecnológico de Buenos Aires.

De esta manera, Fernández aprovechó el hito para reforzar la definición económica de su gobierno. “El país que queremos es uno donde el Estado se una al sector privado”, destacó en declaraciones emitidas desde la residencia presidencial, Casa Olivos. “Estamos cumpliendo con nuestra palabra de poner al país de pie y que la deuda no nos iba a impedir lograr un proceso de desarrollo para la producción y el trabajo”, subrayó.

Asuntos por resolver

Sin embargo, todavía es muy temprano para cantar victoria. “No creo que esto sea como dijo Alberto Fernández, que despeje el horizonte. Argentina va a tener que retomar los problemas estructurales que está enfrentando desde antes. El país no crece hace más de 10 años y eso no se le puede atribuir al tema de la deuda”, sostiene Guido Lorenzo, economista de la consultora ACM y académico de la Universidad de Buenos Aires.

Más allá de esas perspectivas que se deberán abordar en el largo plazo, el país enfrenta rápidamente un nuevo desafío. “Argentina no puede pagarle al FMI en las condiciones establecidas”, señaló este martes Guzmán en conferencia de prensa, adelantando la nueva negociación en la que se embarca.

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