Clases on line en los colegios más caros de Chile y la queja de los apoderados: “Hay que correr”;“No bajaron la mensualidad”; “Han sido lentos”

Foto: Reuters

Estudio de Criteria muestra una radiografía a los apoderados de colegios ABC1 durante la pandemia, y revela mucha disconformidad con el desempeño de las instituciones y falta de apoyo. ¿Algo positivo? La valoración del trabajo docente.


Este año el inicio del año escolar abruptamente se interrumpió por la pandemia por coronavirus. Se suponía, en un comienzo, que sería algo temporal. Sin embargo, la suspensión de clases se volvió permanente.

Nada fue cómo se esperaba. Hasta las vacaciones de invierno se adelantaron para dar a los colegios espacio para planificar la emergencia. El descanso fue en abril.

Luego debutaron las clases por Zoom. Era la nueva realidad de colegio on line. Con ella se reveló la desigualdad. No todos los colegios podían sumarse. Ni todos los estudiantes disponían de dispositivos para hacerlo. Las quejas de apoderados no se hicieron esperar: en gran medida la responsabilidad educativa se enfocó en ellos.

¿Estuvieron los colegios privados en mejor situación que el resto? Al parecer no. Un estudio de Criteria, de entrevistas en profundidad a apoderados de colegios privados de la zona oriente de Santiago con hijos desde 1ero básico a 4to medio realizado entre el 22 y el 30 de septiembre de 2020, revela que la insatisfacción en ese grupo ha sido permanente.

Según los entrevistados, los colegios no lograron empatizar con las distintas realidades de las familias que componen la comunidad escolar. La respuesta, dicen, fue un colegio reactivo a las demandas de los padres, “incapaz de adaptarse con la urgencia que exige las circunstancia y depositando en los padres el rol de ejercer como profesores”, detalla el estudio.

El debut de las clases on line fue la realidad a la que se enfrentaron los colegios este año. Foto: Reuters.

Beatriz Hirata, antropóloga de Criteria a cargo de la investigación, señala que buscaban conocer cómo fue la adaptación en los colegios que tuvieron más condiciones para lidiar con los cambios de la emergencia. Colegios referentes, dice, y en los que se esperaría una adaptación más rápida y efectiva.

Parte de un estudio que luego abordará, explica Hirata, a colegios públicos, “pero en esta primera etapa, era para ver un territorio donde pudiesen darse mejores condiciones y ver cómo lidiaron ante la emergencia”.

Los resultados, Hirata admite, los sorprendieron: “Son todos los colegios más caros de Chile y cada uno con pedagogías distintas, pero nos llamó la atención el grado de insatisfacción de los padres, pese a que ya son muchos meses en esta situación”.

El ánimo en padres y madres que detectaron fue de estrés. Algo que otros estudios, como los de teletrabajo ya habían encontrado. “Se trata de un cúmulo de cansancio en distintos ámbitos”, reconoce la antropóloga.

Carga desiquilibrada

La relación con el colegio fue el gran tema que se reveló en las conversaciones. Una relación más bien insatisfactoria. Los apoderados admiten que ha sido un peso muy grande para ellos.

En eso han notado, aseguran, una permanente falta de empatía por parte de los establecimientos. “Si bien reconocen que los colegios hicieron lo que tuvieron que hacer, dicen que no hubo seguimiento ni consultaron sobre situaciones individuales”, inidc Hirata.

Hicieron encuestas masivas a los apoderados. Pero no consideraron que hay padres separados, hijos con dificultades, que están los papás que tiene muchos hijos de corta edad, entre otras, “son muchas realidades que las encuestas no lograron plasmar”, asegura la investigadora.

La percepción de los entrevistados es que los colegios dejaron mayoritariamente la responsabilidad de aprendizaje en manos de los padres y madres.

“Es un colegio que se quedó atrás, fueron poco proactivos y cargaron todo a los papás. Estaban más preocupados de la plata que de lo académico”, indica en el estudio una madre de alumno en enseñanza media.

Situación en la que coincide otra una mamá con un hijo entre 1° a 4° básico: “Nunca preguntaron si uno tenía un computador, una impresora. Nunca han dicho si no tienen les podemos prestar. El colegio no te da instrumentos físicos para mejorar el aprendizaje ni capacitaciones. Y tampoco es que te bajen la mensualidad”.

“Yo siento que han estado un poco lentos, aprendiendo sobre la marcha. No están a la vanguardia en planes de acción y están al alero del Minsal, ellos están por debajo", agrega otra mujer consultada con un hijo de 1° a 4° medio.

La percepción de los entrevistados es que los colegios dejaron mayoritariamente la responsabilidad de aprendizaje en manos de los padres y madres, dice el estudio.

En los testimonios padres y madres señalan que las instituciones les indicaron que la nueva modalidad sería un “trabajo colaborativo”. Pero con el tiempo se dieron cuenta que fue una carga desequilibrada. “El principal dolor de los entrevistados es que los colegios cargaron a los padres la mayor parte de la responsabilidad del desarrollo de actividades”, indica el estudio.

“Al principio eran muchas tareas, muchos trabajos. Yo tuve que asumir el rol de profesora, de enseñarles las materias. El primer trimestre fue muy agotador, me pasaba horas haciendo maquetas, exposiciones, proyectos, explicando divisiones, haciendo distintas tareas”, señala una apoderada de alumno de 5° a 8° básico.

“Yo trabajo en las noches o el fin de semana y si tengo espacio en otro minuto trabajo. Pero yo estoy todo el día sentada con alguno de los dos, con un listado gigante de pendientes de la casa, del emprendimiento... entonces es pura frustración. Entonces empiezo a trabajar a las 20.00 porque me cunde más y estoy menos enrabiada. Entonces eso me ha ayudado mentalmente, pero yo lo puedo hacer. Si estuviera contratada y con reuniones no podría”, comenta una madre de alumno de 1° a 4° básico.

Profesoras y profesores comprometidos

También se reconoce y valora el esfuerzo personal de las y los profesores. Admiten que los docentes han sido de mucha ayuda. Y que lo hacen sin contar con un respaldo institucional en motivar, apoyar y contener las demandas tanto de los alumnos como de los apoderados.

“La ayuda del colegio depende de la buena voluntad del profesor. Aquí no hay una institucionalidad detrás. La profesora me dijo yo la voy a ayudar y me voy a juntar con ella. Esto fue una decisión de la profesora, no una política del colegio”, cuenta una madre de alumno de 1° a 4° básico.

Yo veo que los profes se han sacado la cresta, veo su esfuerzo. Que la cámara prendida, que contenidos entretenidos, didácticos. Es evidente que han tenido que transformarse para esta modalidad online. No estaban preparados y yo veo que mis hijos han enganchado. Yo agradezco harto y me he reconciliado con el colegio debido a la actitud de los profesores”, asegura por su parte un apoderado de alumno (Mujer, 1° a 4° medio).

El reconocimiento al desempeño docente es transversal, así lo indica otro apoderado de 5° a 8° básico: “Los profesores se han sacado la mugre, les ha tocado muy duro, mucha carga de pega. Los profesores terminan de trabajar a las 11 de la noche. Tienen que repetir las clases 2, 3, 4 veces porque hacen grupos más chicos para las clases... Además de preparar material, las evaluaciones, revisiones... Más lo difícil que es aprender la nueva tecnología, adaptarse a estas nuevas formas, mantener a los niños concentrados y motivados”.

Quejas con la mensualidad

En las conversaciones recogidas en el estudio los apoderados reconocieron además que al buscar apoyo en los colegios la respuesta fue lenta. “Los colegios no tenían protocolos y los papás sienten que se le pidió responsabilidad, pero solo a ellos. Cuando solicitaron apoyo al colegio sentían que no había respuesta, sentían que el colegio no estaba preparado para apoyarlos en casos específicos”, indica Hirata.

Y uno de los principales aspectos en que se solicitó apoyo, fue en la disminución de la mensualidad. “No han sido transparentes, dicen que no pueden bajar la mensualidad, dijeron que tienen tales gastos, pero tampoco explican muy bien en qué son los gastos y el nivel de ingreso mensual que entregan los alumnos es muy alto. Aunque les pagues millones a los funcionarios sigue sobrando plata”, señala en ese aspecto una madre de alumno de 1° a 4° básico.

Se generó la demanda por transparentar los ingresos y gastos. Las instalaciones no se están ocupando, indicaban los apoderados: “En lo que se han demorado en bajar las mensualidades, si obviamente se gasta mucho menos en infraestructura. Que te bajen 20 lucas es super poco” (Mujer, 1° a 4° básico).

Año perdido

A nivel general existe la percepción de que “se perdió el año”, dice la antropóloga. Lo que genera mucho nerviosismo en padres y madres al pensar en cómo será el 2021. “El temor es que el próximo año también se pierda, no hay claridad de los colegios ante lo que ha sido este año y tampoco han dicho cómo será el siguiente, y esa es una incertidumbre más junto a todas las que viven las familias ahora”, indica.

“En resiliencia y autovalencia parecen de 15 años, pero en términos académicos el aprendizaje es nulo. En términos académicos es un año perdido. Para la más chica fue incluso un retroceso, la tuve que meter de nuevo a fonoaudiólogo”, señala en ese sentido un apoderado de alumno de1° a 4° básico.

Las salas de clases de las universidades han cerrado durante la pandemia. Ello ha afectado los programas de magíster y doctorado, dentro y fuera de Chile. Por ello, los becarios piden extender las becas por 10 meses.
A nivel general existe la percepción de que “se perdió el año”, dice el estudio.

“Este fue un año paréntesis, no se aprendió mucho, pero aprendieron otras cosas, como estar encerrados, frustrados, a comunicarse de otras formas. Fue un crecimiento distinto”, indica una madre de alumno de 1° a 4° medio.

Los apoderados en las conversaciones reconocer del privilegio de poder enviar a sus hijos al colegio. Lo que dejaría aún más en evidencia la brecha educacional entre colegios particulares y municipales, “principalmente por las condiciones de infraestructura del colegio, pero también por la posición de privilegio de los alumnos (comunas de residencia, uso de vehículos particulares, etc.) que aportan a reducir la posibilidad de contagio”, dice el estudio.

“Yo no puedo quejarme de lo que les ha tocado a mis niños, desde este lado somos afortunados, pero hay que hacerse cargo de todos los colegios en riesgo social que los niños no pueden acceder a la educación porque no cuentan con los medios. Para segmentos más vulnerables yo creo que ha faltado mucho apoyo”, indica una mujer con hijo entre 5° a 8° básico.

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