Revista Que Pasa

La historia oculta de la Disputada

Desde 1978, cuando Exxon compró al Estado el yacimiento, la Disputada ha hecho gala de su nombre. La inesperada entrada de Anglo American a su propiedad,  la frustrada compra de Codelco en 2002 y las audaces jugadas de Enami para maximizar comercialmente su opción, son algunos episodios desconocidos de la trama.

La batalla legal en que están enfrascadas Codelco y Anglo American, desde que el 9 de noviembre la empresa basada en Londres informó la venta del 24,5% de sus acciones en Anglo Sur (ex Disputada) a Mitsubishi -truncando así la intención de la estatal chilena de ejercer su derecho de compra del 49%  de la compañía en enero del 2012- es sólo el último capítulo de una larga historia de encuentros y desencuentros entre ambas empresas.

Si bien esta historia comenzó a tejerse en el 2002, hay antecedentes que se remontan a enero de 1978, cuando Enami selló la venta a Exxon del  total de las acciones que tenía en la Compañía Minera Disputada de Las Condes S.A., correspondientes al 86,58% de la empresa. Como se trataba de un contrato de privatización de una empresa estatal, el documento de compraventa firmado por ambas compañías estableció varias cláusulas.

Entre otras, el documento estipuló que la compañía norteamericana debía otorgar a Enami, u otra entidad que pertenezca en su totalidad al Estado de Chile, el derecho a comprar acciones de Disputada hasta por un número máximo del 49% de la totalidad de ellas, al momento de realizar la transacción.

Las versiones esgrimidas para acordar esta cláusula difieren. Hay quienes señalan que al tratarse de la primera privatización de un activo minero, el gobierno de la época tuvo la sabiduría de resguardar su opción de recomprar un bien estratégico para el país, como son sus recursos naturales. Hay otros que aducen que la disposición fue la moneda de cambio que exigió la Junta Militar para aprobar la venta, pues a los militares nunca les gustó la idea de privatizar la minería nacional.

Una tercera versión apunta a una exigencia realizada por la propia Exxon: "La venta se realizó en 1978, pocos años después de la nacionalización de la minería chilena, un proceso muy traumático para los inversionistas extranjeros en general. Cuando Exxon decidió comprar, quiso que el Estado chileno le diera ciertas garantías de que no iban a expropiarle posteriormente. Como las autoridades no podían comprometerse a priori a eso, la norteamericana pidió que el Estado accediera por escrito a que en el futuro sólo podría aspirar al 49% de la compañía y a un precio convenido legalmente", recuerda un abogado que conoció las negociaciones de la época.

El negocio que no pudo cerrar Codelco

Exxon pagó a Enami cerca de US$ 90 millones por la Disputada y mientras estuvo a su cabeza jamás pagó impuesto a la renta por sus operaciones. La norteamericana se defendía diciendo que la empresa tenía pérdidas acumuladas desde que asumió su control por inversiones estimadas en US$ 1.800 millones. Este difícil escenario, junto a su decisión de salir de todos sus negocios mineros en el mundo en 2002, se tradujo en que ese año comenzara un proceso de licitación privada de la Disputada, en el que participaron varias mineras, incluida Codelco.

Codelco ofertó US$ 940 millones y Exxon contraofertó por US$ 1.200 millones. Juan Villarzú convenció a Nicolás Eyzaguirre para aumentar el monto inicial. A fines de septiembre del 2002, el negocio se cerró de palabra. Los problemas comenzaron días después: Anglo American había negociado directamente con la matriz de Exxon.

Según un alto ejecutivo de la minera estatal de la época, decidieron participar en la licitación luego de un largo análisis que concluyó que el negocio, pese a las pérdidas exhibidas hasta entonces, era rentable: podían conseguir importantes sinergias entre el yacimiento Los Bronces -propiedad de Disputada- y Andina -bajo su control-, pues comparten la misma veta.

Las conversaciones entre ambas compañías, según el mismo personero, avanzaron por buen carril, tanto que Exxon resolvió hacer una negociación "uno a uno" con Codelco. La estatal ofertó US$ 940 millones y la norteamericana contraofertó por US$ 1.200 millones. Fue ahí cuando Juan Villarzú, presidente de la empresa chilena en esa época, se reunió con el entonces ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, para que éste autorizara aumentar los dineros para efectuar la compra. No fue fácil convencerlo, pero Eyzaguirre accedió a aumentar la oferta original.

A fines de septiembre del 2002, según ratifica la misma persona, el negocio se cerró de palabra entre los máximos ejecutivos de Codelco y Exxon, sin embargo, no se anunció públicamente. Pero los problemas comenzaron pocos días después: Juan Villarzú recibió un llamado de Joe McMillan, uno de los máximos representantes de Exxon, para decirle que Anglo American había negociado directamente con la matriz estadounidense de la compañía, ofreciendo US$ 1.300 millones por sus activos en el país. Villarzú comunicó el hecho a Eyzaguirre, quien decidió mantener firme la oferta nacional en US$ 1.200 millones.

Luego de este traspié, Codelco simplemente informó que salía del proceso sin dar mayores explicaciones. Pero cercanos a Villarzú aseguran que el ejecutivo interpretó la movida de Anglo American como una actitud agresiva y poco transparente, ya que entró a un negocio por la puerta de atrás.

Personeros ligados a la compañía de capitales sudafricanos e ingleses desdramatizan esta versión. "La idea original de Anglo American no era comprar directamente la Disputada, sino que sus socias en el exterior. Por otro lado, el proceso fue bastante abierto en Chile y contrataron abogados nacionales (el estudio Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz) en febrero del 2002, nueve mese antes de sellar completamente el negocio".

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