Microplásticos en proteínas como la carne de vacuno, el pollo y el tofu: las preocupantes conclusiones de un nuevo estudio

Microplásticos en proteínas como la carne de vacuno, el pollo y el tofu: las preocupantes conclusiones de un nuevo estudio. Foto: referencial.

Los autores del análisis también pudieron ver que los productos altamente procesados tenían más de estos elementos por gramo.


Fue hace apenas unas semanas cuando una investigación del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia presentó el hallazgo de cientos de miles de pequeños trozos de plástico en el agua embotellada.

Y ahora, una conclusión similar tuvo un nuevo estudio realizado por especialistas de la organización sin ánimo de lucro Ocean Conservancy, en colaboración con expertos de la Universidad de Toronto.

Tras analizar muestras de 16 tipos de proteínas tanto animales como vegetales y con distintos grados de procesamiento, descubrieron que cerca del 90% tenía microplásticos.

Entre ellas se encontraron algunas como el cerdo, el pollo, el vacuno, el tofu y distintos pescados.

Junto con ello, los autores vieron que los productos altamente procesados —como por ejemplo, los nuggets de pollo— eran los que tenían mayor cantidad de estos elementos por gramo.

El análisis fue realizado en Estados Unidos y los resultados fueron publicados en la revista Environmental Pollution a mediados de febrero.

Microplásticos en proteínas como la carne de vacuno, el pollo y el tofu: las preocupantes conclusiones de un nuevo estudio. Foto: referencial.

Qué dijeron los investigadores

Uno de los autores del reciente trabajo, el científico George Leonard de Ocean Conservancy, dijo en declaraciones rescatadas por La Vanguardia que casi la mitad de los microplásticos encontrados fueron identificados como fibras, mientras que un tercio como fragmentos de plástico.

En sus palabras, “no hay modo de esconderse de los plásticos presentes en los alimentos”.

Según detallan en el documento, los hallazgos se traducen en que los adultos estadounidenses consumen más de 11.000 piezas al año.

Pese a que estos resultados entregan información que es de utilidad, los autores manifestaron que todavía “se necesitan más estudios para abordar las brechas críticas que limitan nuestra comprensión actual de la toxicidad de los microplásticos”.

Bajo esta línea, sugirieron: “Se debería analizar una mayor variedad de productos, obtenidos tanto dentro como fuera de los Estados Unidos, para distinguir mejor cómo la contaminación puede variar a nivel mundial y comprender sus factores”.

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